¿Cómo ve al equipo después del regreso de las vacaciones?
Siempre me preocupa bastante cómo se retoma la actividad cuando un equipo se marcha de vacaciones. De entrada es como la presunción de inocencia: siempre piensas que el futbolista es muy buen profesional y que realmente ha hecho lo que tenía que hacer, que es vivir las 24 horas pensando en fútbol. En cuanto al tema de peso y grasa, se han cuidado. Ahora hay que volver a recuperar la actitud y el compromiso del partido contra el Mirandés, volver a meterse en la actividad diario, no estar disperso es una semana en la que estamos viviendo alerta. Estamos muy pendientes de ellos, exigiéndoles mucho. Ya de por sí no me gusta dejar nada a la improvisación, pues ahora menos.
Se suele decir que los parones vienen bien cuando se va mal y que vienen mal cuando se viene de un buen resultado, como en este caso ocurrió ante el Mirandés.
Solemos decir mucho esa frase y también que el fútbol va por inercias y que hay que aprovechar las olas. Cuando acabó el partido, la impresión general en el vestuario era que queríamos seguir en la competición. De todos modos, ahí culminó un buen ciclo desde mi llegada. Hay una buena base, una buena estructura de lo que queremos y lo que buscamos, de lo que aspiramos a ser como equipo y nuestra obligación ahora es confirmar esas expectativas, el compromiso que tenemos con el proyecto y que creemos en lo que estamos haciendo para consolidarnos arriba.
¿El partido de mañana es especialmente peligroso al venirse de casi un mes sin competición?
No me gustan los adjetivos calificativos tremendos, pero ya he dicho que esta semana la estamos viviendo alertas. No sabemos qué nos podemos encontrar. Necesito conocer todas las respuestas del equipo ante lo que le va ocurriendo. Todo gran equipo cuando sufre una derrota, como la que vivimos ante la Ponferradina, se levanta rápidamente. Tú eres grande en la medida en que te levantas rápido. Yo al equipo ya le voy conociendo todo tipo de respuestas, pero es una incógnita saber cómo afronta la competición después de tres semanas. Es también un compromiso del entrenador, que tiene que poner las pilas, y llevo toda la semana avisando a nivel grupal e individual. Lo hemos recordado todo y ese tipo de mensajes repetitivos se les están metiendo en el cerebro. Es un partido importante porque nos tiene que ayudar a consolidarnos arriba. No podemos ser ese equipo que va y viene como la marea.
No le gusta mucho hablar de ciclos, pero este arranque del año es el momento de que el Alavés se consolide definitivamente.
No hago ese tipo de valoraciones, aunque estoy de acuerdo en que ahora se supone que hay que dar el salto. Ya se han marcado otros ciclos y ya avisé de que nada iba a ser definitivo. No hay que llevar las cosas al drama. Perdimos contra la Ponferradina, pero luego ganamos al Mirandés con unos argumentos que no le he visto ni al Villarreal ni al Racing. Algo bien hemos hecho, pero nada es definitivo. Aquí lo que vale es la regularidad, la constancia, la perseverancia, la insistencia. Estos partidos nos pueden marcar o no nos pueden marcar, pero si el equipo sigue en su línea de crecimiento tiene que salir reforzado.
Esa victoria contra el Mirandés lo que sí dio fue tranquilidad para afrontar el parón navideño.
Cuando pierdes un partido todo lo ves mal y cuando ganas parece que descansas. Ya dije que yo iba a sacar las mismas conclusiones y el hecho de estar más arriba o más abajo no me iba a condicionar la idea que tengo sobre el grupo. A pesar de esa tranquilidad psicológica, sobre todo para el jugador, yo sigo pensando lo mismo que antes que esa victoria.
Se afronta un segundo tramo de temporada en el que hay que subsanar la pérdida de puntos que ha sufrido el equipo en partidos que debería haber ganado.
En mi etapa solo tengo una derrota, pero ya dije en su momento, cuando vi alegría en el entorno, que hay determinados empates que nos han lastrado un poquito, como los del Lemona y el Bilbao Athletic. Reconociendo que el equipo tenía que mejorar, porque yo no veía al equipo hecho, pero puso en la competición más de lo que esta le concedió y con cuatro puntitos más estaríamos ahí. Eso es bastante mejorable.
¿Es la temporada una carrera contra el reloj para lograr ensamblar un equipo aspirante al ascenso?
