Vitoria. Cuando en pleno verano y tras no pocas vicisitudes se conoció definitivamente la identidad de los veinte equipos que integraban el Grupo II de la Segunda División B, la unanimidad fue prácticamente total a la hora de designar el ramillete de conjuntos que estaban llamados a pelear por ocupar las cuatro plazas que permiten acceder a las eliminatorias de ascenso. El potencial económico y deportivo unido al historial de estos privilegiados les colocaba un escalón por encima de sus competidores en la rampa de salida.

Sin embargo, la teoría no siempre viaja acompañada de la práctica y el inicio de la competición oficial ha venido a sembrar dudas sobre el supuesto dominio que debían ejercer estos combinados. Y es que los a priori grandes favoritos han acusado la presión que recaía sobre sus espaldas y están firmando un arranque de Liga muy por debajo de las expectativas que habían generado. De esta manera y salvo contadas excepciones entre las que podría situarse al Deportivo Alavés de Luis de la Fuente, lo cierto es que son más las sorpresas negativas que los casos en los que se ha cumplido el guión previsto.

Dentro de este último apartado destaca sobremanera la figura del Mirandés. El conjunto burgalés ya firmó el pasado ejercicio una temporada excepcional y se postulaba como claro candidato a repetir éxito en la actual campaña. Pues bien, los de Carlos Pouso de momento no han defraudado en absoluto. Lideran la clasificación en solitario y presentan un espectacular balance de tres victorias y un único empate. Sin embargo, el ejemplo no ha cundido demasiado.

Y es que los dos últimos rivales del Deportivo Alavés, Real Unión y Eibar, también eran señalados por todos antes del arranque de la temporada como claros candidatos a luchar por las posiciones de ascenso. Cuando apenas se han disputado cuatro jornadas, esa apuesta ha quedado más que diluida. Los motivos, resultan más que evidentes. Ambos únicamente han sido capaces de sumar cuatro puntos sobre los doce posibles y caminan por la zona peligrosa de la clasificación. De hecho, el plantel armero ocupa uno de los puestos de descenso mientras que el fronterizo, de acabar ahora la Liga, se vería obligado a disputar la promoción para evitar la pérdida de la categoría. No mucho mejor le va al histórico Salamanca que, con idéntico balance de puntos, se vale de su mejor golaverage para situarse en la decimocuarta plaza.

La caída de los grandes, en cualquier caso, no es una situación que se produzca en exclusiva en este Grupo II. De hecho, la situación probablemente más llamativa de todas tiene por escenario el primer lote de la categoría. El histórico Oviedo que no hace tanto compartiera andadura con El Glorioso en la Liga de las estrellas y que había conformado durante el verano un bloque de enorme calidad -entre otros fichó al exalbiazul Óscar Martínez- con el ascenso como único objetivo, se encuentra en estos momentos hundido en el fondo de la tabla clasificatoria. Con un único punto en su casillero, sólo el peor golaverage de Vecindario y Celta B le salva de lucir el farolillo rojo.