Vitoria. Al Deportivo Alavés le llega la oportunidad este sábado de llevarse un excelente sabor de boca de un estadio en el que tradicionalmente ha vivido muchos sinsabores y muy pocas alegrías. Cierto es que el duelo con el filial del Athletic está muy lejos de ser el mejor escenario posible para la disputa del que será su último compromiso oficial en San Mamés, pero no menos cierto es que esta oportunidad inesperada de jugar en el campo bilbaíno supone una ocasión para quitarse de encima años y años de malos tragos en un campo que para El Glorioso casi siempre ha estado ligado a las penas y que ahora puede ser el prólogo de una gran alegría. Pero para eso los albiazules tienen que quitarse de encima un mal fario que se extiende desde la década de los años veinte del pasado siglo, desde el primer día que los vitorianos pisaron San Mamés, un campo donde el alavesismo a lo largo de su historia solo ha podido celebrar un par de victorias y otros dos empates y que cuenta con episodios extremadamente dolorosos que ahora, al menos, se tratará de borrar.

El 16 de octubre de 1927 pisó El Glorioso por primera vez en partido oficial el césped del estadio bilbaíno, que en breve dejará de ser el segundo más antiguo de España (1913) solo por detrás de El Molinón (1908). Díaz, Ciriaco, Quincoces, Camio, Antero, Roberto, Modesto, Crespo, Unamuno, Albéniz y Pachi sufrieron el comienzo de una relación tortuosa con la sede del Athletic. Dentro del Campeonato Regional de Vizcaya en el que por aquel entonces estaban englobados los vitorianos, la visita a San Mamés comenzó de manera esplendorosa con dos goles de Crespo y Albéniz que propiciaron que los albiazules se fueran con ventaja al descanso, aunque al final el 4-2 y la victoria local, como casi siempre, campeó en el marcador.

Nunca en el Campeonato Regional de Vizcaya, ni siquiera cuando se proclamó campeón del mismo en la temporada 1929-30 -perdió entonces 4-1-, fue capaz el Alavés siquiera de empatar en San Mamés, un campo sobre el que el Athletic comenzaba en esos años que fueron los albores del fútbol a hacerse con la mayoría de los títulos que a día de hoy siguen engalanando sus vitrinas. Ocho visitas entre 1927 y 1934 y otras tantas derrotas en el casillero de los albiazules.

copas memorables Tras ese estreno el 16 de octubre de 1927, no tardó demasiado el Alavés en volver a pisar el césped de San Mamés. Fue esa misma temporada, con motivo de la disputa de la Copa del Rey para la que los vitorianos se clasificaron tras ser subcampeones vizcaínos. Por una vez, el 25 de marzo de 1928, la fortuna estuvo del lado visitante y los vitorianos se llevaron un empate fundamental para asegurar la primera plaza de su grupo y acceder a cuartos de final. Allí eliminaron al Murcia, pero en semifinales nada pudieron hacer contra el Barcelona de Josep Samitier, que a la postre acabaría ganando su octavo título copero en el segundo partido de desempate contra la Real Sociedad.

Precisamente en el torneo copero, en aquel entonces apellidado del Generalísimo, en la eliminatoria de octavos de final de la temporada 1938-39 llegó una de las dos únicas victorias del Alavés en San Mamés. Fue el 14 de mayo de 1939, cuando dos goles de Garate y Elices hicieron insuficiente el tanto de Macala para los rojiblancos, que apenas una semana después serían barridos en Mendizorroza (6-2) con dianas de Garate, Iriondo (2), Elicegui (2) y Elices. De nuevo llegaron los vitorianos hasta semifinales tras eliminar en cuartos al Racing de Santander, pero el Sevilla, a la postre campeón, les dejó por un solo gol sin opciones de disputar la gran final. El balance copero en nueve enfrentamientos se salda con una victoria, un empate y siete derrotas.

regreso a primera También el balance liguero resulta muy doloroso a los ojos de los alavesistas, aunque el único triunfo aún se conserva reciente en la retina. Fue en la última campaña del Glorioso en Primera, en la 2005-06. Nene y Bodipo fueron los goleadores protagonistas de la única victoria liguera en San Mamés, un estadio que los vitorianos habían visitado diez veces con anterioridad en Primera habiendo salido derrotados en todas las ocasiones.

Especialmente sangrante fue la del curso 1999-00, cuando los albiazules visitaban el recinto bilbaíno en la última jornada liguera con la opción de proclamarse subcampeones y de acceder a la siguiente Liga de Campeones. No pudo ser ante un Athletic que nada se jugaba en lo deportivo, pero que estuvo extramotivado para imponerse por un ajustado 2-1 que dejó a los albiazules sin Champions, pero que abrió la puerta a la histórica temporada que culminó con la final de la Copa de la UEFA en Dortmund. Cuando en la siguiente temporada le tocó al Athletic visitar Mendizorroza, la lluvia de réplicas de billetes con la que fueron recibidos los bilbaínos habla bien a las claras de lo mal que sentó aquella derrota, que no fue una más de las sufridas sobre todo teniendo en cuenta las formas.

Además de todos los citados contra el Athletic, el Alavés también ha disputado otro par de compromisos oficiales en el estadio en el que el sábado jugará por última vez. En la temporada 1995-96, en Segunda División, los albiazules visitaban a los cachorros y acabaron sacando un punto al final (2-2) con un discutido gol de penalti de Pablo Gómez.

Pero para momento histórico, el regreso a Primera División del Alavés en la temporada 1998-99. Después de 42 años penando por todas las categorías del fútbol estatal, El Glorioso regresaba a la elite y se veía obligado a hacerlo como local en San Mamés al encontrarse Mendizorroza en su última fase de obras para su remodelación. Tampoco entonces, con el Betis como visitante, fueron los alavesistas capaces de quitarse de encima el mal fario del estadio bilbaíno, en el que solo sacaron un punto en un partido en el que más de 11.000 alavesistas se desplazaron hasta la capital vizcaína. En total, el Alavés ha jugado treinta compromisos oficiales en San Mamés y su balance es de dos victorias, dos empates y veintiséis derrotas. En la despedida, toca sumar un triunfo más que sirva para que dentro de poco toque jugar en San Mamés Barria.