Vitoria. El Deportivo Alavés consiguió un punto en la tarde de ayer en su visita a San Sebastián contra el filial de la Real Sociedad en un encuentro donde hubo de amoldarse a las características, en el más rudo de los sentidos, de la categoría. Las lecturas, pues, son múltiples, pero el entrenador albiazul, José Carlos Granero, trataba de ser pragmático: "El equipo sigue manteniendo la portería a cero. A veces estos partidos se ganan con una acción aislada. Cuando no se puede ganar, hay una máxima en fútbol que dice que no hay que perder".
Sin embargo, según avanzaba el partido, el equipo babazorro iba ganando opciones en una progresión que se culminaba con los cambios realizados por el conjunto vitoriano, tal y como confesaba el técnico valenciano: "Al aparecer Jito, César e Indiano parecía que eramos más dominadores". Una táctica premeditada ya que se sabía "desde el principio que había que aguantar la presión del partido, donde el equipo no era mejor que el contrario", pero existía fe en hacerse con el partido "en la última parte del choque" merced a los cambios realizados por los alaveses.
Así las cosas, el resultado deja a plantilla y afición "un sabor agridulce", como aseguraba David Rangel. El guardameta albiazul insistía en el discurso emitido minutos antes por su entrenador al remarcar que sabían que "al final del encuentro" tendrían sus oportunidades. "Las hemos tenido pero tambiñén hemos podido perder en la segunda parte", concluía el valenciano.
Igual de realista se mostraba Casares: "El equipo ha estado serio pero la Real ha estado muy bien y también juega". Además el gaditano se escudaba en el terreno de juego, el cual "no ha sido el más adecuado", pretexto que se negó a utilizar el propio Grabero, aceptando las leyes de la categoría. Con todo, el punta alavesista hacía una lectura optimista, y es que "el punto se hace bueno si el sábado se gana al Real Unión".