Torrelavega. Había ensayado conceptos diferentes a los habituales Natxo González en los entrenamientos de la semana y el preparador albiazul no tuvo inconveniente alguno en utilizar unos recursos que no se habían visto hasta la fecha para intentar desequilibrar desde el punto de vista táctico el partido contra la Gimnástica de Torrelavega, en el que el control del balón en el centro del campo y la buena salida del mismo tras la recuperación se planteaban como ejes claros sobre los que asentar la victoria. Así las cosas, y ante la importante ausencia de Jagoba Beobide, el entrenador vitoriano optó por un dibujo 4-4-2, la primera vez en toda la temporada que disponía dicho esquema.

El sistema más habitual a lo largo del presente curso es el 4-2-3-1, base de juego que ha asentado Natxo González y que en ocasiones puntuales ha variado con la apuesta por la línea de cinco defensas con tres centrales. Poco más se había visto en disposiciones tácticas hasta que ayer sorprendió de inicio el técnico alavesista con un formato novedoso desde el punto de vista del dibujo y también con las ausencias de varios jugadores muy relevantes como Óscar Rubio y Jonan García. Y es que hasta cinco novedades se contemplaron en el once con respecto al que hace una semana empató con el Lleida.

La presencia de Luciano en el lateral derecho propició también un cambio en la disposición de los centrales, ya que Javi Hernández pasó a ocupar el flanco derecho del eje de la zaga, quedando Agustín en la izquierda cuando la disposición habitual siempre había sido la contraria. El manchego, que está en una forma excepcional, solía ejercer de guardaespaldas de Manu García, pero en esta ocasión actuó al lado de un Luciano al que le tocó sufrir.

Pero el cambio más relevante lo supuso la apuesta por una línea de cuatro en el centro del campo, con dos hombres en el centro y dos abiertos a las bandas. La ausencia de Beobide en un compromiso de máxima exigencia física se notó bastante, ya que Miki no aportó poderío en el centro del campo y tampoco fue capaz de poner el balón en el suelo y circularlo con soltura, como tampoco pudieron hacerlo Guzmán, Luismi o Viguera, los llamados a marcar diferencias a base de talento.

Ya iniciada la segunda parte, y visto que el dibujo no daba los resultados esperados, Natxo González dio entrada a Rubio para suplir a Guzmán, apostando de nuevo por la línea de tres centrales y situando a Luismi como mediapunta por detrás de los dos delanteros.

Luego llegó la entrada de Jonan, definitiva en la resolución del marcador al dar el vizcaíno el empaque que le faltaba al equipo en el dominio del balón y conseguir el gol de la victoria. De una u otra manera, variantes tácticas las dispuestas por un Natxo González que sigue demostrando su habilidad para leer los partidos, ya sea en la preparación o en los cambios desde el banquillo.