vitoria. Si hay un encuentro que a lo largo de las dos últimas décadas se ha convertido en un clásico para el Deportivo Alavés y sus aficionados ese es, sin duda, el derbi con el Eibar que este sábado vivirá una nueva -y trascendente- edición en Mendizorroza. Salvo el periodo de presencia albiazul entre lo más granado de la Liga de las estrellas, ambos conjuntos han cruzados sus caminos con puntual periodicidad tanto en Segunda División como en la categoría de bronce del fútbol español. Se da la circunstancia, además, de que en la mayoría de las oportunidades las dos escuadras compartían idéntico objetivo, por lo que estos partidos se convertían en batallas decisivas que acostumbraban a inclinar la balanza hacia un lado u otro.

El presente ejercicio no es ni mucho menos una excepción y bien puede decirse sin miedo a la equivocación que esta vigésimo quinta jornada del campeonato puede resultar determinante para la suerte final del mismo. Especialmente, si los discípulos de Natxo González son capaces de hacer que los tres puntos en liza se queden en el vestuario local del Paseo de Cervantes. En ese caso, El Glorioso aventajaría en nada menos que diez puntos al que ha sido su principal adversario por el liderato hasta el momento -aunque desde el pasado fin de semana ha caído al tercer puesto en beneficio del Athletic B tras perder ante el Barakaldo y que el filial rojiblanco se impusiera al Peña Sport- cuando únicamente restarían por disputarse trece jornadas de la temporada regular.

Una circunstancia que dejaría al combinado armero prácticamente descabalgado de la lucha por el primer puesto y al Deportivo Alavés muy cerca de conseguir su objetivo. En el caso de que el resultado final no reflejara la victoria local, en cambio, las espadas continuarían en todo lo alto, aunque con una interesante ventaja favorable a la entidad del Paseo de Cervantes.

En cualquier caso, esta no es, ni de lejos, la primera batalla que enfrenta a vitorianos y eibarreses. De hecho, en los tres anteriores cursos, en los que han compartido presencia en el grupo vasco de la Segunda División B, sus nombres siempre han estado vinculados al mismo objetivo: el ascenso. Una meta que, desgraciadamente, ninguno de los dos ha sido capaz de conseguir pero que se mantiene unida a sus respectivas andaduras.

Bien es verdad que bajo un perfil muy diferente cada uno, pero lo cierto es que ambos están obligados a aspirar a subir un peldaño en el escalafón. El Alavés, por el peso de representar a la capital de Euskadi y la vitola de equipo grande que le ha legado su -todavía reciente- exitoso pasado pese a la merma de potencial que le ha supuesto su descenso a los infiernos económicos. El Eibar, por su condición de modesto irreductible que se ha forjado un carácter y una leyenda a base de constancia, trabajo y humildad. En definitiva, dos estilos contrapuestos para un mismo fin.

Aunque hasta el momento ninguno ha conseguido alcanzarlo, el conjunto armero es el que más cerca lo ha tenido en los últimos tiempos. De esta manera, desde que ambos descendieron a Segunda B en el ejercicio 2008-09, ha disputado todas las fases de ascenso. Bien es verdad que sin concluir con éxito ninguna pero el Alavés únicamente lo ha hecho en la campaña 2010-11 -igualmente sin suerte- y tras concluir por detrás de los armeros en la fase regular.

Pero ya antes de volver a degustar las hieles del pozo de la Segunda B, los cruces de caminos entre albiazules y azulgranas habían provocado que saltasen chispas. En las temporadas 2007-08 y 2008-09 ambos pelearon para evitar el descenso. En la primera lo consiguieron con mucho sufrimiento pero, doce meses después, terminaron con consumar la debacle. En el curso que concluyó con sonrisa, ambos equipos se repartieron las victorias en los derbis. En la undécima jornada, un gol de Toni Moral permitió al Alavés imponerse en Mendizorroza (1-0) y romper la mala racha que arrastraba. En el trigésimo segundo capítulo del campeonato, la expulsión de Raúl Sánchez a la media hora de juego facilitó el triunfo armero en Ipurua (2-0). Al año siguiente, el dominio fue armero -un penalti más que dudoso decidió el derbi de Eibar (1-0, jornada 16) y en Mendizorroza se firmaron tablas (1-1, jornada 37) pese a que el cuadro guipuzcoano jugó con uno menos 50 minutos- pero eso no evitó que acompañara al Glorioso a Segunda B.

máxima tensión Los siguientes duelos datan del curso 2004-05, en el que ambos se repartieron los triunfos a domicilio (0-2 en Mendizorroza y 1-2 en Ipurua). La temporada anterior, la 2003-04, había tenido uno de los encuenros más tensos entre los dos. En la primera vuelta el Eibar se había llevado los tres puntos de Vitoria (0-2) y en la segunda recibía al Alavés en la última jornada del campeonato. El cuadro albiazul era cuarto y necesitaba la victoria y el tropiezo de alguno de sus predecesores -en especial del Getafe- para consumar el ansiado regreso a Primera. El equipo azulgrana, en cambio, no se jugaba nada. Rodeado por la polémica por las declaraciones durante la semana de todos los implicados, el partido se desarrolló bajo cauces nada amistosos y pese a que finalmente el triunfo fue albiazul (1-2), la sospechosa goleada del Getafe en Tenerife (3-5) hizo inútil el esfuerzo y fue el plantel madrileño el que ascendió.

Mucho antes de todo esto, en el trienio 1995-98, albiazules y armeros compartieron tres campañas en Segunda División en las que el Eibar se convirtió en la particular bestia negra de los vitorianos. Las primeras cinco citas se saldaron sin que llegase el triunfo alavesista (dos empates y tres derrotas), que no se produciría hasta la 23ª jornada de la campaña 1997-98. Aunque tardó, la espera mereció la pena puesto que ese curso acabó con el regreso del Glorioso a Primera cinco décadas después de su última presencia.