En fútbol es muy difícil hablar de proyectos porque vives con la urgencia de los resultados del fin de semana. Por mucho que hablemos los entrenadores de confeccionar un equipo y dotarlo de un estilo, la gente no entiende de eso y lo que quiere es que su equipo gane el domingo y se acabó. Pero nosotros somos profesionales y debemos tener la suficiente personalidad para dotar a los equipos de un estilo, de una idea y de una forma de jugar. Eso no es fácil de conseguir. Cuando reconoces un equipo y te gusta y ves que hace cosas es cuando aprecias que hay un trabajo continuado y constante, lleno de valores y de ideas que se ha ido mejorando con el tiempo y que se han plasmado en un gran proyecto y eso cuesta. Yo no puedo dotar a un equipo de una personalidad en dos, tres o cuatro meses. Le puedes ver al equipo detalles y mecanismos. Para el trabajo defensivo es suficiente con dos o tres meses, pero dotarle de lo ofensivo... Son dos ojos, el que defiende y el que ataca, y eso es más difícil. Después está la personalidad, el saber hacer, gestionar las dificultades, moverse en la competición... Eso cuesta y es muy difícil hablar de un proyecto. Hay que creer en él y aguantar porque se construye sobre adversidades, sobre dificultades, sobre varapalos, sobre derrotas y se va consolidando poco a poco. Ojalá sea este el proyecto, pero para eso se requiere tiempo y también resultados. Si queremos volver a ser el Alavés grande tienen que existir unas bases y una estructura sólidas de lo que queremos y hacia dónde queremos ir; de lo contrario, daremos bandazos.
El equipo ha evidenciado una mejoría defensiva y ofensiva, pero usted también quiere ver ese oficio que necesitan los equipos ganadores.
Hay que saber leer qué tipo de partido toca jugar en cada momento. Tienes que ir al partido que te conviene ir en cada momento y eso se ve en los grandes equipos, que saben a lo que quieren jugar a cada instante. Ahí se demuestra la madurez de un equipo, sabiendo leer el partido en cada momento, viendo los cambios que ha hecho el entrenador, cómo está el rival... Los momentos de los partidos, que tiene muchos y muchas fases. En un partido hay muchos partidos y desde mi llegada vi que ese tipo de gestión era mejorable.
Desde fuera, parece algo difícil de trabajar y que depende más de las características del jugador.
Yo no me voy a resignar a conseguir eso. Tengo que trabajar para que el equipo me entienda y que crezca con estos mimbres para que sea sólido, invulnerable, que el contrario se desquicie porque no sabe por dónde entrar. Hay equipos que llegan a desesperarte gracias a que dominan todos los aspectos y tengo que luchar por conseguir que este equipo sea así porque todos mis equipos han tenido esas señas de identidad. Les tengo que intentar llevar al límite de su rendimiento y sacar lo mejor de cada uno. Para eso me han contratado.
Ha repetido muchas veces una frase: 'Yo conozco el camino'.
Yo no he empezado ahora a entrenar y, afortunadamente, no me ha ido mal en muchos de los clubes en los que he estado. Sé cómo se puede ascender porque ya lo he hecho, pero no me gusta hablar del pasado. Me tengo que centrar en el trabajo del día a día, pero tengo una experiencia y reconozco a los equipos que están preparados para dar el salto, a los que se van a meter en promoción pero lo van a tener difícil e, incluso, a los que ves que no van a llegar.
Y con esa experiencia, ¿qué cartel le colgaría hoy al Alavés?
Hemos mejorado muchas cosas, pero como soy tremendamente ambicioso y me gusta superarme cada día, creo que podemos ir a más.
En sus primeros entrenamientos sorprendió a todos trabajando aspectos que parecen básicos, el abecé del fútbol. Con esas bases, ahora es el momento del desarrollo.
Vosotros decís que es el abecé del fútbol, pero creo que a nivel profesional se trabaja muy poco y no sé si es porque el jugador tiene que venir aprendido o si es porque los entrenadores no tenemos los conocimientos para saber transmitir ese tipo de trabajo. Creo mucho en la repetición sistemática, en la secuenciación de tu forma de jugar a lo largo de la semana y creo que ese tipo de trabajos son imprescindibles a nivel amateur y entre profesionales. Da mucho gusto ver cuando un equipo está trabajado a nivel colectivo en lo ofensivo y en lo defensivo y eso pasa a cualquier nivel de élite en baloncesto, en balonmano o en cualquier deporte importante. ¿Por qué no tiene que ser igual en el fútbol? Yo no creo que sea el abecé porque a lo mejor es la zeta. Se debe abogar por ese tipo de trabajo específico en el que le digas al futbolista, a la línea y al colectivo qué es lo que esperas de ellos. Si te vas a ver al Athletic, ves a Bielsa repetir sistemáticamente ese tipo de cosas que luego se plasman un domingo. Los entrenadores tenemos que dotar de sentido táctico a los equipos y eso es lo que te hace llegar arriba. Es una costumbre que yo tengo y que he hecho en todos los equipos en los que he estado. Es buscar el equilibrio, que es lo que te da estar arriba. La toma de decisiones corresponde al futbolista, no podemos mecanizarle. Hay que dotarle de conceptos para que sepa qué tiene que hacer en cada momento de un partido, que tenga recursos y posibilidades para que se sienta rico y seguro. No les podemos llevar como a los del futbolín, pero en la repetición sistemática se dota de contenido al jugador.