veintiún jornadas acumula ya en el trono del líder el Deportivo Alavés, pero en ninguna de las veinte anteriores se había sentido el conjunto vitoriano tan cómodo en su poltrona como al cierre de la recién jugada. Cual Homer Simpson, El Glorioso ya ha marcado sus posaderas en su particular sillón a base de sentarse repetidamente en el mismo sitio. Además, con el paso del tiempo el asiento ha ido ganando en comodidad y el equipo de Natxo González, que en ocasiones se ha visto amenazado con la expulsión de su posición de privilegio como líder de la manada, puede ahora incluso permitirse el lujo de repantigarse a gusto, sin llegar a dormirse eso sí, y ponerse cómodo disfrutando de su posición. Y es que la brecha abierta de seis puntos con el Eibar es la mayor ventaja sobre el segundo puesto que el Alavés ha disfrutado a lo largo de toda la temporada y la misma llega en un momento trascendental del curso.

Esos seis puntos han llegado a base de trabajo. Es este equipo un obrero de pico y pala y a base de percutir repetitivamente sobre sus rivales ha ido ensanchado su margen de beneficios. Los pupilos de Natxo González accedieron al primer puesto del grupo en la tercera jornada con una renta de dos puntos con respecto al Lleida, que se fue hasta los tres en la siguiente jornada con respecto al Bilbao Athletic y, definitivamente, hasta los cinco en la quinta con un lote de cuatro perseguidores compuesto por los propios ilerdenses, además de Tudelano, Eibar y Peña Sport. El triunfo contra el Noja supuso la quinta victoria consecutiva en el arranque del curso y propició la apertura de esa brecha de cinco puntos que era la más importante hasta la fecha.

Tras los dos primeros tropiezos del curso, al vuelta a la senda de la victoria propició que la zona noble del grupo se fuese limpiando de rivales poderosos, convirtiéndose con el paso del tiempo la lucha por el liderato en un duelo casi mano a mano entre el asentado Alavés y el aspirante Eibar. La diferencia entre ambos se fue ensanchando y estrechando, pero ha sido en el arranque de la segunda vuelta, justo después de que los armeros desaprovechasen la opción de ser primeros tras el empate albiazul ante el Barakaldo, cuando los de Natxo González han conseguido hacer sangre.

Y es que si la primera vuelta se cerró con un solo punto de ventaja a favor de los vitorianos, las cuatro primeras jornadas de la segunda han marcado una diferencia de cinco puntos más entre ambos contendientes. La derrota en casa ante el Zaragoza B supuso la gran oportunidad perdida para los armeros, que en un par de semanas visitan Mendizorroza en un duelo que puede dejar sentenciado el liderato.