Vitoria. El Deportivo Alavés regresa a su particular realidad después de unos últimos días de fuertes emociones. Pero, en el caso de este equipo, hay que aplicar el refranero: que las ramas no impidan ver el bosque. Una vez cumplido el objetivo copero de alcanzar la cuarta eliminatoria premiado además con la visita del Barcelona a Mendizorroza, lo verdaderamente importante para esta entidad es seguir con paso firme en el torneo de la regularidad, en el que, todo hay que decirlo, se marcha por buena senda. Para dar continuidad a ese gran arranque de temporada y finiquitar una semana esplendorosa con tres victorias, el cuadro albiazul buscará esta tarde un nuevo triunfo, en esta ocasión ante el Peña Sport.
No será fácil, pero los jugadores tienen que dejar atrás todas las emociones vividas en las últimas horas y también arrinconar en la memoria el enorme cansancio acumulado en los días precedentes. La dureza del partido contra el Huracán, prórroga añadida, dos largos desplazamientos, el ajetreo del enfrentamiento contra el Barcelona... Muchos y variados han sido los acontecimientos recientes, todos ellos acumulados en una mochila de la que habrá que desprenderse para afrontar con garantías el duelo con el equipo de Tafalla.
Y es que la realidad alavesista es la Liga, por donde pasan todas sus esperanzas de que una visita del Barcelona, o de rivales de semejante linaje, a Vitoria no sea más que una anécdota perdida en el calendario. Para ver lleno de nuevo el granero hay que vestirse el disfraz de hormiga, al que hasta ahora se ha acoplado a la perfección el conjunto albiazul.
Para este tercer compromiso encadenado en apenas una semana, Natxo González sigue contando con los mismos diecisiete efectivos (contando al jugador del filial Sergio Llamas) de los que ha dispuesto en los dos partidos precedentes, ya que no se ha producido ninguna recuperación milagrosa de entre los lesionados en las últimas horas.
Casi con total seguridad, el técnico vitoriano le dará un relevante lavado de cara a su once titular, que a buen seguro en poco se parecerá al dispuesto el pasado miércoles en Valencia. Los regresos de jugadores entonces reservados como Jonan o Sendoa, más aún teniendo en cuenta las características de Mendizorroza, parece evidente y habrá que ver cómo mueve el resto de piezas en la rotación para que la acumulación de esfuerzos -cabe recordar que el equipo viene de jugar una prórroga y de afrontar un viaje muy largo- no pase factura al rendimiento del colectivo.
El objetivo alavesista ante el Peña Sport será volver a sacar partido a sus virtudes habituales. Partiendo de su ya habitual seriedad defensiva, el equipo vitoriano tendrá que manejar sus armas para tratar de batir al conjunto de Tafalla, que destaca por su buena defensa y que se ha desinflado en los últimos compromisos después de un inicio liguero sorprendente para un club habitualmente acostumbrado a sufrir cuando ha militado en la categoría de bronce. Esa tendencia parece haber cambiado este año en el conjunto navarro, que en su última visita a Mendizorroza, hace un par de temporadas, se llevó siete goles. Cifra para el recuerdo que no se repetirá esta tarde, cuando seguro que al Alavés le toca sufrir.