Vitoria

El hombre que estaba en boca de todos desde hace meses, el gurú del baskonismo, asume un reto arriesgado. El fútbol, al menos hasta la fecha, no es su elemento. Y aunque en el territorio alavés residen aficionados que compaginan su amor por el Caja Laboral y el Alavés, también conviven hinchas exclusivos de uno de los grandes clubes de la ciudad que consideran al otro como un competidor en cuanto a ingresos publicitarios y atención mediática. Querejeta es consciente. Una de sus mayores preocupaciones desde que germinó la idea de que fuera el elegido para recuperar la grandeza del Alavés ha estado ligada a la consideración que la masa social del conjunto albiazul pudiera tener de él. No quiere ser visto como intruso, sino como un salvador.

En realidad, Querejeta se ha convertido en la última esperanza del alavesismo. Acabará por concitar el respaldo de la hinchada albiazul porque aparece en el horizonte como el único capacitado -por experiencia y apoyos- para rescatar al club de la caótica situación en la que lleva sumido desde que Gonzalo Antón abandonó el despacho presidencial en verano de 2004. Casi siete años e infinitas decepciones después, con etapas que han invitado a predecir la desaparición de una entidad nonagenaria, el creador del milagro del Baskonia tomará las riendas en el Paseo de Cervantes. El equipo albiazul, despojado de su grandeza, se encomendará a los designios de un personaje que ha coleccionado éxitos desde que asumió el mando del otro gran referente deportivo del territorio, al que ha inscrito en la aristocracia del baloncesto continental gracias a una gestión económica exquisita y, sobre todo, a una política deportiva plena de aciertos.

Las negociaciones para zanjar el relevo en la cúpula de la entidad albiazul están pendientes tan sólo de un par de detalles. Por un lado resta por cerrarse el acuerdo entre el nuevo grupo inversor y la familia Ruiz de Gauna. El pacto para garantizar la financiación, aún con algún detalle en el aire, debe quedar definitivamente cerrado esta mañana. La junta ejecutiva de Caja Vital cuenta en su orden del día con dos asuntos que pueden suponer el espaldarazo definitivo al proyecto. Por un lado, se someterá a votación el crédito que ha solicitado Josean Querejeta. Por el otro, debe aprobarse el convenio de colaboración multianual que el grupo inversor ha acordado recientemente con la entidad financiera.

Caja Vital, así las cosas, se implicará en el plan de rescate del club del Paseo de Cervantes. Al igual que la Diputación, el Gobierno Vasco y el Ayuntamiento, la entidad financiera provincial pasará en breve a convertirse en uno de los principales aliados de esta esperanzadora nueva etapa del club albiazul.

El anuncio oficial del traspaso de poderes se producirá en breve si encajan todas las piezas. Aunque cabe la posibilidad de que se extienda una vez más el proceso de ampliación de capital, lo ideal sería que todo quedara cerrado antes de este próximo lunes, 4 de abril, fecha en la que concluye la prórroga. Sólo queda por saber la forma en la que Alfredo Ruiz de Gauna se echará a un lado para consumar el relevo.

El hasta ahora máximo accionista del club pretende llegar a un acuerdo económico con sus inminentes sucesores para no abandonar el cargo con una mano delante y otra detrás. Los Gauna ya han anunciado públicamente que dejarán vía libre a Querejeta y su equipo, aunque tratarán de tensar la cuerda para recuperar parte de la inversión con la que hace poco más de un año se apropiaron del control accionarial del Glorioso. En el inicio de las conversaciones entre ambas partes, los actuales dirigentes del Alavés reclamaban una cantidad próxima al millón de euros.

respaldo total El resto de los obstáculos con los que se ha encontrado la iniciativa encabezada por el lazkaotarra ha ido solucionándose de manera satisfactoria. Ha sido un camino largo. Querejeta accederá al poder en el Alavés con un respaldo casi total por parte de las fuerzas vivas del territorio. El máximo mandatario del Baskonia, con su aureola de gestor intachable, ha recibido el apoyo que otros proyectos, carentes de solidez empresarial, echaron en falta estos últimos años.

