Vitoria. Con un jersey y unos pantalones cortos completamente insuficientes para hacer frente a la bajada de temperaturas que se vivió ayer en Vitoria, Pablo Gallardo se convirtió en la gran atracción en las instalaciones de Ibaia. Con unas recién estrenadas muletas que quiere abandonar cuanto antes y acompañado en todo momento por los sabios consejos del doctor Alberto Fernández, el futbolista sevillano se reencontró en el entrenamiento con sus compañeros después de la intervención quirúrgica a la que fue sometido el pasado martes para corregir su lesión de cadera. Poco a poco, con suavidad absoluta, el jugador ya hacía sus primeros apoyos con el pie izquierdo en el suelo, aprendiendo así a caminar con la dolencia con la que tendrá que convivir aún durante unas cuantas semanas antes de quitarse esas muletas que serán compañeras y aliadas durante unos días. Alegría, pese a todo, la que destilaba el central andaluz, quien en un primer momento vio perdida la temporada y que ahora se fija ya en el año 2012, concretamente en el mes de enero, para volver a vestir la camiseta del Deportivo Alavés, aunque entonces ya en partidos oficiales.
"Ya ha pasado lo peor, la operación, que era lo que más temía. Estoy contento porque todo ha salido muy bien y ya estoy con muchas ganas de empezar la recuperación. Los médicos me han dicho que están muy contentos por cómo ha salido todo y es verdad que hay menos daño de lo que en un principio parecía y, por tanto, la recuperación va a ser mucho más corta. En apenas 48 horas he notado mucha mejoría y ya tengo muchas ganas de ponerme a trabajar para ir recortando plazos", señalaba el sevillano ayer en Ibaia.
Superado ya el dolor lógico que sufrió la primera noche tras la intervención y afectado aún por la anestesia, Gallardo ya pudo dormir el miércoles en su domicilio, hasta donde ha llegado desde Sevilla su madre para echarle una mano en los primeros días de convalecencia, aunque lo cierto es que Gallardo demostró en Ibaia que no tiene apenas problemas para desplazarse apoyado en sus muletas. Pese a ello, la progenitora del central alavesista permanecerá al lado de su retoño, al menos, hasta que le retiren los puntos de sutura el próximo 30 de septiembre. Tampoco le faltará al andaluz ayuda en el seno del vestuario, ya que tanto Aridane como Alex Sánchez son sus vecinos.
Para Gallardo ha comenzado ya el periodo de recuperación, cifrado en cuatro meses. Los apoyos del pie serán sus primeros pasos para abrir después camino a bicicleta, piscina, carrera, balón... Sin duda, ya sueña el central con encontrar el final del túnel: "Ni siquiera me había despertado de la anestesia y ya estaba como loco preguntando qué tal había ido la cosa. Me dieron la buena noticia de que al final fue menos de lo esperado y ya me puse mucho más contento porque eso implica que la recuperación va a ser mucho más rápida de lo previsto".
Por eso, Gallardo ya mira hacia el año 2012. En enero pretende reaparecer, intentando recortar al máximo los plazos que le han marcado. "Al final va a depender de las sensaciones que vaya teniendo. Puede que reaparezca en el mercado de invierno porque están por medio las Navidades y en ese periodo no hay Liga. Son unas semanas en las que no voy a perder competición, así que no me las voy a perder. Me marco volver en enero", explica.
Lo que no ha perdido el sevillano es la sonrisa. Pese a lo grave de su lesión, las bromas siguen saliendo a borbotones de su boca. Y es que en este tipo de casos la experiencia es un grado y el central alavesista ya sabe lo que es sufrir lesiones de gravedad y, por tanto, prefiere mirar al futuro con optimismo. "Intento siempre verle el lado positivo a las cosas. Ya sufrí una lesión en el quinto metacarpiano y estuve tres meses sin poder jugar. Es importante estar fuerte mentalmente porque la experiencia me dice que si eres fuerte eso te ayuda a acortar los plazos de recuperación", asegura el jugador.