Vitoria. No serán bien recibidos ni el Deportivo Alavés ni Gorka Laborda cuando el sábado lleguen a Tafalla y salten al césped del estadio San Francisco para afrontar la vigésima octava jornada liguera contra el Peña Sport. Las relaciones entre ambas entidades llevan torcidas desde el pasado mes de enero a cuenta del traspaso del delantero pamplonés y el duelo entre ambos clubes ha servido para que salga de nuevo a la palestra la desazón del conjunto navarro y de su entorno, donde el enfado tanto con la entidad del Paseo de Cervantes como con el propio futbolista es palpable. Hay cuentas pendientes, monetarias en este caso, que no aún no han sido abonadas y el propio presidente del Peña Sport, Rafa del Amo, airea ese malestar a los cuatro vientos y muestra su disconformidad con la manera de actuar del Alavés y de Laborda en el camino que llevó al ariete a cambiar de camiseta y al que aún le quedan pendientes unos flecos económicos no resueltos. "El Alavés y Laborda le están faltado a un club muy humilde", denuncia.

La intrahistoria del fichaje del delantero navarro ya empezó mal desde el principio, ya que los responsable deportivos albiazules se pusieron directamente en contacto con el jugador y le instaron a romper su contrato vigente con el Peña Sport, el club que llegó tras salir del Athletic y en el que era una pieza fundamental. "El Alavés fue directamente adonde el chaval y entendemos que la primera reunión la debían haber tenido con nosotros. Nos fastidiaron las formas porque desde el primer momento entendimos que no le podíamos cortar las alas, aunque acordamos con Laborda, su familia y su representante el pago de 6.000 euros para darle la baja", explica el presidente.

Desde el primer momento el Alavés marcó sus pautas con todos los jugadores que quiso contratar en el mercado invernal y la fundamental era la de llegar a Vitoria con la carta de libertad debajo del brazo. Por eso, el coste de la rescisión de su contrato era responsabilidad del propio Laborda, quien se comprometió a abonar la penalización en cuanto se le diese de baja. "Le damos la baja el sábado 5 de enero y nos prometió traernos el dinero para el martes 8. A día de hoy, no es que nos hayan ninguneado, se nos han reído a la cara los familiares de Laborda, su entorno y el Alavés. Nosotros fuimos de cara, sin firmar nada porque nosotros creemos en las personas de buena fe, se le da la baja pensando que va a venir pero ni viene el martes ni la semana siguiente ni el mes siguiente", explica Rafa del Amo.

En esta tesitura, y al tener conocimiento de que el dinero prometido por la salida de Laborda no había sido abonado, fueron los propios responsables alavesistas los que se pusieron en contacto con el Peña Sport para proceder el pago de las cantidades pendientes. A mediados del pasado mes de febrero recibió el club navarro 3.000 euros, la mitad del importe establecido por la carta de libertad, desde la entidad del Paseo de Cervantes, pero desde Tafalla se sigue reclamando el pago de los otros 3.000 euros que aún se le adeudan de una operación que, en teoría, tenía que haber asumido el propio Laborda.

Palabras que vuelan "El acuerdo inicial era que pagaba la rescisión el jugador. El Alavés nos ofrecía un amistoso porque decían que era muy complicado pagar por su situación económica y era el chaval el que buscaba la salida. Al mes y algo se pone en contacto el Alavés para hacerse cargo del pago. Entendemos que es una vía para cobrar válida y ahora estamos a la espera de los otros 3.000 euros que faltan. No sé cuándo va a ser, pero posiblemente todo esto valga para que el Alavés le pague a un club humilde", asevera el máximo mandatario del conjunto tafallés.

A la espera de recibir ese segundo pago de 3.000 euros es evidente que en la acogida a la representación de la directiva alavesista el sábado, que como es costumbre estará encabezada por Avelino Fernández de Quincoces como presidente, el tema saldrá de nuevo a la palestra: "La gente está muy cabreada porque no entendemos que nos mangoneen de esta manera. Podíamos haber sido más duros con el jugador y decirle que hasta que no trajese el dinero no le dábamos la carta de libertad, pero se estaba jugando su futuro y lo entendimos. Ahora la familia y su entorno dicen que no tiene dinero y que ya pagará y su agente también se llama a andana y se hace el loco. Están faltando a un club muy humilde".

Pero como en toda historia, la versión cambia dependiendo de quién la cuente y en este caso parece que Laborda también puede hablar largo y tendido de quién faltó primero a la palabra dada. Y es que, cuando se incorporó a las filas del Peña Sport el delantero navarro -con una nómina mensual que rondaba los 600 euros- recibió la promesa de que no iba a recibir por parte del club traba alguna en el caso de que algún equipo llegara en el mercado invernal interesándose por sus servicios. Así ocurrió cuando el Alavés llamó a las puertas del delantero navarro, que cuando trasladó sus intenciones a los dirigentes peñistas se encontró con la solicitud de 40.000 euros por su marcha, que se vieron rebajados finalmente hasta los 6.000 euros en los que finalmente se pactó la rescisión.