Lemona. Iniciaba el Deportivo Alavés en Lemona la particular trilogía al final de la cual pretendía convertirse en perseguidor cualificado del Mirandés y lo cierto es que el cuadro vitoriano no arrancó la saga del mejor modo posible. Fue el equipo de José Carlos Granero protagonista principal durante muchos minutos, avasallando al cuadro cementero con sus propias armas, pero el acierto rematador que venía caracterizando la temporada se diluyó ayer casi por completo en Arlonagusia. Una concatenación de paradas ciertamente meritorias, y también muy afortunadas, de Alcalde cercenaron las opciones vitorianas de marcar distancias en sus mejores minutos y, posteriormente, cuando peor lo estaba pasando el cuadro alavesista, un penalti errado por Geni sepultó las opciones de sumar los tres puntos. Sigue sin perder El Glorioso de Granero, pero son ya muchos los puntos que se van quedando por el camino.
El cuadro albiazul llegaba a Arlonagusia con la lección bien aprendida de casa y no le costó ni un segundo adaptarse a lo que se encontró sobre un terreno de juego en el que la filigrana está fuera de lugar. Desplazamiento en largo y juego aéreo se convirtieron en los dos principales protagonistas de un juego en el que el conjunto vitoriano puso las escasas gotas de calidad que se vieron en toda la tarde, sobre todo a partir de un Sendoa que demuestra que está por encima de campos y rivales.
Fue esa puesta en escena tan bien trabajada la que le permitió a los alavesistas adelantarse en el marcador con una brillante acción de Jito, quien al no encontrar hueco para el remate sacó una gran asistencia para la llegada desde atrás de Indiano, cuyo remate rozó a Gurrutxaga para adelantar a los albiazules en apenas cinco minutos.
Sirvió el gol para asentar todavía más los cimientos de un equipo que ya de por sí se había demostrado sólido en ese arranque, evitando cualquier tipo de sufrimiento mediante las soluciones más simples. Eso sí, en un terreno como el de Arlonagusia cualquier despiste es mortal y el Lemona comprobó pronto que la fortaleza albiazul tenía un punto débil por el que podía resquebrajarse: Aridane.
El canario, titular por primera vez en la etapa de un Granero que apostó por adelantar a Quintanilla para potenciar el físico en el centro del campo, estuvo bastante errático en sus primeras intervenciones. Dentro de la seguridad general de la línea defensiva, las acciones de Aridane generaban siempre incertidumbre y el equipo fue retrasando unos cuantos metros su posición sobre el césped. Así fue hasta que en el minuto 22 la mala fortuna se alió con el central, que tocó con la mano un balón dentro del área cuando estaba tendido en el suelo. Penalti en contra y empate de Orbegozo en el minuto 23.
El mazazo le sirvió al Alavés para despertarse y volver a su mejor versión, la que había mostrado durante los primeros minutos. En el tramo final de la primera parte, y con algún susto en los dominios de Rangel, Geni se encontró una y otra vez con su peor pesadilla, un Alcalde que protagonizó intervenciones de auténtica ciencia ficción y difíciles de creer si no fueron vistas. El guardameta cementero mantuvo el empate con sus paradas a los remates del capitán albiazul y en la segunda parte las tornas se cambiaron por completo para dejar paso a una versión alavesista mucho más sufridora.
Bien pertrechado atrás, supo el equipo defenderse, aún pasando apuros, a la espera de una oportunidad que por juego parecía difícil que llegase. Quemó sus naves Granero apostando por sus tres delanteros y en una de sus primeras acciones Azkorra fue objeto de un claro penalti. En el minuto 73 Geni y Alcalde volvían a medir sus fuerzas. Desgraciadamente, el guardameta salía de nuevo victorioso deteniendo esa pena máxima que hubiese sido definitiva, ya que en el tramo final el Alavés fue más corazón que cabeza, con demasiadas jugadas individuales intentando resolver esa nueva pérdida de dos puntos. Otro empate que se queda por el camino y con él parte de las ilusiones de un equipo que, pese a ello, tiene que rearmarse rápidamente para afrontar el segundo capítulo de esta trilogía.