Dani Barroso habla en clave de ilusión. Su vida ha cambiado mucho en sólo unas semanas. El nuevo director deportivo, que vivió en primera persona el envés más oscuro del fútbol en su anterior destino, Castellón, ha asumido el reto de convertirse en el máximo responsable del nuevo Alavés de Josean Querejeta y Avelino Fernández de Quincoces. Bilbaíno de cuna y formación, el fútbol lo convirtió en nómada. Hércules, Almería y Xerez fueron sus destinos como jugador; Alicante, donde echó raíces, y Castellón, los lugares donde cambió las botas por la corbata y el balón por un teléfono móvil.

Un rosario de llamadas, reuniones improvisadas y encuentros por los intestinos de Mendizorroza retrasa el inicio de la entrevista. Actividad frenética para cerrar la plantilla. Barroso ultimaba el fichaje de la última pieza del puzzle, el portero Álex Sánchez, pero lo oculta al periodista. Es un hombre de convicciones firmes, poco amigo de los favoritismos, que gusta de funcionar del modo más justo posible y ha tardado muy poco en sentirse en Vitoria como en casa. En realidad, hacía muchos años, más de dos décadas, que no se encontraba tan cerca de Bilbao. El acento se quedó por el camino.

“Cuando era más joven solía venir a las fiestas de La Blanca”, desvela el director deportivo albiazul, que este año presenció junto a Luis de la Fuente la bajada del Celedón desde el balcón de una alavesista única, Asun Gorospe. Se ha instalado con su mujer, Maite, y su hija Valeria -en octubre cumplirá siete años- en un piso céntrico, que le permite acudir a todos lados sin coger el coche. Se define como “un hombre de club”, y como tal reacciona cuando se le dice que los nuevos gestores, sus jefes, no deben de saber mucho de fútbol. Reconoce que es gente de basket, “pero también gente de deporte”, añade. Además, asegura que le están dejando hacer y trabajar con mucha libertad. “Luego nos pedirán cuentas, como es de ley”, asume. Aún queda mucho para los exámenes finales. Mañana empieza el curso.

Lleva ya un mes en Vitoria y ha tenido tiempo de ver por dónde sopla el viento. ¿Cómo afronta el reto que se le plantea de liderar el área deportiva de un club como el Alavés?

La responsabilidad existe en este mundo y en el cargo, así que la llevo con normalidad. No siento presión propiamente dicha, más bien la presión del perfeccionismo, la ambición por hacer las cosas bien, como el entrenador quiere, como espera el club. Es una presión que uno mismo se marca. La externa, la de los medios de comunicación, la de la afición cuando las cosas no van bien, debes aprender a llevarla. Va en el sueldo.

¿Es consciente de que en Vitoria se ha generado una gran ilusión con el cambio en la directiva?

Lo percibo. El hecho de haber tenido las fiestas de por medio nos ha permitido tener más contacto con la calle, más del que tendríamos en condiciones normales, y sí es verdad que se nota. Luis y yo hemos ido a cenar alguna vez juntos, estuvimos viendo la bajada de Celedón, y sí es cierto que se palpa. La entrada del nuevo consejo de administración ha generado una ilusión importante, sobre todo por la seriedad, porque creo que existía cierta decepción por cómo se había gestionado el club con anterioridad. En ese sentido, marcha paralela la ilusión por la llegada de esos nuevos gestores y la sensación de que este equipo puede lograr grandes cosas. Ahora está en nosotros, en los jugadores y en el cuerpo técnico, refrendar esa sensación.

Habla de la ilusión del aficionado, de la ilusión de los gestores... A usted, que ha vivido ya varias experiencias en diferentes clubes, ¿qué nivel de ilusión le despierta la que acaba de estrenar con el Alavés?

Muchísima. Lo he notado en todos los miembros del equipo técnico. Y sobre todo en Luis, al que se le ve un brillo especial en los ojos. Vengo de una situación muy complicada en Castellón y asumo este reto como algo muy especial. Pero es algo compartido. Nosotros somos los que debemos contagiársela a los jugadores y al resto de los técnicos, pero ni siquiera hace falta. Es algo que se respira en el vestuario. Tenemos a un preparador físico como Gonzalo Abando, con muchísima experiencia en Primera División, que está ahora mismo como si estuviese con Ernesto Valverde en el Olympiakos. Pero son todos: Javi Barbero, un ex, Iñaki Ocenda, de Vitoria... Y los chavales están en la misma línea. Muchos de los que han venido han perdido dinero u otras opciones deportivas por venir a jugar a Vitoria porque el Deportivo Alavés es una marca, tiene vitola. Hoy el fútbol está muy complicado y jugar en el Alavés es un lujo.

