Vitoria. Si a cualquier profesional del fútbol le permitieran escoger dónde quiere disputar el partido definitivo para asegurarse la consecución de sus respectivos objetivos, la inmensa mayoría optaría por jugar en su propio terreno de juego. Contar con el calor de los aficionados en la grada transmite un plus de rendimiento indudable que habitualmente se queda reflejado en las estadísticas. Pues bien, si esta cuestión se trasladara a las plantillas de Alavés y Mirandés, quizás se convertirían en la excepción a la regla. Y es que el mundo parece haberse puesto del revés en la actual temporada en el Grupo II de la Segunda B. Al menos, en Mendizorroza y Anduva. Porque, lejos de basar sus excelentes campañas en haber hecho de sus propios terrenos de juego un fortín inexpugnable, vitorianos y burgaleses han dejado escapar bastantes más puntos ante su público que lejos de él. De esta manera, el duelo que el próximo domingo medirá las fuerzas del líder y el tercer clasificado del grupo permitirá vivir una situación cuando menos singular.
Pese a que el encuentro se disputará en Miranda, probablemente sea el combinado de Miguel Ángel Álvarez Tomé el que más a gusto se encuentre. Y es que el Deportivo Alavés ha sumado nada menos que 29 de los 42 puntos que se han puesto en liza lejos de Mendizorroza. Sin embargo, cuando los jugadores de Carlos Pouso comiencen a recorrer el camino que separa el vestuario local del césped probablemente no podrán reprimir una buena dosis de intranquilidad en sus cuerpos.
El motivo resulta evidente si se echa un vistazo a su tarjeta como local, que a duras penas consigue sobrepasar el cincuenta por ciento de efectividad. De esta manera, el Mirandés solo ha sido capaz de incorporar a su casillero veinte de los treinta y nueve puntos que ha disputado como local. Las comparecencias antes su público se convierten habitualmente por lo tanto en sinónimo de sufrimiento para la escuadra castellana. Con estos antecedentes, parece que, al menos a priori, el Deportivo Alavés se encontrará con el escenario ideal para poner fin a la que, tras la derrota del pasado sábado en Mendizorroza frente al Palencia, se ha convertido en su peor racha de la temporada.
Para ello, debería ratificar su condición de visitante letal y sumar una victoria que, de producirse, llegaría acompañada de varios premios añadidos. Porque este hipotético triunfo supondría alejar de manera casi definitiva al Mirandés de la pelea por el primer puesto final, que pasaría a ser cosa de Alavés y Eibar. Además, aportaría una buena dosis de moral para poder afrontar con garantías el tramo decisivo de la temporada.