Vitoria. Por si a alguien le quedaba alguna duda, el estreno liguero en Barakaldo sirvió para evidenciar aún más la necesidad que tiene este Deportivo Alavés de cerrar un fichaje para completar su delantera. Se trata de una carencia que se ha podido comprobar a lo largo de toda la pretemporada y que con el arranque de los compromisos oficiales el sábado en Lasesarre cobró aún mayor relevancia. Contar con un único delantero de referencia como es Negredo, que además partió de inicio en el banquillo, no es argumento suficiente para un aspirante al ascenso como es el conjunto vitoriano. La misión es complicada cuando apenas quedan cinco días para que se cierre el mercado y las opciones de la dirección deportiva albiazul se limitan a delanteros que puedan ocupar ficha sub'23, pero ahí está el reto de Javier Zubillaga para acabar por completar una plantilla que en el resto de líneas ofrece plenas garantías.

Esta falta de efectivos en la vanguardia ha propiciado a lo largo de toda la pretemporada que la presencia alavesista en zonas de peligro haya sido bastante reducida y algo similar se pudo ver en el estreno liguero. El hecho de no contar con alternativas condujo a Nacho González a alinear como punta titular a Viguera, dejando como refresco en el banquillo a Negredo. Sabia decisión la del técnico vitoriano, ya que aunque la lógica dictase que estos dos jugadores deberían conformar la pareja ofensiva titular, la experiencia indica que hay que contar con jugadores que en las segundas partes puedan actuar como revulsivos.

El problema de esta puesta en escena, con Jonan secundando a Viguera, es que el riojano no es un delantero nato. El exjugador de la Real Sociedad gusta más de descolgarse a recibir balones que de ejercer de boya en el área rival, un problema que se acentúa cuando a su vera actúa un jugador como Jonan que es brillante en el último pase pero que tampoco es un mediapunta que destaque por su llegada y remate. Así, todo el desequilibrio que pueda generarse por las bandas, aunque Guzmán y Sendoa no estuvieran especialmente activos, se encuentra con una presencia de atacantes demasiado escasa en zona de peligro.

Ha demostrado Viguera sentirse más a gusto cuando actúa como guardaespaldas de un punta de referencia, hasta ahora Negredo, y por eso la plantilla necesita como el comer un segundo punta que sirva de alternativa al madrileño y que permita utilizar la configuración que ubica al riojano en la mediapunta, desde donde es capaz de elaborar el juego y también incorporarse al área y definir a la perfección.

Y es que fue con la entrada de Negredo como clara referencia ofensiva cuando se vieron los mejores minutos de un Alavés que, además, supo aprovechar a la perfección la expulsión que sufrió el Barakaldo. El madrileño actuó como revulsivo desde el banquillo, lo mismo que un Luismi que también demostró que puede ayudar mucho al ataque incorporándose desde segunda línea o partiendo desde la banda.

La entrada de estos dos jugadores que tienen el área entre ceja y ceja propició además que Jonan retrasase varios metros su posición inicial para entrar mucho más en contacto con el balón y ahí el Alavés encontró la brújula de su fútbol y, ayudado por su superioridad numérica, acabó decantando la balanza del marcador de su lado para hacerse con los tres primeros puntos de la temporada.

Pero las ramas no pueden ocultar el bosque y el problema avistado a lo largo de la pretemporada se ha evidenciado aún más con la llegada del primer compromiso oficial. El Alavés no puede afrontar la temporada entera -o al menos el primer tramo hasta el mercado invernal- con la única referencia ofensiva de Negredo y las alternativas que pueden ofrecer Viguera y Luismi. La necesidad de un segundo ariete, que además tiene que cumplir con la condición de ocupar una ficha sub'23, se hace perentoria, así que el trabajo de Zubillaga a lo largo de las próximas horas será frenético para hallar esa pieza que falta para completar el puzle.