Vitoria. Tercero por omisión. Por la de un Real Unión que fue incapaz de ganar en Oviedo y por la propia de un Deportivo Alavés que tampoco hizo lo mínimamente necesario para superar al Zamora. Ni siquiera en un partido en el que el rival no se jugaba nada fue capaz el conjunto albiazul de sacarse de encima las malas sensaciones que lleva semanas arrastrando y no pudo ganar un partido que parecía hecho de antemano. El empate fue suficiente desde el punto de vista clasificatorio, pero nulo desde la vertiente de unas sensaciones cada vez peores.
La ausencias en ambas alineaciones iniciales, tanto en la del Alavés como en la del Zamora, de varios futbolistas fundamentales dejaba bien a las claras cuáles era las intenciones de los técnicos. En el caso de Álvarez Tomé, reservar de cara al arranque del play off. En el de Roberto Aguirre, premiar a los menos habituales.
Eso sí, el que se jugaba algo era el conjunto vitoriano, aspirante al tercer puesto y necesitado de cosechar buenas sensaciones de cara al futuro más inmediato. Pues ni por esas. El conjunto albiazul dominó el balón, sí, pero le imprimió al duelo el mismo ritmo que si estuviera disputando uno de esos partidos entre solteros y casados. Sin velocidad, sin intensidad, sin agresividad. Sin nada de lo mínimamente necesario para competir, pero con lo suficiente para batir a un Zamora de paso por tierras alavesas, prácticamente con las maletas hechas para las vacaciones.
Es lo bueno que tiene disputar la última jornada contra un equipo que ya no se juega nada. Incluso entre los escasos representantes del conjunto castellano que se desplazaron a Vitoria se daba por hecha la derrota antes de empezar. Con este panorama, lo mínimo que se le podía exigir al Alavés era reencontrarse a sí mismo.
Y no lo hizo. Sus escasos buenos momentos llegaron cuando se decidió a circular el balón a ras de césped olvidándose del desplazamiento en largo que tanto daño hace al equipo. Cuando la defensa buscó la salida a través de Jules Pardo -brillante en su regreso ofreciéndose en todo momento- y dejó a un lado los pelotazos a las bandas el fútbol alavesista subió enteros. Pero, por desgracia, fueron muchas más las jugadas del segundo estilo que las del primero.
En una de esas pocas acciones combinativas, fue el centrocampista galo protagonista en todas las acciones ofensivas. Arriesgando con el balón en los pies en busca de pases imposibles, Pardo acabó dibujando una asistencia de la escuela Laudrup para que Jito cumpliera con el trámite de abrir el marcador. Aprovechó el catalán la mala salida de Miguel para marcar su duodécimo gol cuando el partido enfilaba el descanso. Deberes hechos, pero con este equipo no se gana para lamentos, sobre todo en una segunda vuelta para desterrar y que, de no mediar cambio drástico, augura poca cosa buena para el futuro.
Bochornoso final Porque si la primera parte fue para olvidar, la segunda pertenece directamente al museo de los horrores. Otra vez, en el poco tiempo que el balón rodó sobre el verde fue el Alavés superior. La desgracia es que esas jugadas se pueden contar con los dedos de una mano y las buenas intenciones le duraron un suspiro al cuadro albiazul. También el Zamora pareció cansarse de su vida contemplativa y se fue en busca del habitual fallo defensivo alavesista. Y llegó, como siempre.
Un mal saque de Dituro no fue capaz de aprovecharlo Germán Beltrán en el mano a mano, pero los castellanos se desperezaron y se fueron a buscar el empate para cerrar el curso todavía con mejor sabor de boca. Y lo lograron, cómo no, porque este Alavés es incapaz de mantener su portería a cero. Fue Adrián Martín el encargado de transformar la diana zamorana.
Eso sí, esta circunstancia no resultó peor porque desde Oviedo llegaban las noticias de que el Real Unión tampoco cumplía. Bastaba el empate e incluso la derrota, pero mucho tiene que mejorar este equipo para estirar la temporada más allá del mes de mayo.
Goles: 1-0, minuto 45: Jito. Balón de Jules Pardo a la espalda de la defensa que habilita a Jito para el mano a mano con Miguel, que bate al guardameta en su salida con un remate picado. 1-1, minuto 73: Adrián Martín. Disparo de Ferreiro que rebota en Salcedo y detiene como puede Dituro, pero en el rechace Adrián Martín se adelanta a la zaga para marcar a placer.
Tarjetas: Gómez Ríos (colegio cántabro). Amonestó a Manu Arias (minuto 29), Indiano (m. 75) y Mesquita (m. 86).