Vitoria. Muchas son las virtudes que adornan el estreno de la temporada del Deportivo Alavés y una de las más destacadas es la capacidad que ha demostrado el equipo de Natxo González para resolver sus compromisos en las segundas partes. En sus seis compromisos oficiales disputados a lo largo del presente curso, los cuatro ligueros y los dos coperos, el conjunto vitoriano ha sido capaz de marcar al menos un gol en los segundos periodos y en varias ocasiones esas dianas han resultado decisivas para que el casillero vitoriano no refleje todavía mácula alguna en forma de tropiezo. Un aspecto llamativo que habla muy bien de la capacidad que tiene este Glorioso para madurar sus partidos y sacar un enorme rendimiento de su calidad y de su excelente estado físico -otro aspecto muy destacable en este arranque de campaña- para sentenciar sus compromisos en los minutos decisivos dejando a los rivales sin opción a la reacción.

En este sentido, esta nueva versión alavesista se parece bien poco a la de la pasada temporada. Si entonces se apostaba por unas salidas en las que se trataba de avasallar al rival para que el equipo fuese perdiendo fuelle inexorablemente con el paso de los minutos, en el actual concepto no se renuncia a esa salida con fuerza, pero, al contrario de lo que ocurría anteriormente, ahora el correr del cronómetro no es sinónimo de mengua en las fuerzas. Todo lo contrario, ya que en casi todos sus compromisos ha sido el conjunto vitoriano el que ha llevado la voz cantante en los tramos definitivos, logrando incluso varios goles decisivos.

Este particular in crescendo albiazul comenzó a tomar forma en la primera jornada en Barakaldo y se ha ido repitiendo sistemáticamente en los otros cinco partidos disputados. En Lasesarre hubo que esperar al minuto 79 para que Luismi pusiese por delante al Alavés, que se adueñó por completo del balón en los últimos minutos para llevarse la primera victoria.

La misma apuesta se repitió en la visita copera a Catarroja. Una primera parte para madurar el partido y la segunda para sentenciarlo. Salcedo desde el punto de penalti y Viguera dieron forma a la clasificación para la segunda ronda.

Este particular guión varió sensiblemente en los tres siguientes compromisos, en los que el equipo de Natxo González se puso por delante en el marcador en la primera parte. Contra Sociedad Deportiva Logroñés (2-0) y Real Unión (3-0), el cuadro albiazul tomó esa renta en el electrónico que posteriormente acabó certificando añadiendo una y dos dianas, respectivamente, en los segundos periodos.

Diferente desarrollo, aunque con el mismo desenlace, tuvo el duelo copero contra el Atlético Sanluqueño. Volvió a adelantarse muy pronto el Alavés, pero el conjunto gaditano consiguió igualar el marcador. Otra vez en la segunda parte, incrementando de nuevo el ritmo de juego con el paso de los minutos, el equipo de Natxo González consiguió, por mediación de Jonan, el gol que le clasificaría para la tercera eliminatoria del K.O.

El pasado domingo, frente al Teruel, se regresó al guión original. Fue Barahona en esta ocasión el que sentenció el partido con un único gol al comenzar la segunda parte, aunque en esta ocasión al conjunto vitoriano le costó mucho más mantener la victoria por el empuje del rival y el cansancio acumulado.

gran nivel físico Esta capacidad para resolver sus compromisos en las segundas partes destaca la capacidad que tiene este equipo para ir madurando poco a poco sus partidos, para exprimir a los rivales y sacar el máximo jugo posible de su calidad en los minutos finales. Eso sí, conseguir ese rendimiento sería imposible sin una buena condición física, uno de los grandes aspectos destacados de este Alavés en su arranque de temporada.

Y es que, el trabajo de la pretemporada ha estado destinado a que el equipo comenzase el curso con un nivel físico muy elevado. La carga de trabajo propuesta por Gerardo Izaguirre, en connivencia con Natxo González, ha sido muy exigente y la mayoría de los futbolistas han alcanzado el arranque de la temporada a un nivel muy alto que les permite alcanzar con frescura los tramos decisivos de los partidos, además de ser un factor vital en una de las señas de identidad de este bloque, es que una línea de presión agobiante y muy adelantada.

Esa planificación de la temporada desde el punto de vista del estado físico, planteando para el arranque un primer pico de forma, le está reportando al Alavés unos excelentes réditos y una ventaja en forma de puntos que puede ser muy importante cuando a los futbolistas que en estos momentos se encuentran cerca de su plenitud les llegue el lógico bajón. Hasta ese momento, al conjunto vitoriano le toca seguir ejerciendo de hormiga veraniega para no sufrir en invierno.