VITORIA. En el arranque de su tercera temporada consecutiva en Segunda División B, el Deportivo Alavés está viviendo unas sensaciones muy diferentes a las que pudo disfrutar en las dos campañas precedentes. Entonces, como ahora, el cuadro albiazul partía con la vitola de ser considerado como uno de los principales favoritos del grupo, y de la categoría, para conseguir el ascenso. La diferencia radica en que en el inicio de los dos cursos anteriores se encargó de refrendar con sus resultados esa condición, unos marcadores que ahora no están acompañando al cuadro albiazul, para el que la derrota ha madrugado más esta temporada que en los dos años precedentes. El sinsabor que en este curso 2011-12 ha aparecido en la tercera jornada no llegó hasta la séptima en el 2009-10, mientras que en la 2010-11 hicieron falta nueve partidos para que el conjunto vitoriano doblegase la rodilla por primera vez.

Aunque las temporadas siempre son largas, los arranques de curso siempre son importantes. La fábula de la cigarra y la hormiga es bien aplicable al mundo del fútbol y no acumular puntos en este tramo de la temporada en el que el nivel futbolístico de los equipos está lejos de lo que se espera puede ser muy perjudicial de cara al futuro. Ese famoso colchón que tan bien vino al Alavés en las dos últimas temporadas todavía no ha empezado a ganar grosor en la presente.

En su regreso a Segunda B, y de la mano de Javier Pereira, el conjunto vitoriano generó ilusión con un arranque liguero en el que cosechó cuatro victorias y dos empates (catorce puntos que valieron el liderato del Grupo I) en las seis primeras jornadas antes de caer derrotado por primera vez en la visita al Racing de Ferrol. A partir de ahí comenzaron los altibajos, pero a pesar de sumar sólo quince puntos más en los otros trece partidos de la primera vuelta, el equipo de Pereira sobrevivió gracias a su excelente arranque de curso.

Mejor todavía fue el estreno alavesista en la temporada 2010-11. De la mano de Miguel Ángel Álvarez Tomé, el conjunto vitoriano no conoció la derrota hasta la novena jornada, con la visita del Mirandés a Mendizorroza. Cinco victorias y tres empates permitieron a los pupilos del preparador leonés irse hasta los dieciocho puntos, a los que sumó otros veinte más hasta el final de una primera vuelta en la que acabó colíder junto al Eibar.

Si a las tres primeras jornadas hay que circunscribirse, el Alavés de Luis de la Fuente también sale malparado en la comparación con sus dos versiones anteriores. De la mano del técnico jarrero, El Glorioso ha acumulado cuatro puntos (una victoria, un empate y una derrota), uno menos de los que consiguió Pereira (un triunfo y dos igualadas) y tres menos de los logrados por Álvarez Tomé, que consiguió dos victorias y un empate en sus tres primeros compromisos.

El actual Alavés sólo es mejor en la cantidad de goles materializados, seis dianas ahora por las cuatro que se lograron tanto en la temporada 2009-10 como en la 2011-12. Como contrapunto, los cinco goles encajados en la actualidad, que fueron tres de la mano de Pereira y dos con Álvarez Tomé en el banquillo.

Por si los números no fueran suficientes, las sensaciones que transmite este nuevo proyecto albiazul en sus primeros pasos tampoco son las mejores. No es que fuera espectacular el estreno de los dos pasados cursos desde el punto de vista futbolístico, pero lo cierto es que tanto con Pereira como, sobre todo, con Álvarez Tomé, la imagen del equipo transmitía una mayor seguridad. En sus tres primeros partidos con De la Fuente, el Alavés se ha mostrado timorato durante demasiados minutos, quedando a veces a merced del oponente y cometiendo multitud de errores defensivos que hay que solucionar cuanto antes.