Las instituciones públicas, las fuerzas políticas y las entidades financieras de la provincia han acabado por rendirse a la evidencia. Agotadas otras fórmulas que no hacían sino prolongar la agonía del club, sólo quedaban dos salidas posibles: aceptar la liquidación de una sociedad anónima deportiva asediada por las deudas (alrededor de 12 millones tras el concurso de acreedores) o sumarse a un proyecto avalado por el prestigio de su principal estandarte y por el ambicioso planteamiento con el que se pretende reflotar la entidad. Al final, el diseño económico, que incluye una inversión que trasciende los casi 2,5 millones que se requieren para completar la ampliación de capital abierta por los actuales dirigentes, ha acabado por convencer a la Diputación, principal acreedor, al resto de las instituciones y a los rectores de Caja Vital, en unas negociaciones en las que el apoyo político ha resultado crucial.

Arropado en esta aventura por varios empresarios alaveses, entre los que destaca por encima del resto Jesús Echave -máximo accionista del Grupo Sainsa-, Querejeta ha hallado el guiño cómplice de los políticos, implicados en un proceso que se ha asumido como la única vía de salvación para un Alavés condenado. Los dirigentes de PNV y PSE en Álava han tomado cartas en el asunto. Y su implicación se ha traducido en el compromiso de que todas las instituciones, incluido el Ejecutivo de Lakua, firmarán un acuerdo plurianual con el club que permitirá afrontar las próximas campañas con estabilidad económica. Es más, la intervención directa del socialista Txarli Prieto y el jeltzale Iñaki Gerenabarrena resultó determinante a la hora de aproximar las posturas con Caja Vital, que por recomendación de su comité de evaluación de riesgos llegó a plantearse en primera instancia la concesión del crédito solicitado por el grupo inversor.

El proyecto con el que Querejeta pretende reflotar el Alavés rebosa ambición. Al contrario que en los tres últimos mandatos (los de Piterman, Ortiz de Zárate y Ruiz de Gauna), se pretende dotar al club de una suficiencia financiera que acabe de una vez por todas con las épocas de penuria y deudas arrastradas que ha ido coleccionando desde la salida de Gonzalo Antón. Ésa ha sido una de las obsesiones de Querejeta en el tránsito hasta el punto en el que se encuentra ahora. Ante todo, el boss de Saski Baskonia tenía claro que no bastaba con completar la ampliación de capital. El Alavés requiere de una potente inyección económica para recobrar la normalidad perdida.

Al margen de los cerca de 2,5 millones de euros que quedaban por cubrir del proceso de capitalización abierto tras la junta de accionistas celebrada en Nochebuena, los futuros regentes del Alavés han trabajado en la búsqueda de otras vías de financiación que garanticen la estabilidad y permitan afrontar proyectos deportivos ambiciosos sin temor a que el barco vuelva a hacer aguas. Y aunque no ha resultado sencillo, el grupo encabezado por Querejeta ha arrancado compromisos de colaboración que pueden resultar vitales para el Alavés.

La Diputación, acreedor principal del Alavés, ha realizado un considerable esfuerzo para evitar una liquidación del club que por momentos se convirtió en una posibilidad más que factible. La recuperación de un ventajoso convenio de colaboración, que incluye la desaparición de la deuda con el Ejecutivo foral a través de una generosa compra del colegio que posee el club en Izarra, y mucha voluntad política supusieron el primer peldaño en la escalada de acuerdos cerrados con las instituciones.

La presencia de Querejeta y la solvencia de los empresarios implicados han resultado aval suficiente para que PNV, PSE y PP movieran sus hilos y, en la medida de sus posibilidades, sacaran adelante los pactos que, cuando se convierta en realidad el relevo, permitirán al Alavés abandonar la vereda de la estrechez económica. Al margen del Gobierno foral, desde el Consistorio gasteiztarra y desde el Ejecutivo de Lakua también se han mostrado receptivos. Mientras que el Ayuntamiento compromete también la renovación del convenio con la entidad albiazul, que incluye el derecho de uso del estadio de Mendizorroza, el Gobierno Vasco plantea un acuerdo plurianual, con vigencia para cinco temporadas, que en total reportará un millón de euros a las arcas del Glorioso.

un largo proceso El proceso de diálogo con las instituciones, en cualquier caso, ha resultado complejo. Josean Querejeta comenzó a tomar forma como alternativa a los dirigentes del Alavés en los estertores del mandato de Ortiz de Zárate. El empresario lazkaotarra mantuvo a comienzos de 2010 sus primeros contactos con los rectores forales, incapaces de reconducir su relación con el presidente albiazul. Ya entonces existió una primera tentativa, que no cuajó y que al final cristalizó en la entrada de Alfredo Ruiz de Gauna al consejo de administración.

