Vitoria. Todos los equipos tienen su particular campo maldito y el Deportivo Alavés no es menos. Muchos son los terrenos de juego que ha pisado el conjunto vitoriano a lo largo de su nonagenaria historia, pero en pocos lo ha pasado tan mal tantas veces como en Lasesarre. Sufrió El Glorioso en el antiguo estadio del Barakaldo, en el que se forjó una rivalidad mítica con partidos trabados, polémicos y en los que la tensión pasaba del campo a las gradas, y sufrió también en el renovado Lasesarre, al que rindió visita por primera vez en partido oficial la pasada temporada -por partida doble además-, y en el que volvió a salir con las orejas gachas. Es lo habitual en este derbi tan peculiar que desata pasiones desde hace años y que, desgraciadamente para los intereses albiazules, se ha recuperado en las dos últimas temporadas tras varias campañas de barbecho.
La de mañana será la vigésima novena visita del Alavés al Barakaldo y el balance no conduce al optimismo. Albiazules y fabriles se han visto las caras en Segunda División, en Segunda B, en Tercera, en la Copa del Rey e, incluso, en la Copa Federación. Solo falta un enfrentamiento en Primera, complicado de vislumbrar ahora pero no tan quimérico hace décadas. Pues bien, los números resultan demoledores para los intereses de un conjunto vitoriano que solo ha logrado salir victorioso en cuatro ocasiones del feudo gualdinegro.
La historia de este derbi se remonta al 7 de enero de 1940 y, precisamente, tuvo su último capítulo el 6 de enero de 2010. Se estrenó el Alavés en el viejo Lasesarre en Segunda División con derrota y en su última visita, ya en el nuevo estadio y en la Copa Federación, el resultado fue el mismo. No en vano, a lo largo de los setenta años que separan esos dos partidos el triunfo vizcaíno ha sido una constante (trece victorias), mientras que el empate se ha repetido en once ocasiones y las victorias alavesistas sólo en cuatro.
Por si la acumulación de resultados negativos no fuera ya de por sí bastante contraria a los intereses albiazules, la historia también ha querido que el Alavés haya sufrido severos mazazos coincidiendo con sus visitas a Lasesarre. Allí firmó una eliminación copera, un descenso a Tercera y varias veces salió goleado de forma escandalosa. El patrón, casi siempre el mismo: partidos tensos, con mucha dureza sobre el terreno de juego y con una especial animadversión desde las gradas. Un ambiente hostil en el que nunca se ha desenvuelto bien el cuadro vitoriano.
En la temporada 1953-54 se produjo la primera victoria alavesista en Barakaldo. El 0-3 firmado por El Glorioso en Lasesarre fue el preludio de un curso magnífico en el que se firmó el ascenso a Primera División. Hasta la temporada 1990-91 hubo que esperar para conseguir la segunda victoria en el feudo fabril, en la campaña del regreso albiazul a Segunda B, en la que disputó el play off de ascenso tras ser segundo de su grupo. La penúltima, también en la categoría de bronce, llegaría en el curso 1994-95, el que concluyó con el retorno a Segunda División. La última visita victoriosa data de la temporada 2002-03 y el 1-3 final resulta completamente engañoso porque el equipo vitoriano hubo de apurar hasta la prórroga para superar una eliminatoria copera ante un rival muy inferior dentro de un partido que se disputó en el campo de San Vicente al encontrarse en obras Lasesarre.
regreso al pasado Ocho años habían pasado desde ese último compromiso oficial -entre medias se han disputado varios amistosos- entre albiazules y fabriles cuando El Glorioso regresó la pasada campaña al escenario de sus peores pesadillas. Al parecer, nadie se había encargado de contarle la intrahistoria de este derbi ni a la plantilla ni al cuerpo técnico entonces comandado por Javier Pereira. Cual azucarillo en café se disolvió el cuadro albiazul nada más poner pie sobre el césped de Lasesarre. Lluvia y barro se aliaron con un oponente enfurecido que volvió a convertirse en bestia negra. Y por si la experiencia liguera no hubiese resultado suficiente, también en la Copa Federación el conjunto fabril despachó a los alavesistas sin contemplaciones.
Esta particular historia se completa, además, con una rivalidad en las gradas que trasciende el espectáculo deportivo. No hace falta descubrir la animadversión existente entre ambas aficiones, que utilizan todo su ingenio para vilipendiar al rival. Pocos sitios habrá en los que el odio hacia el Alavés sea tan profundo como el que se profesa en Barakaldo. Incluso en su última visita tuvieron que escuchar los alavesistas los acordes del You"ll never walk alone asociado al Liverpool y, por ende, a la derrota en la final de la Copa de la UEFA, aunque ese himno oficioso es tónica habitual en Lasesarre. Desgraciadamente, esas hostilidades también se han trasladado más allá de los terrenos de juego en diversas ocasiones, con enfrentamientos entre las dos aficiones como los que ocurrieron la pasada temporada. Cabe esperar que en esta ocasión no se repitan ni tropiezos ni incidentes. El Alavés lucha contra la historia.