vitoria. Normalmente, cuando el mejor de un equipo durante un partido resulta ser el portero es señal de que las cosas no han ido como debían. Ayer, Rangel fue la mejor muestra de ello. Las paradas del guardameta albiazul, una de ellas tras un sorprendente cabezazo de Fachan en propia puerta que iba directo a las mallas, salvaron los muebles de un Alavés totalmente inefectivo en ataque.

Junto al portero, uno de los pocos hombres que ayer se salvaron de la quema ante un Amorebieta duro y bien plantado fue Luisma. El centrocampista cántabro fue uno de los pocos jugadores de Luis de la Fuente que fue capaz de crear algo de peligro cuando rondaba la meta rival. Precisamente, Luisma sustituyó en el minuto 53 al compañero que en la jornada de ayer se llevó un punto en la clasificación al jugador más regular pero lidera la tabla con suma facilidad. En poco más de media hora, Sendoa Aguirre demostró que de sus botas parte siempre la mayor parte del peligro alavesista.