Vitoria. El año 2012 le ha servido al Deportivo Alavés para encontrar, definitivamente, la estabilidad institucional que durante tanto tiempo venía necesitando. Si los últimos meses de 2011 supusieron un tiempo de valoración y aprendizaje para el nuevo equipo gestor, los últimos 366 días le han servido a Josean Querejeta y su equipo para poner orden y reestructurar el sistema de funcionamiento de la entidad y comenzar con el saneamiento de unas cuantas que estarán durante otros dos cursos supeditadas al concurso de acreedores pero que al menos ya no presentan unos números rojos que hipotequen el futuro.

El año que se va ha sido el primero sin vaivenes institucionales desde que Gonzalo Antón se marchara de la presidencia. El club, a nivel de mandatarios, se ha convertido en una balsa de aceite -curiosamente la excepción la ha protagonizado esta pasada semana el alejamiento de la familia Ortiz de Zárate del resto de la directiva- y el protagonismo, como siempre debería ocurrir, ha sido del balón. Lejos en la memoria quedan ya los cursos en los que importaba más lo que sucedía en despachos, juzgados y reuniones que lo que acontecía, negativo también casi siempre, cada fin de semana sobre el césped. Bendita normalidad, que también permite a los equipos centrarse y trabajar con mayor tranquilidad.

La figura de Josean Querejeta al frente de la gestión ha permitido recuperar el apoyo de las instituciones, una cualidad fundamental para la supervivencia de la entidad que se había perdido en años precedentes. Con el dinero de los convenios en el bolsillo, afrontar el pago de las deudas y también el día a día de la entidad resulta mucho más sencillo y de esa ecuación puede salir en un par de años un Alavés completamente saneado con muy poca competencia en el fútbol estatal. Y es que casi nadie en el deporte profesional cuenta con el apoyo que a este club le aportan las instituciones locales, sobre todo la Diputación Foral de Álava pero también el Ayuntamiento de Vitoria y el Gobierno Vasco.

Precisamente, el pasado verano el máximo mandatario de Saski Baskonia se convirtió también, a través de Avtibask, en el propietario de la mayoría accionarial de la entidad del Paseo de Cervantes al adquirir a Alfredo Ruiz de Gauna el paquete de título que el empresario todavía poseía, alcanzando de esta manera el 51% de las acciones y con él el control absoluto del club.

Conseguida la estabilidad económica, el reto ahora pasa por dar el salto deportivo, ya que mantener la ilusión de la afición y generar recursos en una categoría como la Segunda División B es ciertamente complicado. En este sentido, y pese al mal regusto que ha dejado un final de año en el que se han encadenado tres tropiezos consecutivos, el segundo proyecto de Josean Querejeta al frente de la nave alavesista tiene unos visos de éxito, que se puede alcanzar o no, que no se le atisbaron en ningún momento a la primera de sus apuestas.

Con un presupuesto mucho más ajustado y escapando de los fichajes de renombre y relumbrón, la confianza en la dupla formada por Javier Zubillaga y Natxo González ha ofrecido unos buenos resultados en un tiempo récord. Eso sí, todavía queda lo más importante de la temporada por delante, con toda una segunda vuelta liguera por jugarse -además de la última jornada de la primera- y la disputa del play off de ascenso, donde un solo error se paga con la eliminación.

Ese ansiado ascenso, el necesario regreso al fútbol profesional, es el sueño que el alavesismo tiene para el presente año 2013 y solo harán falta seis meses, hasta junio, para saber si se hace realidad a base de esfuerzo, sacrificio, trabajo y goles y El Glorioso vuelve adonde merece.