Problemas, problemas y más problemas. Las lesiones se han convertido prácticamente en el pan de cada día para buena parte de la plantilla del Deportivo Alavés a lo largo de la presente temporada. Cierto es que son unos cuantos los futbolistas que se han librado de esta particular plaga que a casi todos obliga a parar alguna vez a lo largo del curso, pero aquellos que se han visto afectados por los problemas físicos los han padecido a base de bien y en repetidas ocasiones. Todo un lastre para el rendimiento del equipo a lo largo del curso y que sigue latente cuando la fase definitiva de la temporada se encuentra en pleno auge.
Las lesiones en los clubes profesionales son lo más normal del mundo, pero en la actual temporada se han cebado con saña con la figura de algunos de los jugadores de la plantilla alavesista, afectados por las mismas hasta extremos insospechados. Algunos se han perdido tramos importantes de competición, otros han estado lastrados por molestias constantes e, incluso, a algunos las lesiones les han obligado a pasar el año en blanco. Musculares, traumáticas o incluso enfermedades comunes. Todas ellas han concurrido en masa este año y algunos jugadores no han salido de una y ya se han metido en otra.
El caso más sangrante es el de Pablo Gallardo. Lesionado de gravedad en la cadera durante la pretemporada, lleva ejercitándose junto al grupo desde enero pero el cuerpo técnico no le ve todavía preparado para jugar cuando quedan cinco partidos por disputarse. Tras sufrir el jueves un esguince de tobillo, cada vez parece más complicado que pueda estrenarse como albiazul en competición oficial.
Parecido camino, con solo dos partidos a sus espaldas, lleva Kike Tortosa, afectado por una hernia discal y para el que volver a jugar esta temporada parece imposible a pesar de que ayer se uniese al grupo principal en el entrenamiento. El valenciano lleva dos meses de baja por culpa de esta complicada dolencia y su trascendencia en el equipo ha sido prácticamente nula desde su llegada durante el pasado mercado invernal.
La otra lesión de gravedad, en este caso en la rodilla, la sufrió Marc Fachan. El lateral derecho galo estaba firmando un arranque de curso sensacional hasta que un mal apoyo en el partido contra el Logroñés le obligó a permanecer en el dique seco durante más de tres meses y desde su recuperación solo ha podido jugar un puñado de minutos al sufrir constantes problemas musculares que le han impedido trabajar con normalidad con el grupo.
de todo tipo Y es que las dolencias de origen muscular han sido las que han llevado de cabeza a unos cuantos jugadores esta temporada. Los casos más sangrantes son los de Gorka Azkorra (sóleo y abductor) y Luis Prieto (isquiotibiales) -quien ahora se encuentra afectado por un esguince de tobillo, lesión que también tuvo en la rodilla y también hubo de ser ingresado por un traumatismo craneoencefálico-, que han sufrido este tipo de lesiones en unas cuantas ocasiones, pero de las roturas de fibras tampoco se han escapado Javi Rubio (bíceps femoral e isquiotibiales), Casares (bíceps femoral), Jito (abductor) o Quintanilla (bíceps femoral). También Palazuelos ha sufrido problemas musculares y en el tobillo, bastante normales después de pasar casi medio año inactivo.
El último en sumarse a la lista de afectados por los problemas musculares ha sido Rangel, quien ha sufrido una rotura de fibras después de haber jugado todos los partidos de la temporada, en alguno de ellos incluso infiltrado para paliar el dolor. Una situación peculiar es la que ha protagonizado Sendoa, entre algodones desde hace semanas y perdiéndose varios compromisos trascendentales por culpa de las molestias que arrastra en la rodilla, los problemas musculares y, de paso, una amigdalitis, enfermedad esta que ya afectó seriamente a Alex Sánchez al principio del curso. Hasta el tercer portero, el guardameta del filial Javi Montoya, se ha visto afectado por una luxación de hombro que le mantiene de baja desde hace un par de semanas y que le impedirá volver a sentarse en el banquillo con el primer equipo como al principio del curso.
Toda una cascada de problemas que no han hecho más que mermar el rendimiento del equipo, obligado a prescindir de jugadores muy importantes durante largos períodos de tiempo, lo que ha redundado en perjuicio de unos resultados que ahora tienen al equipo vitoriano entre la espada y la pared.