Vitoria. Apenas tres días han servido para dejar claro que el estadio de Mendizorroza se acercará mucho al lleno si es que no logra conseguirlo en el choque copero que el próximo martes 30 de octubre enfrentará al Deportivo Alavés con el Barcelona. "Sería un sueño y un gran premio para el club y para el equipo, que es lo que pretendíamos", señalaban ayer fuentes del club. El ritmo de venta de entradas durante el viernes, el sábado y la mañana de ayer ha sobrepasado todas las previsiones, incluso las más optimistas, y la entidad del Paseo de Cervantes se ha quedado ya sin papel para afrontar las peticiones de los aficionados que no son abonados del club albiazul. Tal ha sido la demanda, superior ya a las 10.000 entradas vendidas, que tanto la tienda como las oficinas del club echaron la persiana ayer por la tarde a pesar de que en un principio estaba previsto que permanecieran abiertas y no volverán a abrirse, para los que no sean abonados, hasta nuevo aviso.

El objetivo ahora de los rectores de la entidad alavesista es asegurarse la presencia del mayor número de espectadores posible para intentar alcanzar un lleno histórico en Mendizorroza. Para ello hoy llevarán a cabo un recuento de las ventas de los últimos días -hay que discernir cuántas entradas de cada tipo se han vendido- y marcarán nuevos plazos para que los abonados retiren la entrada que les corresponde, que de lo contrario será sacada a la venta pública.

En principio, los socios que no tienen domiciliado su abono tenían hasta el próximo viernes 26 para retirar su entrada, pero el club pretende recortar ese plazo inicial que anunció repetidamente por megafonía en el transcurso del partido del sábado contra el Peña Sport para sacar cuanto antes a la venta una nueva remesa de entradas para el público en general. Se estima que para mediados de esta semana todos los abonados que deseen acudir al partido ya hayan retirado su entrada y el sobrante será puesto a la venta para el público en general intentando cubrir de esta manera el mayor número de asientos que sea posible y evitando que la eventual ausencia de algunos socios impida la entrada al estadio a otros aficionados que quieran asistir al encuentro copero.

A esa partida de las entradas que queden liberadas por la renuncia de los abonados a acudir al partido, habrá que añadir las entradas que el club mantiene de momento reservadas para una posible petición desde el Barcelona para seguidores culés procedentes de la Ciudad Condal que no esperan que llegue y que corresponde al denominado fondo de seguridad, el espacio habilitado para las aficiones visitantes ubicado en la esquina formada por el fondo de Cervantes y preferencia y que comprende alrededor de ochocientos asientos.