llega el Deportivo Alavés al tramo decisivo de la temporada con sus objetivos bien encauzados pero con la mente también puesta en el hecho de que su campaña no se acaba a la conclusión de la última jornada liguera. Ni mucho menos, ya que precisamente es en ese momento, al final de la fase regular, cuando comienza lo verdaderamente importante de la temporada, que no es otra cosa que el play off de ascenso. De esta manera, al mismo tiempo que el equipo sigue sumando los puntos necesarios para asegurarse un primer puesto que tiene perfectamente encaminado, los técnicos albiazules tienen que manejarse con mano izquierda para que la plantilla llegue en su mejor momento físico a finales del mes de mayo.

En ese momento, la fase de ascenso puede resolverse en apenas dos semanas en la eliminatoria de campeones -luego llegaría la lucha por ser campeón de Segunda B, un objetivo muy menor- o puede alargarse hasta el mismísimo 30 de junio si se llega hasta la última eliminatoria. Cuestión difícil, en todo caso, cuando a un equipo como el Alavés se le ha exigido dar el máximo desde el primer día de competición y, además, así lo ha hecho.

El mapa de minutaje de la temporada de la plantilla alavesista presenta una notable diferencia en el reparto entre los componentes de la zona defensiva y los integrantes de la vanguardia. Si en el primer grupo prima la sobrecarga de minutos, en el segundo las rotaciones han sido más constantes. Hasta cinco jugadores que actúan retrasados sobre el terreno de juego (Rubio, Luciano, Manu García, Javi Hernández y Jaume) rebasan ampliamente los 2.000 minutos entre Liga y Copa, mientras que solo dos de los componentes del ataque (Viguera y Guzmán) superan, y no por mucho, esa cantidad. Otro jugador de corte defensivo, Beobide, y otro de talante atacante, Jonan, ya se acercan a esa barrera de los 2.000 minutos.

Echando la vista al pasado, sobre todo al primer tramo del curso, se encuentra la explicación a esta acumulación de minutos que acarrean los componentes del entramado defensivo. Los problemas por las lesiones y la falta de efectivos en esa zona en el arranque de la temporada propició que todos estos futbolistas lo jugasen casi todo ante la dificultad de encontrarles algún relevo. Las entradas de Agustín y Miki fueron aportando oxígeno a centrales y mediocentros, mientras que recientemente el fichaje de Juanje y la suma de Ayala también han beneficiado a la descarga.

En algunos casos, eso sí, ya que en otros la parcela del campo y el número de la camiseta parecen de propiedad casi exclusiva. Es el caso de un Óscar Rubio que lleva camino de récord ya que en toda la temporada apenas se ha perdido los 58 minutos que vio desde el banquillo de El Malecón. El ilerdense acumula un total de 2.942 minutos, ha participado en los 35 partidos del curso, siendo titular en 34 y sin haber sido cambiado nunca. Y, encima, ofreciendo un rendimiento sobresaliente y acabando todos los partidos llegando hasta la línea de fondo. Queda claro que en su caso la acumulación de esfuerzos no pesa, aunque seguramente le tocará descansar al estar amenazado por cuatro amarillas.

Por este trance ya ha pasado el segundo albiazul que más minutos acumula, un Jaume que lleva 2.756 jugados. El mediocentro, sanción aparte, solo ha empezado un partido desde el banquillo, en el que acabó jugando cuatro minutos, mientras que en otro fue suplido en el minuto 72. El tercero en esta particular lista es Manu García, quien acumula 2.557 minutos a pesar de haberse perdido tres partidos por sanción. Javi Hernández (2.395) y Luciano (2.280) completan los cinco primeros puestos de los alavesistas con más minutos. En el caso de los dos centrales, Agustín les ha complementado y con 1.630 minutos puede llegar muy fresco a la fase final de la campaña.

Más opciones arriba Esa acumulación de esfuerzos en la parcela defensiva se convierte en un reparto mucho más equilibrado en la vanguardia, una zona en la que las lesiones han propiciado descansos pero donde Natxo González ha gozado de más oportunidades de rotar. Así, Viguera y Guzmán comparten la condición de atacantes que más han jugado con 2.179 minutos por cabeza, aunque en ambos casos han disfrutado a lo largo del curso de diversas fases de descanso. Lo mismo les ha ocurrido a Beobide (1.949) -por culpa de las lesiones- y a Jonan (1.938), refrescado en el último tramo liguero.

Más allá de estos futbolistas, el reparto de minutos ha sido muy importante y solo Miki, Barahona y Sendoa superan los mil, y por poco en el caso de los dos últimos, a lo largo del curso. El mediocentro, desaparecido desde hace tres semanas, acumula 1.297, mientras que el extremo cedido por el Mirandés, que últimamente no cuenta tampoco con oportunidades, se queda en 1.041. La situación de Sendoa es diferente, ya que con el vizcaíno se ha optado por darle presencia en muchos partidos pero durante pocos minutos para que aproveche su frescura y exprimir su talento. Quien debería haber jugado mucho y apenas lo ha hecho por culpa de las lesiones es un Luismi actualmente convaleciente y que solo lleva 864 minutos jugados.

los nuevos, cargados Un capítulo especial merecen los fichajes del mercado invernal, ya que tanto Juanje como Laborda venían de jugar mucho en Écija (1.061) y Peña Sport (1.323) y ahora también están acumulando una importante carga. En el caso del primero, a pesar de quedarse en la grada en el último partido ya suma en Vitoria 612 minutos (un total de 1.673), que son 633 para el delantero navarro (1.950 en todo el curso). En el caso de Iván Crespo, que solo jugó dos partidos en Copa con el Mirandés y no llegó a debutar en competición liguera, su registro se queda en 990.

Situaciones completamente diferentes son las que viven Juanma y Ayala, que llevan en el equipo desde el principio del curso pero que han disfrutado de pocas oportunidades porque en muchos momentos su condición física no era la adecuada. El delantero acumula 625 minutos, mientras que el central es el alavesista que menos ha jugado con solo 181 minutos. Ahora que llega el tramo decisivo del curso, y pensando en el play off que vendrá después, no sería de extrañar que esos futbolistas que menos han jugado comenzasen a disfrutar de más oportunidades para otorgar descanso a esos compañeros que más esfuerzos acumulan.