Vitoria. Aunque por su importancia el anuncio del acuerdo entre los actuales responsables del Deportivo Alavés y Saski Baskonia fue acogido como la solución a los graves problemas que acechan a la institución albiazul desde hace muchos meses, lo cierto es que debería ser considerado más exactamente como el principio del fin de los problemas. Porque el núcleo principal del pacto está ya felizmente blindado y rubricado por las partes, pero todavía restan por concretarse negro sobre blanco un buen número de pequeños detalles y flecos que si bien no ponen en riesgo el final feliz de la operación sí provocarán que los importantes cambios que se avecinan no sean efectivos y perceptibles hasta dentro de un tiempo.
Durante ese periodo, el día a día del club será gestionado por sus actuales responsables aunque, evidentemente, la supervisión del Baskonia estará muy presente. Uno de los asuntos que todavía resta por hacerse efectivo es el depósito en las cuentas albiazules de los 2,5 millones de euros que el grupo de Josean Querejeta invertirá en la ampliación de capital.
Esta aportación todavía no se ha llevado a cabo de manera efectiva, aunque se hará en muy breve plazo. Una vez cumplido este trámite, el grupo inversor dispondría ya de la mayoría accionarial de la entidad lo que, en teoría, le permitiría controlar y dirigir la sociedad a su antojo. Sin embargo, este proceso de relevo no es tan sencillo como aparentemente pudiera parecer.
Y es que la normativa exige que el nuevo consejo de administración sea elegido por una junta extraordinaria de accionistas. Teniendo en cuenta que todavía no ha sido convocada y que igualmente precisa de unos plazos determinados para llevarla a efecto, estaríamos hablando de un plazo de más de un mes hasta que el desembarco de los nuevos dirigentes pudiera legalizarse. Otra opción en principio más ágil pasaría por una especia de nombramiento directo que, bajo la fórmula de cooptación, permitiría nombrar el nuevo consejo sin la necesidad de reunir a todos los accionistas.
Por otro lado, los futuros responsables de la gestión, que estarán encabezados por Avelino Fernández de Quincoces como presidente, también deben ultimar los detalles de su desembarco y ponerse al día de manera pormenorizada de lo que se van a encontrar en el Paseo de Cervantes.
En definitiva, que aunque todas las caras de la compleja operación institucional diseñada para evitar la desaparición de una institución como el Deportivo Alavés están ya definitivamente perfiladas, habrá que esperar aún un tiempo hasta poder ver el rostro del nuevo Glorioso, ojalá que en Segunda División.