Vitoria. Durante los últimos años, el epílogo del mes de julio ha sido sinónimo de nerviosismo en el mundo del fútbol. Este curso, sin embargo, parecía que la situación estaba más tranquila pero ayer, día 30, este espejismo saltó por los aires en mil pedazos sembrando de inquietud el presente de tres combinados. Porque los diferentes problemas económicos de Mirandés, Alcorcón y Deportivo de La Coruña han convulsionado la Segunda División en la que militará el Alavés y les han situado al borde del precipicio del descenso. O, para ser más precisos, con pie y medio fuera del límite.
El caso más inesperado probablemente es el de la escuadra burgalesa, que hasta hace apenas unas horas parecía tener la situación completamente controlada. Con el balance económico al día y sin deudas contraídas, el motivo de su casi seguro descenso a la Segunda B no es otro que la conversión en sociedad anónima a la que están obligados todos los clubes que militan dentro del fútbol profesional. Tras un primer año de moratoria, la reglamentación le obligaba a cerrar con éxito este proceso antes de las doce de la noche de ayer.
Tras una primera fase abierta al público en general, quedaban pendientes de cubrir 1,3 millones de euros que, a priori, iban a ser aportados por el empresario local Vicente España tras alcanzar un acuerdo con inversores extranjeros. Sin embargo, a la hora de la verdad, ese dinero no ha aparecido por ningún lado. El presidente de la Liga de Fútbol Profesional, Javier Tebas, destapó la liebre al anunciar que los responsables del Mirandés le habían comunicado "que no han podido cubrir la ampliación y que el año que viene no podrán estar casi seguro en la Liga Adelante".
A partir de ese instante, se sucedieron los movimientos en cadena. La entidad mirandilla convocó una rueda de prensa a las siete de la tarde en la que, en principio, iba a anunciar que solicitaba una moratoria para llevar a cabo la ampliación. El motivo eran las explicaciones ofrecidas por España. El empresario justificó la ausencia del dinero porque, al haber sido enviado junto a otra suma bastante más importante destinada a un proyecto empresarial, está retenido por la administración pública en virtud del protocolo de blanqueo de capitales y prevención de terrorismo estipulado en la normativa que rige las transferencias internacionales de sumas importantes. Sin embargo definitivamente la comparecencia pública fue suspendida y, en privado, la directiva que encabeza Félix Revuelta asumía ya que "al 90%" el Mirandés militará el próximo curso en la categoría de bronce. La sentencia definitiva llegará con casi total seguridad hoy y será el momento de saber también qué va a suceder con un proyecto deportivo confeccionado para la Segunda División -en la mañana de ayer de hecho el club presentó al portero chileno cedido por el Colo Colo Francisco Prieto.
También la conversión en sociedad anónima es el quebradero de cabeza del Alcorcón. El cuadro madrileño adquirió el compromiso con la LFP de completar una ampliación de capital hasta alcanzar la cifra de los cuatro millones de euros pero no ha sido capaz de llevarla a cabo. Teniendo en cuenta la nueva política de tolerancia cero que está implantando la Liga de la mano de su nuevo presidente Javier Tebas, esta irregularidad podría dar lugar al descenso administrativo. Una situación que ya ha vivido en sus propia carnes semanas atrás el Guadalajara.
De hecho la asamblea general de LFP celebrada ayer ratificó la pérdida de categoría del club alcarreño por irregularidades en su proceso de conversión en sociedad anónima. Por un estrechísimo margen, además, el pleno de la patronal decidió que esa plaza pase a manos del Murcia en lugar de quedar vacante para reducir el número de participantes en Segunda División. En cualquier caso, el Guadalajara ha recurrido a la Justicia ordinaria reclamando la suspensión cautelar de la sanción, por lo que el asunto todavía podría sufrir un nuevo vuelco.
en concurso Por último, la situación más enrevesada y también más mediática es la que vive el Deportivo de La Coruña. En su caso, la espada de Damocles que pende sobre su cabeza son las denuncias por impagos que han presentado sus jugadores. La reglamentación establece que si una entidad no satisface las cantidades que adeuda antes de las doce de la noche del 31 de julio -o en su defecto llega a un acuerdo con los acreedores para que retiren las denuncias- automáticamente desciende. Metido de lleno en un proceso concursal y con un agujero superior a los 150 millones, el Dépor se encuentra en un laberinto legal de difícil salida. Por un lado los administradores le impiden pagar el cien por cien de lo adeudado a sus futbolistas y, por otro, estos no están dispuestos a renunciar a su sueldo.
Los primeros presentaron ayer un plan de viabilidad que, bajo su punto de vista, garantiza la supervivencia del club pero no todos comparten este punto de visto. Por si fuera poco, el juez que lleva el caso advirtió ayer a la LFP de que sería ilegal decretar el descenso del club por este motivo. En definitiva, un galimatías al que hoy deberán poner solución entre todos.
Lo que parece claro, en cualquier caso, es que esta vez alguien va a pagar los platos rotos por otros durante muchos años. Una situación que abre nuevas interrogantes. ¿Qué se hará con esas posibles plazas liberadas? Por si acaso, el Racing de Santander -primer equipo que descendió deportivamente por detrás del Murcia- ya se postula para mantener su sitio en Segunda, aunque su gravísima situación económica tampoco invita demasiado al optimismo. Otra posibilidad sería dejarlas vacantes y reducir el exagerado número de 22 participantes en Segunda. El siempre impredecible Javier Tebas tiene la palabra.