Vitoria. La eterna y por el momento irresoluble lucha entre fe y ciencia. Esa que tantos enfrentamientos y vidas ha costado a lo largo de la historia. La misma que en estos momentos consume al Deportivo Alavés. El inesperado empate ante el Salamanca del pasado domingo en Mendizorroza -unido a la cómoda victoria del Amorebieta sobre el Sestao- ha tenido como inevitable consecuencia que el futuro inmediato se oscurezca de manera más que preocupante para la escuadra de Mendizorroza. Y es que el objetivo de lograr el billete para los play off de ascenso, nada sencillo ya de por sí antes de esta última jornada, se ha complicado sobremanera alejándose el cuarto clasificado a tres puntos cuando únicamente restas nueve por disputarse. Sin embargo, los profesionales albiazules se niegan en redondo a tirar la toalla. Nadie está dispuesto a dar la guerra por perdida. Ni mucho menos.
Muy al contrario, desde el mismo momento en que se consumó la pérdida de los dos puntos ante el Salamanca se han afanado en trasladar un mensaje de plena confianza en la remontada. Ninguno esconde la dificultad de la empresa, teniendo en cuenta además que el cuadro vitoriano debe medirse en las dos próximas jornadas a los dos primeros clasificados del grupo, pero del mismo modo están convencidos de que firmando un pleno de victorias en los compromisos que restan superar al Amorebieta en la clasificación puede ser una realidad.
El primero en incidir en esta idea fue el propio José Carlos Granero que, pese a la indisimulable decepción, significó a la conclusión de la contienda del pasado domingo que ni mucho menos está ya todo decidido. "Es cierto que no nos encontramos en la situación ideal pero todavía estamos vivos y a falta de tres partidos dependemos de nosotros mismos", enfatizó el preparador valenciano.
Con veinticuatro horas más de margen para rumiar el tropiezo contra el Salamanca, los propios integrantes de la plantilla alavesista coincidieron ayer con el discurso de su entrenador. De esta manera, Óscar Rubio realizó un análisis concluyente de la situación del equipo en este epílogo decisivo del campeonato. "Si hubiéramos conseguido la victoria también poníamos al Eibar en la pelea y habría sido importante pero al final es lamentarse de lo que no ha sido. Hay que pensar en lo que queda, que es ganar y esperar que el Amorebieta pinche. Yo estoy confiado en que va a ser así. Quedan muchos partidos aún y se pueden dar sorpresas", argumentó.
Ahora bien, el futbolista catalán tiene claro que únicamente firmando un cien por cien de efectividad tendrá opciones el plantel vitoriano. No caben más errores. "Lo que está claro es que tenemos que ganar los tres partidos y hay que pensar en ir a Ponferrada a conseguir la victoria", advirtió.
En este sentido, aludió a una circunstancia que pueda jugar a favor del cuadro de Granero para afrontar esta difícil empresa. "El equipo últimamente está acabando bien los partidos, creo que físicamente nos encontramos bien y se nota sobre todo en los rivales. Igual la primera parte nos aguantan un poquito mejor pero luego cuando ya bajan las fuerzas nosotros nos encontramos más cómodos y eso es importante y pienso que nos va a ayudar de aquí al final de temporada", señaló.
Otro que se mostró igualmente esperanzado en las posibilidades de éxito alavesistas fue Jon Moya. El zaguero vizcaíno apuntó que "seguimos a un partido y esta semana podemos acabar en play off. Tenemos que ganar o ganar para apurar al máximo las opciones y yo confío en que el Amorebieta no va a ganar los dos próximos partidos. Por lo menos uno".