¿Cómo va a ser el Alavés de Barroso y De la Fuente? ¿Cuál va a ser la esencia de este equipo?

La idea es que sea un equipo dominador, con ritmo, que independientemente de lo que esté pasando y el resultado, dé siempre sensación de intensidad, de que quiere ganar siempre los partidos. No hemos querido formar un equipo especulativo o blando, exclusivamente técnico. Creo que esta categoría tiene una gran exigencia y vamos a responder tratando de ofrecer un ritmo de juego alto, una intensidad. Queremos que la gente que acuda a Mendizorroza tenga la sensación de que el equipo compite durante los noventa minutos de cada partido. Para eso hay que tener un grado de físico óptimo que obviamente ahora aún no tenemos, pero que llegará.

Usted la conoce bien, pero la Segunda División B es una categoría muy complicada.

Sí, es una categoría en la que los diferentes terrenos de juego influyen mucho. Condicionan absolutamente todo. En Segunda A juegas de tú a tú, da igual el campo, no hay tanta diferencia entre jugar en casa y hacerlo fuera. En Segunda B no es así. Las características del campo de un equipo a priori inferior pueden provocar que no ganes un partido que en condiciones normales se decidiría en favor del equipo con mayor calidad. Pero es la categoría que toca. No podemos llorar ni exigir nada. Estamos en Segunda B y tenemos que sufrir en esos campos, ganar en esos campos e intentar subir para poder volver a un nivel competitivo, a la categoría en la que, como mínimo, debería estar el Deportivo Alavés.

¿Se parte con la obligación de ascender? ¿Existe obligación?

Se parte con la obligación de jugar el play off. Con la necesidad y la ilusión de ascender. Lógicamente, todos nos quedaremos con muy mal sabor de boca si no conseguimos el objetivo final. Pero más que hablar de ascenso, que es normal hacerlo, lo que sí creo es que el objetivo principal y primordial debe ser mentalizar a todo el mundo de que este equipo debe disputar el play off. Es algo fundamental. Hay que fijar poco a poco los retos: disputar play off, tratar de quedar primeros, buscar ese ascenso...

Usted sabe que incluso haciendo las cosas muy bien, casi perfectas, el objetivo puede escaparse en el último suspiro.

Sí, yo lo he vivido. Puedes hacer una grandísima temporada y quedar fuera del ascenso en el minuto noventa del último partido. ¿Cuál es la sensación que te asalta en ese momento? Pues en un principio te quieres morir. Absoluto hundimiento. ¿Cuál es la reflexión a los dos o tres días?Que has hecho un campañón, que has merecido subir, que eras mejor que ese equipo, que te ha hecho un gol en un rechace al final, pero que sigues en Segunda B. Todos tendríamos una profunda decepción si diese un caso así, pero cuando hagamos una reflexión fría, si el equipo ha jugado el play off, si ha competido hasta el último momento por subir, nadie le podrá poner un pero.

¿Será capaz ese equipo intenso y competitivo del que habla y están buscando de atraer a la afición a las gradas de Mendizorroza?

Va paralelo a lo que te decía antes: es el equipo el que tiene que trasladar a la gente. Venimos de una situación que hay que entender que ha provocado una decepción grande entre los aficionados, que el socio está expectante, que está ilusionado, pero no juega. El socio bastante tiene con venir al campo, con gastarse su dinero con la que está cayendo. No podemos pedirle nada. El primero que tiene que dar el paso es el equipo.

Desde fuera da la impresión de que tiene una excelente comunión con Luis de la Fuente. ¿Cómo es el nuevo técnico del Alavés?

