Ha repetido ya unas cuantas veces que las cosas se están haciendo bien en los entrenamientos, pero...

El verdadero problema lo tendríamos si estuviera pasando lo contrario, que fuese imposible que jugásemos a nada porque no entrenamos bien. El grupo es extraordinario y trabaja con una intensidad bárbara. ¿Por qué no funciona? Ahí es donde está mi responsabilidad. No he dado todavía con la tecla y estamos en esa fase de encontrarla.

Mucha gente, por su trayectoria anterior, le acusa de conservador.

El año pasado, con un filial, fuimos el equipo menos goleado y esta temporada es al revés. ¿Por qué el año pasado teníamos equilibrio defensivo y éste no? Porque son dos equipos completamente diferentes. El año pasado no teníamos jugadores de ataque y tuvimos que centrarnos en el trabajo defensivo. Este año hay mucha tendencia ofensiva y tenemos que buscar el equilibrio porque el equipo se nos rompe. Hay que dotar al equipo de esas armas necesarias para poder detener las acometidas de los rivales cuando estamos rotos.

Tiene otra batalla: los delanteros.

Somos los máximos goleadores del grupo y eso quiere decir algo. Jugamos siempre con tres delanteros. Una cosa es que haya gente que quiera dos delanteros centro, pues habrá momentos que sí y otros en los que no. Hay que crear juego y a mí también me gusta que el balón llegue a las bandas. Son cosas que la gente puede hablar y decir, pero lo que es evidente, y ahí están los datos objetivos, es que este equipo tiene una tendencia ofensiva muy clara y por eso es el máximo goleador del grupo. El problema es que tenemos once goles en contra. La Arandina nos tiró una vez a puerta y el Zamora poco más de dos, pero algo hay que hacer para que esas situaciones no se den, aunque hay que contar con el acierto del rival. Estaría mucho más preocupado si el Zamora nos hubiese rematado seis veces.

Lo peor de esta racha es que han sido dos puntos de nueve posibles ante equipos con un potencial muy inferior al del Alavés.

Eso es así si sólo vamos al resultado, pero seríamos injustos si no reconocemos que lo normal contra la Arandina tenía que haber sido una goleada. El otro día contra el Zamora tuvimos cinco ocasiones claras en la primera parte. Teníamos todo el rato el balón en su área, pero sólo marcamos uno. Luego te meten la primera que te tiran entre los tres palos. El equipo tiene que madurar, tenemos que alcanzar esa intensidad como equipo que no tenemos.

¿Qué le falta al equipo?

En muchos momentos, madurez a la hora de saber manejar las situaciones que se están dando. Cuando vamos ganando, tendríamos que tener seguridad en nosotros mismos para que esos partidos no se nos vayan. Es todo lo contrario que nos ha pasado cuando hemos tenido el marcador en contra, cuando hemos demostrado capacidad para darle la vuelta a situaciones adversas. Curiosamente, cuando peor hemos estado hemos demostrado más espíritu, más raza, más nervio, más corazón. Cuando los partidos han ido de cara nos ha faltado poso, experiencia en determinados aspectos del juego.

Cuando las cosas no empiezan bien se suele apelar siempre a que la temporada es larga, pero un mal arranque suele pagarse caro.

No soy de los que se plantean las temporadas a largo plazo y la realidad es ésa. Voy partido a partido y más ahora que no estoy en situación de plantearme las cosas a largo plazo, ni siquiera a medio. Aquí hay que ganar cada domingo, pero la mayoría de los equipos que estamos llamados a estar arriba estamos fallando, con la excepción del Mirandés. Otro tema sería que el resto llevase el mismo ritmo del Mirandés, que es un equipo que lleva dos años hecho.

El Alavés es un equipo muy renovado, es cierto, pero no es el único que ha cambiado por completo.

Es muy difícil que en apenas dos meses un equipo se encuentre cohesionado, pero es que ni siquiera hemos trabajado dos meses todos. ¿Hasta cuándo? Pues, evidentemente, no se tiene que prolongar más porque no disponemos de tiempo. Puntualmente hay detalles en positivo, pero lo primero son los resultados. Necesitamos ganar porque ganando todo funciona mejor, corres más, eres más alto y hasta más guapo. Son estados de ánimo, incontrolables en el fútbol, que sólo se cambian cuando hay una victoria. Por eso urge ganar, es lo único que nos va a dar la posibilidad de mejorar.