El Deportivo Alavés necesita una inyección económica de forma urgente. La crisis acuciante en la que está inmerso el conjunto babazorro impide al club llevar el día a día con cierta normalidad. De momento, sus trabajadores continúan sin cobrar la nómina de febrero, cuando en breve deberían percibir la de marzo. Un problema. Muy serio además. Pero lamentablemente no es el único. Hay más, muchos más.
La falta de tesorería en las arcas del club les ha llevado en estos últimos meses a poner en práctica una política de plena austeridad. Máximo ahorro. Quitar un poco de aquí y otro poco de allá para ir tirando. Parches. Y es que por mucho que en estos últimos meses la directiva albiazul ha intentado estirar el escaso dinero del que disponía, al final la cuerda se ha acabado rompiendo. La vaca no da para más.
Así se ha podido comprobar recientemente cuando el club no disponía del dinero suficiente para poder abonar el gasoil con el que suministrar las calderas de Ibaia. Los proveedores del conjunto albiazul han decidido cortar el grifo. Si no se paga no hay suministro.
Pues bien, la secuencia lógica indica que si no hay suministro, las instalaciones donde entrena el conjunto albiazul se quedarán antes o después sin combustible necesario con el que las calderas puedan calentar el agua caliente de las duchas de los vestuarios albiazules, por lo que los futbolistas acabarán duchándose con agua fría. Así ha ocurrido.
La semana pasada tocó pasar un mal trago por culpa de la temperatura del agua al término de las sesiones de entrenamiento. No era la idónea y de no solucionarse rápido, algún jugador de la plantilla podría coger algún resfriado. Por ello, el vestuario albiazul, viendo la precariedad económica del club y asumiendo que el asunto tendría una complicada y lenta solución si se dejaba en manos de los responsables de la institución babazorra, decidió tomar las riendas.
Había que tomar cartas en el asunto y los futbolistas albiazules decidieron pagar de su propio bolsillo los 1.000 euros del gasoil para disfrutar de agua caliente en las instalaciones de Ibaia. Ayer ya todos volvieron a ducharse con la temperatura idónea. Fin a los gritos por culpa del agua fría y a esas duchas rapidísimas. Ya había suministro. Un problema solucionado. Eso sí, sólo uno. El resto sigue ahí. Y es que la vaca albiazul no da para más.
A MEDIA LUZ EN MENDIZORROZA Y eso que ha habido racionamiento en estos últimos meses. Así por ejemplo, el Deportivo Alavés ha tratado de ahorrar en la factura de la luz demorando lo máximo posible el encendido de la iluminación. Este último aspecto se pudo comprobar el pasado domingo ante la Peña Sport. Cuando ya la visibilidad escaseaba en los últimos minutos del primer tiempo, los focos seguían apagados. Estos no se encendieron hasta el inicio de la segunda mitad, con lo que de este modo, el club se ahorró esos minutos finales de la primera mitad más el cuarto de hora del descanso. Un pequeño ahorro. Quitar un poco de allí y otro de allá. Esa es la consigna. En las oficinas de la entidad también lo saben y tratan de encender la luz lo menos posible. Hay que evitar gastos innecesarios. Economía de guerra.
Sin embargo, no siempre se llega. Este fin de semana ante la Peña Sport han vuelto los tornos a los accesos al estadio de Mendizorroza. En esta ocasión sí que se pudo conocer el número exacto de espectadores que acudieron al campo de fútbol del Paseo de Cervantes, algo que no pudo llevarse a cabo dos semanas antes contra el Sporting B al no activarlos la empresa encargadas de los mismos por la deuda que tenía contraída con ellos el club.
Y todo por un problema de tesorería. Por eso, el Alavés necesita cuanto antes esa inyección económica que le reanime. Sus trabajadores la necesitan y el club también. Y es que al proveedor del gasoil se le podrían sumar otros más en breve ante los posibles impagos, algo que impediría el funcionamiento correcto del club. En su día, con Piterman al frente, el del abono ya cortó el grifo con lo que se resintió el estado del césped de Mendizorroza y el de los campos de entrenamiento de Ibaia. Un ejemplo de lo que le puede esperar en breve a este Alavés si no llega pronto la tan ansiada capitalización.