vitoria. "Vamos a traer un centrocamista de un perfil diferente a lo que tenemos. Más organizador, capaz de dar el último pase, de ser un desatascador y de llevar el peso del partido". Sin decir su nombre, así definía el viernes Dani Barroso a Mario Rosas, el futbolista elegido para orquestar el juego albiazul en la parte ancha del campo. De esta manera, el futboblista recalará de nuevo en la entidad vitoriana, donde militó en la temporada 2000-01, teniendo un papel marginal en el conjunto dirigido por Mané que se proclamó subcampeón de la Copa de la UEFA. La directiva presidida por Gonzalo Antón pagó cien millones de las antiguas pesetas por el centrocampista.
Rosas regresará a Vitoria con parecido cartel al que se fue. Un talento impresionante que nunca cumplirá las expectativas que albergaba su calidad. De hecho, Xavi Hernández, compañero suyo en la cantera blaugrana, alguna vez se refirió a Rosas como "el mejor futbolista que vió en la cantera". En esta década, Rosas se ha visto obligado a plegarse para encontrar su sitio en el campo. "Cuando eres más joven quieres sacar el mejor pase y me jugaba todos los balones. Ahora ya se que hay acciones que no se pueden hacer en determinadas zonas del campo", interiorizó a su paso por el Castellón. Cosas de la edad.
Allí, donde coincidió con Barroso, retrasó su posición para asumir las tareas de mediocentro puro. Sus cuatro temporadas en Castalia han sido un oasis en una trayectoria marcada por la irregularidad, un estigma que le perseguirá hasta el fin de sus días como futbolista. Numancia, Cadiz, Girona y dos etapas en Salamanca han visto la peor cara del futbolista. En la pasada campaña, en el Salamanca, Rosas disputó diecinueve partidos (13 de titular) y no marcó ningún gol en una temporada en la que el club charro terminó descendiendo a la Segunda B.
En cualquier caso, llega otro futbolista conocido a la perfección por Dani Barroso, quien vio los años de mayor continuidad del jugador. Especialmente su última temporada en el Castellón, en la que disputó 41 partidos y marcó diez goles. En su segunda etapa en el Deportivo Alavés, Mario Rosas está llamado a tener un peso específico inversamente proporcional al que tuvo en su primera andadura. El jugador formado en La Masía será el encargado de canalizar el juego albiazul, de darle criterio, de imponer su estilo y en definitiva de dotar al equipo de un criterio y una calidad de la que hasta la fecha ha carecido.
Tras una etapa de seis años en Segunda A, Rosas sigue el mismo camino que ha llevado a Rangel, Lázaro y Nájera a recalar en Vitoria, donde, a sus 31 años tendrá probablemente la última oportunidad de que un equipo con aspiraciones y con un proyecto ambicioso apueste por él.