Es cierto que tenemos buena relación. Lo conozco desde hace muchos años. Los dos jugábamos de lateral izquierdo en el Athletic, él una categoría por encima, e incluso llegaban a decir que nos parecíamos físicamente, en la forma de juego... Es una persona absolutamente exigente. Y además, un gran tipo. Es un entrenador que ha pasado mucho tiempo formando a jugadores que ahora están en la élite, como Jesús Navas, Capel, Muniain... Ha sido uno de los técnicos de cantera de dos de los equipos que más presumen de trabajar las categorías inferiores, el Sevilla y el Athletic. Luis es un gran entrenador, un entrenador moderno, actualizado, que se basa muchísimo en la intensidad, en la ilusión. Es un motivador, no es una persona que necesite pegar gritos o perder los papeles para llevar al equipo.

Y ha salido del Athletic para embarcarse en este proyecto.

Creo que debía salir delAthletic, lo necesitaba, y él es de la misma opinión. Independientemente de que saliese Macua o Josu (Urrutia) como presidente, que con Macua tenía la continuidad asegurada, si hubiese recibido la llamada del Deportivo Alavés se habría lanzado a venir. Hubiese antepuesto en cualquier caso su continuidad en Lezama por un proyecto como éste. Estoy convencido de que es un técnico totalmente capacitado para llevar al Alavés a Segunda.

La gente que ha tomado las riendas del club es gente de baloncesto. ¿Cómo es la relación con la directiva, que usted siempre ha dicho que le deja hacer y le ofrece mucha confianza?

Es gente de baloncesto, pero puntualizo: es gente del deporte. Al final, eso tiene un valor importante. Prefiero a gente del deporte, aunque sea de otro deporte, que a gente que no está relacionada y no sabe nada de cómo funciona el mundo del deporte. Hay muchos clubes dirigidos por personas que no son gestores deportivos, y mucho menos del nivel que ha demostrado siempre la gente del Baskonia, pero aún así piensan que saben de fútbol e intervienen. Las secretarías técnicas, incluso en Primera, está sufriendo unas situaciones insoportables. La suerte que tenemos en el Alavés es que nos están dejando libertad. Somos los máximos responsables. Y nos pedirán cuentas cuando llegue su momento, como es de ley. Son gestores deportivos de primer nivel, con lo cual entienden perfectamente cómo es este mundo y te agilizan y facilitan cualquier gestión.

¿Le queda la sensación de que la plantilla es redonda o le habría gustado hacer alguna otra cosa que no le ha resultado posible?

En ese sentido estoy absolutamente convencido de que los veintiún jugadores que hay en la plantilla son los veintiún jugadores que he deseado que vengan. Estoy muy contento. No le pongo un solo pero ni lo haré en el futuro. Tengo plena confianza en Luis y en su cuerpo técnico y en los jugadores, tanto en los del primer equipo como en los del filial que nos ayudarán durante la temporada.

Dice que habrá jugadores de las categorías inferiores que sumarán y se da la circunstancia de que el Alavés cuenta con un técnico habituado a trabajar con jóvenes. ¿Ganará de verdad peso en el equipo el producto de la casa?

Ya se está demostrando con gente como Álex Vallejo, que a efectos nuestros es jugador del primer equipo, simplemente que entendemos que a nivel federativo interesa que tenga ficha del filial. Está Montoya en la portería, Jaizkibel, Mato, en fin, muchos más, Ander, Josu... Nosotros contamos con todos ellos. Es una pauta que me he marcado. Independientemente de los clubes convenidos con Athletic o Real, no podía creer que en una provincia como Álava, en una ciudad como Vitoria, no hayan salido en los últimos años más jugadores para la primera plantilla del Alavés, que en una categoría comoSegunda B pudieran jugar 20 o 25 partidos. Hay una riqueza en la base y nosotros vamos a trabajar en esa dirección, porque estamos convencidos de que aparecerán jugadores que podrían estar ahí arriba.

Sus experiencias en anteriores equipos han sido de larga duración. En Vitoria ha firmado por un año. Sería buena señal que se prolongara.

Indudablemente me encantaría. Lo de firmar un año no me supone nada más que una motivación. Entiendo perfectamente que la gente que llega son nuevos, tienen que posicionarse, analizar cómo es este mundo y sacar sus conclusiones, por lo que comprendo que no haya una atadura mayor. Pero estoy convencido de que voy a estar más años, y ésa es mi ilusión. Creo que este proyecto antes o después va a permitir que el Alavés logre volver a las categorías donde debe estar.