Vitoria. Durante las dos últimas temporadas ha sido -como lo demuestra el hecho de haberse impuesto en ambas en la clasificación del Trofeo al Jugador más Regular que concede DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA- el integrante de la plantilla del Alavés más destacado. Su velocidad y potencia le convierten en un hombre completamente desequilibrante en la categoría de bronce del fútbol español y aunque en el recién concluido ejercicio los problemas físicos que sufrió en el primer tramo le impidieron brillar tanto como en el anterior, lo cierto es que casi siempre marca la diferencia. Por eso, muy pocos aficionados albiazules -por no decir que prácticamente ninguno- borraría el nombre de Javi Casares del listado de jugadores elegidos para defender el proyecto del curso 2012-13.

Sin embargo, dentro del fútbol profesional no todo es tan sencillo como pudiera parecer a simple vista y la situación del menudo extremo gaditano podría experimentar un vuelco. Porque pese a ser uno de los pocos integrantes de la plantilla albiazul que dispone de contrato para la próxima temporada, su continuidad en Mendizorroza no está ni mucho menos garantizada al cien por cien.

Los motivos resultan evidentes en estos momentos de máxima necesidad en lo económico en los que resulta obligado estudiar y reestudiar una y mil veces cada movimiento antes de llevarlo a cabo. De esta manera, la realidad es que el Deportivo Alavés cuenta con un triste escaparate en el que solamente comparece un producto vendible. Que precisamente responde al nombre de Javi Casares. Se trata por lo tanto el jerezano de la única posibilidad de que dispone el club del Paseo de Cervantes para cerrar una operación beneficiosa en lo económico para sus maltrechas arcas.

Ahora bien, la cuestión es saber si la vertiente monetaria compensaría lo suficiente el más que probable perjuicio deportivo que supondría la marcha del extremo de Vitoria. En ese filo de la navaja es en el que está obligado a moverse el equipo gestor que comanda en la sombra Josean Querejeta.

Lo que resulta evidente a estas alturas es que el Alavés no vería en absoluto con malos ojos una hipotética venta del jugador, siempre que el precio que pagase el comprador fuese lo suficientemente importante. Una situación muy similar ya se vivió doce meses atrás. Y es que el pasado verano, llegaron a Mendizorroza varias ofertas interesándose por la situación del gaditano, que a punto estuvo de regresar a su tierra para enrolarse en el Xerez de Segunda División, que fue el que con más insistencia llamó a sus puertas.

Sin embargo, entonces aún le quedaban dos años más de contrato con el Deportivo Alavés y acabaron premiando los intereses deportivos sobre los económicos. Otra temporada decepcionante después, en cambio, el punto de vista puede ser diferente. Porque otro factor a tener en cuenta es el importante contrato que el andaluz tiene suscrito para el ejercicio venidero. Su llegada a Vitoria se cerró tras una larga y complicada negociación con el Granada -propietario de sus derechos pero que contaba con la inestimable ayuda del Udinese para pagar su ficha- y estuvo acompañada de un contrato de larga duración (tres campañas en una categoría como la Segunda B es una casi una eternidad) que iba aumentando en cuanto a emolumentos año a año.

Por lo tanto, si Javi Casares continúa defendiendo la elástica del Deportivo Alavés, el club se verá obligado a realizar un importante esfuerzo económico por un futbolista que quedará libre a la conclusión del curso. En cambio, si recibe una oferta interesante para hacerse con sus servicios, recaudaría un dinero muy valioso -algo muy similar a lo sucedido hace un año con el caso de Iván Malón- y, además, se ahorraría la que probablemente sería la ficha más elevada de la plantilla. El futuro de Javi Casares, por lo tanto, se encuentra en el aire.