Vitoria. Fernando Macedo iba para estrella. Aparecía en el horizonte como una de las grandes esperas del barcelonismo. Pero en algún punto del camino su carrera sufrió un viraje repentino y acabó cambiando el caviar por el bocadillo de mortadela. Nano, moldeado en la factoría de La Masía, donde coincidió con jugadores como Xavi Hernández, Pepe Reina, Gabri o el exalbiazul Mario Rosas, se convertirá en las próximas horas en nuevo jugador del Deportivo Alavés. Javier Zubillaga, que se toma con calma como el buen artesano la confección de la plantilla con la que el Glorioso afronta el retorno a la categoría de plata, ha reclutado a un futbolista sobrado de calidad pero huérfano de fortuna para reforzar un colectivo que poco a poco va cogiendo forma. Una bonita forma.
Fue el propio jugador el que desveló el acuerdo al que sólo le falta la rúbrica sobre el papel. Al término del entrenamiento matinal de Osasuna en las instalaciones de Tajonar, Nano hizo pública su marcha del equipo rojillo y su desembarco en Vitoria. "Falta firmar, pero está todo acordado", manifestó el futbolista gallego, que tiene apalabrado un acuerdo por dos temporadas en las que tratará de quitarse el mal sabor de boca con el que abandona Osasuna, club que le permitió regresar a la élite de Primera pero en el que ha protagonizado una campaña un tanto irregular.
"Yo sí me veía con sitio. El problema es que el entrenador no me veía con sitio. Al final, es una decisión suya. Ya me dijeron cuando acabó la temporada que no iban a contar conmigo mucho y si podía tener una salida mejor", reconoció Nano, que vuelve a bajar un escalón con la idea de volver a subirlo, quién sabe si aupado a los lomos de un Alavés que se hace con los servicios de un jugador que prometía más de lo que ha dado pero que parece sobrado de talento para un recién ascendido a Segunda.
El jugador gallego, quien a pesar de haber nacido futbolísticamente como extremo ha actuado estas últimas temporadas más como lateral, se ha decantado por la oferta del Alavés, pero tenía otras sobre la mesa. El Numancia, club en el que militó entre 2009 y 2012, había vuelto a reclamar sus servicios. Sin embargo, el proyecto del Alavés ha acabado por conquistar a un futbolista que antes de ejercer como jornalero en Soria, Ferrol o Cádiz, acumuló una notable experiencia en Primera.
Fue Louis Van Gaal quien rescató de la cantera al espigado jugador coruñés, que cumplió 31 años el 20 de abril, fecha señalada, ligada a los tiempos mejores que volaron por el tema de los Celtas Cortos. Corría el verano de 1999 cuando el cuadriculado técnico holandés lo incluyó entre los citados para realizar la pretemporada con la primera plantilla del Barça. Su imponente planta, su elegante zancada y su potencia convencieron y pocos meses después Nano logró un hito. Con sólo 17 años, se convirtió en el jugador más joven en vestir la elástica blaugrana en un partido de Primera División.
Cuajó una interesante temporada y los ojos de media Europa se posaron en él. El Arsenal, siempre ávido a la caza del talento juvenil, quiso reclutarlo, pero entonces Joan Gaspart le firmó un contrato millonario que al final se convertiría en una losa. Una lesión y la pérdida de confianza de Van Gaal le propinaron el primer revés. Regresó al filial, donde quedó enterrado las tres siguientes campañas, con apariciones muy esporádicas en el primer equipo. Y encontró aire fresco cuando fichó por el Atlético. Para entonces ya había quedado claro que no representaría un papel mesiánico en el Barça.
En el Calderón tampoco tuvo suerte y tras una temporada en el Getafe cayó a Segunda. Ese fue el segundo revés y ahora recibe el tercero. Pero sus ansias de reivindicación pueden convertirse en un arma de incalculable valor para el Alavés, que contrata a un jugador de gran talento. Un canterano del Barça que opositó para estrella pero no llegó.