vitoria. La plantilla del Deportivo Alavés ha encontrado el fármaco adecuado para combatir la decepción que invadió Mendizorroza tras la abultada derrota cosechada el pasado sábado ante el Eibar. Lejos de perder el tiempo lamiéndose las heridas, los jugadores del Deportivo Alavés han trabajado a lo largo de los últimos días para revertir el declive anímico que supuso aquel resultado y hallar un estado de motivación que les permita afrontar las últimas semanas de competición, en las que realmente se determinará el éxito o el fracaso del proyecto comandado por Miguel Ángel Álvarez Tomé. La desazón del sábado ha dado paso a la ambición con la que los componentes del conjunto albiazul enfocan el tramo final de la fase regular. Aunque el objetivo lógico se antoja la entrada en el play off, en el vestuario alavesista se ha asumido la obligación de hacer un pleno en los últimos cuatro partidos para pelear por descabalgar al Eibar, un rival sólido, de una segunda posición que concede mejores condiciones para encarar las eliminatorias por el ascenso.

No han sido necesarias puestas en escena excesivamente teatrales para llegar a este estado de ánimo colectivo. Se ha respirado en los entrenamientos durante toda la semana. "Sí que es verdad que en algunos momentos, cuando coincides estirando o saliendo del campo, los más veteranos hemos hablado, pero creo que es algo que todo el mundo entiende", aseguraba ayer Asier Salcedo, vitoriano, alavés, alavesista.

El veterano interior zurdo del conjunto albiazul, que debutó hace más de una década con la camiseta del Glorioso, siente en carne propia la ansiedad que se ha instalado en las gradas de Mendizorroza tras la inquietante dinámica en la que ha entrado el equipo en las últimas jornadas. Diez puntos de los últimos treinta posibles han situado al Alavés en una tesitura que hace sólo unas semanas parecía imposible. Pero es real. Hoy por hoy, con cuatro jornadas para el final de la Liga, el Alavés debe pelear por asegurarse una plaza en el play off.

"De eso no queremos ni dudar", asegura Salcedo. "El equipo ha demostrado que tiene calidad y carácter para salir adelante en situaciones complicadas", añade el jugador gasteiztarra. La idea pasa por ir partido a partido, sí, pero también por sumar los doce puntos en juego para aspirar, al menos, a un segundo puesto que el Eibar tiene bien amarrado.

En cualquier caso, la primera estación en este viaje hacia la redención se encuentra situada junto a una cantera, en una pequeña localidad industrial en la carretera que une Vitoria con Bilbao. Arlonagusia, un campo pequeño, árido, se intuye como el mejor escenario para recuperar las buenas sensaciones que durante tantas jornadas había arrojado el cuadro albiazul. Álvarez Tomé ha informado a su plantilla de que, pese a las reducidas dimensiones del terreno de juego, el césped del recinto del Lemona se encuentra en mejor estado que anteriores temporadas, por lo que el Alavés, un equipo en origen abonado al toque, encontrará menos obstáculos para pelear por los tres puntos.

la influencia del destino A partir de ahí, el resto de imponderables no cuentan. Lo dice el propio Salcedo: "Es verdad que estamos pagando muy caras las lesiones y los fallos arbitrales, pero ya no nos valen las excusas", asegura el centrocampista vitoriano. En la misma línea se ha desenvuelto durante la semana Tomé, consciente del palo anímico que supuso para sus jugadores y para la afición la goleada que les endosó un rival directo como el Eibar en Mendizorroza.

El preparador leonés, que el sábado acabó visiblemente tocado el choque ante la escuadra armera, ha tratado de recomponer los ánimos del plantel albiazul antes de encarar la recta final de una temporada en la que el Alavés ha mostrado siempre demasiadas debilidades defensivas, un mal a erradicar si se pretende superar una eliminatoria de ascenso.

Salcedo, como el resto de los pesos pesados del vestuario, asume la relevancia de los próximos cuatro partidos. Y dejar a un lado las valoraciones sobre qué equipo tiene un calendario más o menos sencillo. "Al final de la temporada ningún equipo te lo pone fácil", advierte desde su experiencia. El Lemona, un rival sin presión, se presenta como el primer catador del renacido orgullo alavesista.