Vitoria. Tras el subidón anímico que supuso la victoria contra el Eibar y que vino a reafirmar al Deportivo Alavés como el equipo más poderoso del Grupo II, los pupilos de Natxo González se meten ya de lleno en el tramo decisivo de la temporada, cuando el valor de cada punto parece incrementarse por las dificultades añadidas que cuesta lograrlos. Es una situación tan rara como permanentemente repetida esa que dice que los conjuntos de la zona baja aprietan en el tramo final al mismo tiempo que los cabeceros sufren de cierta flojera, igualándose de esta manera las fuerzas otrora desequilibradas y deparando duelos más parejos en los que las sorpresas no son tan extrañas. De ellas quiere evadirse este Glorioso y para hacerlo nada mejor que seguir pisando tan o más fuerte de lo que lo ha hecho hasta ahora, que no ha sido poco. La comandancia del lote al final del curso resulta innegociable y cuanta más ventaja se amase con respecto a los perseguidores de más tranquilidad se disfrutará en el futuro para tener también tiempo para preparar con calma el asalto al ascenso.
Y es que, si un punto negro hay que encontrarle a la temporada alavesista es, sin duda, el escaso margen que ha conseguido generarse con respecto a su perseguidor más inmediato, lo que habla bien a las claras de la gran temporada que está firmando el Bilbao Athletic y, al mismo tiempo, del bajo nivel medio de un Grupo II en el que son demasiados los equipos que tienen casi imposible rascar algún punto a los del grupo de cabeza.
Es el equipo de Natxo González el líder con más puntos de toda la categoría y de estar en cualquier otro grupo la diferencia con su perseguidor más inmediato resultaría tan abismal como insalvable. Por desgracia para los intereses albiazules, el Bilbao Athletic también lleva un ritmo demoledor que le permitiría liderar el resto de lotes y esos cinco puntos de diferencia entre ambos se antojan aún como renta escasa. Por eso, el objetivo no es otro que ampliarla a base de seguir sumando de tres en tres a la espera de un tropiezo de los rojiblancos, que esta misma tarde afrontan una complicada visita al Sestao y que recibirán la próxima semana al Amorebieta en un duelo por la segunda plaza.
Rivales a un lado, lo que le importa verdaderamente al Alavés es mantener ese ritmo de récord que le ha llevado a sumar ya 56 puntos en sus veinticinco compromisos ligueros. Y, para sumar tres más a ese casillero, el reto es vencer al único equipo que hasta la fecha ha sido capaz de ganar en Mendizorroza, una Real Sociedad B que tiene la mala costumbre de atragantársele a los vitorianos a lo largo de las tres últimas temporadas.
Incómodo oponente El filial txuri urdin se ha convertido en una piedra en la que el conjunto albiazul tropieza con demasiada asiduidad. Apenas una victoria en los cinco enfrentamientos protagonizados por ambos equipos en la etapa reciente del Alavés en Segunda B así lo atestigua. Y, encima, a domicilio ni en Anoeta ni en Zubieta han sido capaces de sumar los tres puntos los vitorianos. Si a eso se le añade que el equipo de Meho Kodro ha sido el único capaz de derrotar a los de Natxo González esta temporada en Mendizorroza, el cóctel de dificultades apriorísticas se hace difícilmente digerible. De que no se le atragante de nuevo, de no volver a tropezar con la misma piedra, tendrá que ocuparse el equipo esta tarde en esa búsqueda de venganza por el duelo perdido en la primera vuelta del presente curso.
Todavía escuece, en cierta manera, esa derrota en Mendizorroza en un partido en el que todas las ocasiones menos una fueron de los alavesistas. El equipo de Meho Kodro, con una actuación sensacional del guardameta juvenil Barjadi, sacó el máximo rendimiento a un cabezazo de Ozkoidi y tuvo la suerte de encontrarse con un insólito desacierto por parte de un equipo vitoriano que ahora querrá vengar aquella aciaga tarde.
Para conseguirlo, Natxo González dispone de su arsenal casi al completo con las únicas ausencias de Luismi y Javi Hernández. La entrada en la fase final de la temporada, y la necesidad de oxigenar piernas y meter en dinámica a los futbolistas que menos participación han tenido recientemente, puede conllevar novedades puntuales en el once, aunque la base fundamental del equipo se mantendrá casi con total seguridad para tratar de asegurar tres nuevos puntos y en espera de partidos ante rivales menos exigentes para otorgar descansos y proceder a una limpieza de tarjetas amarillas entre los apercibidos de sanción.