Laguardia. Las buenas sensaciones que había transmitido el Alavés en los tres amistosos anteriores se desvanecieron ayer de un plumazo. El cuadro babazorro estuvo plomizo en este cuarto amistoso de la pretemporada. Los de Luis de la Fuente fueron imitando el color del cielo de Laguardia a medida que avanzaba la tarde. Ligeros rayos de luz al principio, nubes grises tras la reanudación y a oscuras al final, justo cuando comenzó a caer la tormenta sobre El Prao.
Así fue el devenir del conjunto babazorro frente al Sporting B. El cuadro astur, el primer rival medianamente serio de la pretemporada, dejó claro que a los albiazules aún les queda mucho trabajo por delante. Al igual que a los estudiantes, si tras los primeros exámenes se vio un equipo que progresaba adecuadamente, ayer dio un paso atrás y la nota de este parcial es clara: necesita mejorar.
El Alavés sufrió su primera derrota de la pretemporada por culpa de un inocente penalti de Mesquita a un cuarto de hora del final. Si no llega a ser por la incomprensible acción del lateral luso, que se tiró a blocar un balón dentro del área sin aparente peligro, el choque hubiese acabado en tablas sin goles, fiel reflejo de lo que fue el partido.
Un tostón de encuentro que fue de menos a más y que sacó a relucir algunas de las carencias que aún tiene el conjunto gasteiztarra. Queda tiempo por delante para engrasar la maquinaria, pero ayer se vio que ante el primer rival medianamente serio y disciplinado la escuadra de Mendizorroza se atasca. Sí, durante los primeros 45 minutos del partido hubo control, dominio del esférico y no se pasaron apuros. También hay que destacar que tampoco se inquietó en exceso la portería del filial rojiblanco.
Un par de chispazos, fruto de la calidad individual de jugadores como Sendoa y Casares llevaron cierto peligro aislado. Poco más. De hecho, en el único despiste defensivo de esa primera mitad, Rangel demostró sus reflejos para evitar el gol de Guillermo, quien a bocajarro desde dentro del área se topó con el meta valenciano que estuvo inspiradísimo.
SIN CEREBRO Quedó claro ayer que con un único carril no es suficiente. Y es que el Alavés, el poco peligro que generó lo hizo desde la banda derecha gracias a la conexión entre Óscar Rubio y Casares, lo único rescatable de un Alavés que ayer en muchas fases del partido estuvo impreciso, sin ritmo y sin las ideas suficientes como para generar juego y llegar con peligro por el centro.
Para colmo de males, en una disputa de balón Gallardo, uno de los destacados en la primera mitad, sufrió un latigazo en el psoax y todo apunta a que sufre una rotura fibrilar que le podría tener de baja un par de semanas. Una mala noticia.
Igual que el juego del equipo en la segunda mitad. El carrusel de cambios desorientó aún más al equipo. Si en la primera mitad al menos el Alavés tuvo el mando del partido, en la segunda ni eso. No es que el Sporting B se le subiese a las barbas. No, eso no. Pero es que el partido se jugó en tierra de nadie y el filial astur no tuvo ningún problema para atar a un Alavés sin ideas y que ayer no tuvo un cerebro en la medular que dirigiese la orquesta. Ni Indiano primero ni el recién llegado Javi Rubio después cogieron la batuta.
Apagón en toda regla. Faltan cosas. De la Fuente así lo vio al término del partido, aunque tampoco es que el técnico babazorro quisiera sacar demasiadas conclusiones. "No voy más allá de un partido de pretemporada. Hay cosas que corregir y nos falta materializar las ocasiones, pero al menos estoy contento con el juego del equipo y la intención que han mostrado los jugadores", apuntó. Tener más tino y crear más peligro. Esas son las asignaturas pendientes.