Vitoria. Los finales de temporada siempre vienen acompañados, desde tiempos inmemoriales, de los habituales rumores en torno al trasiego de maletines de un estadio a otro y el posible amaño de ciertos resultados en función de cuáles sean los conjuntos implicados en la pelea. El último ejemplo de ello se vivió el pasado domingo en Mendizorroza, cuando la efusividad con la que los jugadores y el banquillo del Salamanca -una escuadra que clasificatoriamente no se jugaba absolutamente nada puesto que ya estaba salvada y no podía aspirar a pelear por el ascenso y que atraviesa una gravísima crisis económica que le ha llevado a no poder pagar las nóminas desde hace varios meses- celebraron el tanto de De la Nava que supuso el definitivo 2-2 hizo pensar a más de uno que el cuadro charro se jugaba en Vitoria un premio extra a los puntos que reparte la Federación.

Es uno más de los muchos ingredientes que componen ese otro fútbol que aporta el inimitable picante del que disfruta el deporte rey. Sin embargo, también es evidente que altera las reglas del juego y por este motivo la Federación Española ha decidido dar un paso adelante para tratar de poner coto a la situación en la medida de lo posible. Para ello, ayer comunicó que las dos últimas jornadas del campeonato se disputarán bajo el formato de horario unificado en todos aquellos encuentros en los que haya algo en juego.

Así, los duelos correspondientes al 37º y 38º capítulos del campeonato de la regularidad se celebrarán los domingos 6 y 13 del próximo mes de mayo a partir de las seis de la tarde. Con ello, se pretende evitar al máximo las posibles suspicacias que se puedan producir. Algo que, no obstante, se antoja casi tan difícil como poner puertas al mar.

En consecuencia, este próximo fin de semana será la última oportunidad en la que el Alavés conozca el resultado de su principal adversario en la carrera por lograr el pasaporte para el play off de ascenso antes de afrontar su propio compromiso. Y es que mientras que el Amorebieta visita Lezama a las cuatro de la tarde del sábado para medirse al filial del Athletic, no será hasta las 18.00 horas del domingo cuando el plantel de José Carlos Granero se enfrente en El Toralín a la Ponferradina. Una circunstancia que puede constituir una ventaja pero también una presión añadida para el débil equipo vitoriano.

Dependiendo de lo que suceda en esa doble confrontación, El Glorioso afrontará las dos últimas jornadas de la temporada regular instalado en la cuarta plaza (la mejor de las hipótesis y también la menos probable), quinto a una distancia de entre uno y cuatro puntos (lo previsible) o virtualmente descolgado aunque con opciones matemáticas aún seis puntos por detrás del Amorebieta.

Será entonces cuando todo el mundo observe con lupa lo que suceda en cada terreno de juego. Y es que las suspicacias ya han hecho acto de presencia desde semanas atrás. Mientras que el Alavés tiene por delante un calendario exigente en el que se encontrará con Ponferradina (segundo clasificado), Mirandés (líder) y Gimnástica de Torrelavega, su gran rival, el Amorebieta, se medirá a dos vecinos -el Athletic B y el descendido Lemona- y el Logroñés.

Son precisamente los duelos contra las escuadras vizcaínas los que más interrogantes han levantado. Y es que resulta poco probable que clubes que comparten zona y protección del Athletic perjudiquen el posible crecimiento de uno de ellos para favorecer a un tercero. El pasado fin de semana, sin ir más lejos, ya se produjo un ejemplo ante el Sestao, que según los rumores sólo entrenó dos sesiones para preparar la cita. El resultado, concluyente a más no poder. 3-0 a favor del Amorebieta.