Vitoria. "Nuestra mayor gloria no está en no haber caído nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos. ¡¡Vamos equipo!!". "Somos un gran equipo y lo vamos a demostrar. ¡¡¡Vamos Alavés!!!". "Sin riesgo en la lucha, no hay gloria en la victoria". "El dolor es pasajero, el orgullo, para siempre"."Los campeones creen en sí mismos aun cuando nadie lo hace". "Cada partido es una oportunidad y solo hay dos cosas que no vuelven atrás: la palabra pronunciada y la oportunidad perdida". Todas estas proclamas han aparecido en algún momento colgadas dentro del vestuario del Deportivo Alavés. Se trata de una forma de motivar a los jugadores, una de las muchas que utiliza un Natxo González que le otorga una gran trascendencia a la preparación mental de sus jugadores. Tanto, que cuando entrenaba al Sant Andreu contaba con un psicólogo de deportistas profesionales, Oliver Martínez, para diseñar ejercicios de motivación, para tocar la fibra sensible de sus pupilos y buscar de esta manera incrementar su rendimiento sobre el terreno de juego y confiar al máximo en sus posiblidades de alcanzar el triunfo.

"Trabajábamos con los jugadores a nivel emocional. Vídeos motivacionales, sorpresas que impactaran a los jugadores, decorábamos el vestuario con frases escritas por los aficionados", señala Oliver Martínez, presidente de la Sección de Psicología del Deporte del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña y profesor del Master de Marketing Deportivo de la Universidad de Barcelona, quien todavía recuerda gratamente su colaboración con el técnico alavesista: "Es un entrenador potencialmente de Primera y lo está demostrando. Tiene una visión del fútbol interdisciplinar y se deja asesorar, además ha sumado aptitudes al progresar en la faceta de la gestión de las emociones del grupo".

Oliver Martínez le enseñó a Natxo González a llevar la gestión emocional de un grupo, a motivar a cada jugador individual o colectivamente dependiendo de sus necesidades, a poner en marcha refuerzos positivos o negativos dependiendo de los resultados o a saber trabajar bajo máxima presión. Todo ello a través de iniciativas, vídeos, charlas o actividades ciertamente curiosas en las que se buscaba potenciar la unidad del equipo. Y Natxo lo consiguió, tal como recuerdan hoy en día los que fueron sus pupilos en el Sant Andreu.

"Trabajaba mucho el aspecto psicológico. Te ponía muchos vídeos y te mandaba, como digo yo, actividades, como en el colegio. Tenías que explicar al grupo por qué querías ganar, tuvimos que llevar una canción especial para cada uno e hicimos un disco que escuchábamos antes de los partidos, nos ponía vídeos de motivación antes de jugar... Eran cosas externas al fútbol, pero que te servían para darte cuenta de muchas cosas. Había veces que se te ponían los pelos de punta por las emociones", explica David Miguélez, hoy en el Alcorcón.

Las técnicas de Natxo González han quedado grabadas en la mente de los que fueron sus jugadores. "Jugó mucho con los sentimientos intrínsecos de cada jugador y se esforzó para que los sacásemos fuera con mucha terapia de grupo. Un día nos repartimos los nombres de todos los compañeros y cada uno tenía que decir aspectos positivos en lo personal y en lo deportivo del que te había tocado. Escuchar esas cosas en boca de un compañero es algo que te llega dentro", señala Alfredo Juan Mayordomo, Máyor, actualmente en la Ponferradina.

Luis Miguel Morales, que sigue siendo guardameta del Sant Andreu, se queda con otro episodio: "Tuvimos que llevar algo personal que fuese muy importante para nosotros y luego explicamos qué hacía a ese objeto importante. Yo llevé la foto de mis hijas. Es un ejercicio de creer en algo, de entender por qué juegas al fútbol, de saber para quién te lo estás jugando".

Más allá de estos ejercicios de motivación, ahonda Manu Rueda, ahora defensa del Cartagena, en la confianza que Natxo González tenía depositada en cada futbolista, en su forma de hacer a todos y cada uno importantes en el devenir del equipo. "La manera que tiene de manejar el vestuario es muy buena: te da confianza, pero también responsabilidades. Te hace crecer porque te da galones y eso hace que te vengas arriba. Te hace partícipe de todos los logros y siempre dice algo para que te sientas protagonista", subraya.

Como a lo largo de toda la temporada, Natxo González también le otroga una gran relevancia a que el futbolista tenga la máxima información detallada del rival. "Al día siguiente del sorteo ya teníamos materal para estudiar. Nos pasó un par de vídeos para verlos en casa y un USB con un informe detallado del rival. Se les puede llamar deberes, pero te viene muy bien para conocer a un equipo del que no sabes nada", rememora Máyor.

En lo relacionado con el juego, todos sus exjugadores coinciden a la hora de señalar el "orden y la solidez" como las principales virtudes futbolísticas Natxo. "Sus equipos son muy sólidos y saben muy bien a lo que juegan", dice Manu Rueda, mientras que Morales destaca que "nunca habrá un jugador que no sepa qué tiene que hacer o que vaya a su bola porque no lo consiente". Por último, Miguélez destaca su capacidad para variar el guión: "Tras perder en la ida con la Ponferradina, hizo una variación táctica que casi ni ensayamos y no sabían por dónde cogernos".