ganar mucho y perder poco. No tenía más historia la temporada del Deportivo Alavés hasta ayer. Han hecho falta trece compromisos ligueros y otros cuatro coperos para que el conjunto vitoriano se encontrase con ese resultado que tan encontradas sensaciones deja en el cuerpo dependiendo de cómo se produzca, el empate. El otrora llamado reparto de puntos, que se convirtió en expresión errónea desde que se instalasen los tres por victoria, se hace bueno con un triunfo en el siguiente compromiso, en este caso contra la Gimnástica, pero deja un mal sabor de boca, a oportunidad perdida, cuando se roza, como ayer, el triunfo con la yema de los dedos.

"El punto que regala la Federación" fue una de las alocuciones que puso de moda Mané durante su larga andadura en los banquillos y en ella se venía a resumir toda una filosofía que para muchos en el entorno alavesista ha heredado Natxo González. En resumidas cuentas, se valoraba la virtud de ser fuerte en defensa para asegurar el empate y el punto con el que ya se parte al inicio de cada partido y, a partir de ahí, buscar las opciones de decantar la balanza del lado propio, echando incluso mano de la calculadora para evitar asumir más riesgos de los estrictamente necesarios, para no perder ese punto con el que se inicia cada partido. Y es que, a veces, un punto que en principio podía parecer escaso premio suponía un beneficio muy interesante en el largo plazo. O, lo que es lo mismo, cuando no puedas ganar, al menos empata.

En la etapa de Mané en el cuadro albiazul, el técnico de Balmaseda convirtió al Glorioso en un auténtico especialista a la hora de manejarse en resultados cortos y esa misma tendencia parece seguir ahora el equipo de Natxo González, que no apabulla pero muestra una efectividad sobresaliente para sacar el mayor partido posible a sus virtudes. Es de nuevo este Alavés un equipo trabajador y sacrificado al que es muy difícil batir y que sabe manejar sus recursos para sacar grandes beneficios, aunque el partido de ayer deja malas sensaciones por esos dos puntos que volaron después de haber hecho lo más complicado.

Por eso no se puede caer en el error de pensar que sumar de uno en uno es positivo. Para muestra un botón. Y no excesivamente lejano. El pasado curso el equipo dirigido al principio por Luis de la Fuente y después por Carlos Granero solo perdió siete partidos en todo el curso. Su principal problema residía en que era tan complicado ganarle como que ganara y de ahí sus diecisiete empates con los que tantos puntos se dejó por el camino en sus aspiraciones de play off. Ya lo sabe este Alavés, al que el primer empate le supo a hiel.