SI algún aficionado un tanto despistado se hubiera acercado en la tarde de ayer a presenciar en directo el entrenamiento del Deportivo Alavés sin conocer que en ese mismo momento se estaba produciendo el sorteo para configurar los cruces del play off de ascenso, muy difícilmente habría podido adivinarlo a tenor de lo que acontecía sobre el césped de Ibaia. Y es que el combinado albiazul se ejercitó con absoluta normalidad, como si de una tarde cualquiera se tratase, sin mostrar reacción alguna a lo que deparó el siempre caprichoso bombo.

Sólo algunos pequeños detalles sirvieron de pistas para intuir que la jornada estaba lejos de ser corriente. De esta manera, cuando a los poco minutos de iniciarse el sorteo en la sede de la Federación a las cuatro y media de la tarde, el presidente del Caudal de Mieres extrajo la bola del Deportivo Alavés para emparejarla con la del Jaén, comenzaron a vislumbrarse algunos movimientos por las tripas de Ibaia.

Mientras los futbolistas se cambiaban en su vestuario, el cuerpo técnico, ya en traje de faena, salía al exterior. Pero no con el material en la mano, sino con una herramienta bien diferente. Teléfono móvil en ristre, Natxo González protagonizó diferentes conversaciones en las que primero conoció la identidad de su próximo oponente y el orden de los encuentros y después comenzó a recopilar información y distribuir instrucciones sobre el trabajo a desarrollar en los próximos días.

Concluidos los diálogos, de nuevo una breve incursión en los vestuarios para reunirse con el grupo, impartir una breve charla y, esta vez sí, saltar de nuevo al césped para llevar a cabo el trabajo habitual. Precisamente en ese momento, el de la salida de los jugadores, puede encontrarse otro de los pequeños detalles que diferenciaron mínimamente el día de ayer de otro normal. A diferencia de lo que suele ser habitual, el inicio del entrenamiento propiamente dicho se retrasó sobre el horario previsto -las 17.00 horas- y no fue hasta unos minutos después de las cinco y media de la tarde cuando la plantilla comenzó a ejercitarse.

Hasta entonces y a partir de ese momento, el único comentario relativo a los play off por parte de los jugadores -al menos público- fue el que le hizo el joven Sergio Herrera a Luciano. Fue, eso sí, sobre la fase de ascenso a Segunda B. "Luci, al Laudio le ha tocado con el Racing de Ferrol", anunció el guardameta. "No fastidies", se sorprendió el zaguero. "Pues va a estar igualada la eliminatoria", terció Negredo. Al margen de eso, ni una referencia a la inminente fase de ascenso.

Un tema que, sin embargo, no pudieron obviar a la conclusión de la sesión preparatoria. Y es que unos representantes del colectivo de peñas Iraultza 1921 se acercaron hasta Ibaia para presenciar el entrenamiento y entregar un bonito regalo a la plantilla y el cuerpo técnico. Cuando Natxo González dio por concluida la sesión, él y Sendoa se reunieron con los aficionados y recibieron unas camisetas con una espectacular imagen de la celebración de los jugadores sobre el césped de San Mamés en el reciente encuentro ante el Athletic B y el eslogan Fanatics ¡92! Deportivo Alavés. Ambos recogieron las de sus compañeros y se las enfundaron con el compromiso de hacer realidad el sueño de la sufrida afición del Glorioso.