Vitoria. Tras cuatro años de ausencia, el Deportivo Alavés regresa a una categoría que en bastante poco se parece a la que abandonó para hundirse en el pozo de la división de bronce. Pocos de los equipos con los que el cuadro albiazul coincidió en la nefasta temporada 2008-09 siguen militando en una competición ahora rebautizada como Liga Adelante y que cuenta con un sistema de competición novedoso que ha convertido la Segunda División en un torneo tremendamente abierto en el que su extremada longitud suele deparar muchas sorpresas y en la que tan pronto se puede estar peleando por evitar el descenso como por optar al ascenso. Por si fuera poco, esta temporada se han reunido en la categoría muchos clubes históricos, con amplia experiencia en Primera y también gloriosas participaciones en las competiciones europeas, que le otorgan un significativo pedigrí a la segunda competición del balompié hispano.
La implantación de un play off de ascenso para determinar el tercer billete a Primera ha propiciado que muchos más equipos alcancen con opciones las jornadas finales. Los dos primeros suben directamente y los cuatro últimos descienden automáticamente, pero el hecho de que los clasificados entre la tercera y la sexta posición se clasifiquen para unas eliminatorias que sirven para dirimir el último ascenso propicia que las distancias entre unos y otros objetivos se acorten de manera considerable. Más aún teniendo en cuenta la presencia de dos filiales como Barcelona B y Castilla, que no pueden ascender y cuyas plazas en la pelea por el play off corren a la siguiente posición.
Esa igualdad viene amparada, además, por el auténtico maratón de una competición que abarca 42 jornadas. Hundimientos, resurgimientos, caídas en picado y ascensos inesperados pueden producirse sin solución de continuidad. La clave, como siempre, es la regularidad, pero en una temporada tan larga es realmente complicado no atravesar por algún bache serio. Así, no es difícil que se produzcan resultados que pueden ser sorprendentes si se echa un vistazo a la clasificación pero que no lo son tanto teniendo en cuenta las muchas vicisitudes que se pueden suceder a lo largo de diez meses de curso.
La temporada 2013-14 en Segunda viene marcada por la presencia de muchos clubes con un pasado más o menos reciente exitoso que ahora se ven obligados a competir en una categoría extremadamente complicada. Para unos el regreso a la misma es un premio, como los casos del propio Alavés o del Tenerife, recién escapados del pozo de Segunda B, pero para otros supone un importante paso atrás que incluso pone en riesgo su supervivencia, casos de los recién descendidos Deportivo, Mallorca y Zaragoza.
Estos clubes le dan caché a la competición y parten como favoritos en la carrera por el ascenso, pero no lo tendrán sencillo ante otros oponentes que cuentan con buenos recursos para afrontar ese reto de jugar en Primera. Puede ser el caso de los Las Palmas, Sporting o Recreativo, aunque en Segunda tener dinero no está asociado con el éxito seguro.
Y es que, por motivos económicos para la mayoría de los competidores de la Liga Adelante el objetivo prioritario es la permanencia. En la línea de salida, el furgón de los modestos es el más importante. En él se encuentra el propio Glorioso, ya que la meta de este equipo es asegurarse la continuidad en Segunda. Algunos se mantendrán en esa batalla desde la primera jornada hasta la última, pero los ejemplos recientes -los últimos, Girona y Alcorcón- demuestran que siempre hay conjuntos que cuentan con pocos recursos pero que están muy bien estructurados que se acaban metiendo en un banquete para el que no estaban invitados. La Segunda es así.