Algunos meses más tarde, ya en primavera, Querejeta retomó la idea de hacerse con las riendas de un Alavés que continuaba sin encontrar la paz institucional. Si en primera instancia su flirteo con el club de fútbol había nacido del interés de la Diputación, en esta ocasión fue el propio presidente de Saski Baskonia quien comenzó a recabar apoyos para convertir ese anhelo en una realidad. Al margen de iniciar los contactos con varios de los empresarios que sustentan su proyecto, trasladó su idea a algunos de sus colaboradores.

En Vitoria, ciudad pequeña o pueblo grande, comenzó a correr como la pólvora el rumor de que Querejeta se postulaba como alternativa al control del Glorioso. El club continuaba afectado por graves problemas financieros. La relación de la familia Ruiz de Gauna con la Diputación fue deteriorándose. Xabier Agirre y, sobre todo, Claudio Rodríguez, teniente de diputado general, aparecían periódicamente ante los medios exigiendo la apertura de un nuevo proceso de capitalización que permitiera normalizar la situación financiera. Pero al igual que sucedió un año atrás, el número de títulos contratados resultó ínfimo.

Querejeta se ha desenvuelto con prudencia desde que se intensificaron sus contactos con los grupos políticos. Empeñado en quedar en segundo plano hasta que se cumplieran todas las premisas necesarias para su desembarco, ha sabido jugar sus cartas. Sobre todo en los momentos más tensos, que le llevaron incluso a comunicar a sus colaboradores su decisión de renunciar al proyecto, como adelantó en su día DNA.

Fue a finales de noviembre. La deuda postconcursal continuaba creciendo durante el mandato de Ruiz de Gauna. Querejeta tuvo acceso al estado de las cuentas del club y se vio en la obligación de buscar inversores que le acompañaran en la aventura. Al final, y de nuevo gracias a la mediación de los rectores forales, se retomaron las conversaciones. Con la evidente ausencia de sintonía con los actuales regentes del club y la apertura de la nueva ampliación de capital, se fueron dando los pasos que han dado lugar a la presente coyuntura.

El grupo inversor, siempre con Querejeta como portavoz, ha mantenido contactos con los tres partidos mayoritarios y se ha garantizado un apoyo institucional del que hace mucho tiempo que carecía la entidad albiazul. A falta de la aprobación definitiva en los órganos ejecutivos de Caja Vital y de precisar la forma mediante la que se materializará la salida de la familia Ruiz de Gauna, Josean Querejeta puede hacer pública en unos días su posición respecto a un asunto que en sus círculos cercanos aseguran que le genera una enorme pasión.

un reto ilusionante Para un tipo que lo ha logrado casi todo con el Baskonia, un club pequeño incrustado de manera perpetua entre los mejores equipos del continente, la posibilidad de devolver la gloria olvidada al nonagenario Alavés se presenta como un reto apasionante. El alavesismo lleva semanas esperando la noticia. Necesita la masa social del conjunto albiazul motivos para seguir creyendo en clave de futuro en un equipo que en el plano deportivo puede aportar su grano de arena a la normalización definitiva con el ansiado ascenso.

Restará por saber quién se instala en la presidencia y cuáles son los hombres de fútbol de los que Querejeta se rodeará para que su proyecto deportivo tome forma. Varios han sido los nombres que han sonado, aunque es el de su cuñado, Santiago Martínez de Arenaza, el que lo ha hecho con más fuerza después de que se prácticamente se descartara a Avelino Fernández de Quincoces, el hombre al que Querejeta parecía haber designado de inicio.

El alavesismo aguarda con avidez la resolución del culebrón. Si nada falla, el relevo será inminente. De una vez por todas, el equipo albiazul se despojará de la incertidumbre. El consenso con el que nace este nuevo proyecto de gestión invita a concebirlo como un sólido cimiento para que el Alavés emprenda la escalada hacia la gloria con la que Querejeta, aseguran sus allegados, sueña.

Habrá que ver si el cambio de balón no nubla la capacidad gestora de un hombre que, en cualquier caso, siempre ha sabido rodearse de colaboradores capacitados. Ahora bien, como decía Vujadin Boskov, "fútbol es fútbol". Pero ésa será ya otra historia.