Quedan, por supuesto, ciertos aspectos por pulir. Se trata del arranque de campaña. Pero lo cierto es que las sensaciones transmitidas hasta la fecha son difícilmente mejorables. El apagón sufrido en Mendizorroza fue una suerte de metáfora para el alavesismo. Tras una época de sombras para el Alavés se ha hecho la luz. No de manera definitiva, aún queda mucha liga, pero la mejoría del equipo con respecto al año pasado es ya un hecho. No debe ser atribuido, ni mucho menos, al azar.
El Alavés, que desde los primeros partidos de pretemporada con Nacho González se atisbaba sólido aunque inofensivo en ataque, está sabiendo aprovechar esa seguridad en la zaga para crecer palmo a palmo e ir sumando una mayor presencia de medio campo hacia arriba.
Los goles se consiguieron a balón parado. Ambos vinieron tras un saque de esquina. Sin embargo, el Deportivo Alavés atacó con criterio y construyó como casi nadie lo hace en Segunda División B.
El encuentro de ayer fue claro ejemplo de ello. Es difícil elegir al mejor jugador de ataque albiazul de entre los que salieron titulares, quienes marcaron el ritmo del choque. Todos cumplieron con nota.
Empezando por Miki. El medio catalán lleva la manija del equipo con maestría. Su calidad se verifica en el pase más sencillo. Cuestión de estilo. Ayer abrió el juego a las bandas, buscó, cuando fue preceptivo, la punta de ataque a través de pases en profundidad y supo bregar cuando fue necesario. Únicamente puede achacársele una pérdida algo más arriba de la frontal del área propia que casi acaba en gol. Como se apuntaba al principio, quedan detalles por pulir.
Jaume fue su guardaespaldas. Muchos apuntan a Beobide como titular en cuanto coja algo de ritmo pero va a tener que ganárselo.
Ambos, Miki y Jaume, originaron un juego por banda vertiginoso, sobre todo en la primera parte. Sendoa, quizás en mayor medida, y Guzmán volvieron locos a los laterales riojanos. El vizcaíno realizó la jugada de la tarde con una ruleta dentro del área rival que no acabó en gol gracias a un paradón de Pisón. El córner que produjo la delicatessen del experimentado futbolista dio al Glorioso la tranquilidad en forma de testarazo de Viguera. Dos a cero.
Anteriormente, había sido Javi Hernández quien aprovechara otro córner. Balón parado y portería a cero. Conceptos excelsos en la Segunda B que este Alavés entiende y maneja con placidez. Si a esto le sumamos la notable y progresiva mejora en el ataque, hay motivos para creer en este equipo.