El Deportivo Alavés, en apenas tres semanas, ya cuenta con un catálogo de males que comienzan a repetirse con excesiva frecuencia. Es evidente que el equipo se encuentra en una fase de ensamblaje y que la falta de varias piezas dificulta el acoplamiento y obtener un rendimiento óptimo, pero no menos cierto es que tanto valen los puntos que se suman ahora como los que se ponen en juego en el tramo final del curso. Y para un equipo que aspira a no pasar problemas para salvarse, lo mejor sería aprovechar la fase inicial de la temporada para ganar confianza y asentarse. Eso solo lo dan los puntos y los dos actuales no son colchón suficiente. Se aprecia una mejoría constante en el rendimiento del equipo, pero al mismo tiempo sigue adoleciendo de factores fundamentales. El más sangrante es su problema para defender las jugadas a balón parado, ya que ayer repitió un fallo de la magnitud del cometido ante el Las Palmas. Y, al mismo tiempo, su presencia en zonas de peligro, sobre todo por parte de los hombres de vanguardia, resultó escasa.
En este sentido, el gol lo marcó un central como Pepe Mora y la mejor ocasión estuvo en las botas del lateral derecho, Óscar Rubio. Viguera y Guzmán pusieron chispas de calidad y algún remate lejano y Vélez mucho trabajo y buenas cabalgadas al final, pero todo el bagaje de los atacantes alavesistas se resume en muy poco espacio. La falta de un ariete de referencia dentro del área supone un lastre, ya que Vélez es muy activo pero le cuesta actuar como ariete. En Girona las ocasiones fueron escasas y aunque se incrementaron ante el Las Palmas del dominio no se correspondió con las oportunidades. Ayer, de nuevo, los remates fueron muy puntuales, aunque en el lado positivo hay que poner un nuevo tanto como consecuencia de una acción a balón parado, donde el equipo llevó peligro.
Precisamente, la defensa de las jugadas de estrategia volvió a causar un quebradero de cabeza grave a los alavesistas. La zaga estuvo constantemente en jaque por muchas pérdidas en el centro del campo, pero al Córdoba le costó alcanzar el área con peligro hasta que marcó en un saque de esquina de nuevo muy mal defendido y en el que Bouzón remató solo entrando desde atrás en el primer palo.
Ya redundó Natxo González el viernes en la importancia que tiene manejar bien este tipo de acciones, pero de nuevo apareció un fallo colosal que determinó un cambio en el devenir de un partido que bien pudo haber acabado de cualquier otra manera. Y es que, por hablar en positivo, la zaga alavesista ha ido creciendo con el correr de los partidos y comienza a mostrar la solidez que de ella se espera.