Vitoria. En estas fechas en las que las diferentes industrias cinematográficas se dedican a realizar balances del pasado ejercicio y reconocer los méritos más importantes con la habitual entrega de premios, no resulta en absoluto complicado establecer un paralelismo entre la situación del Deportivo Alavés y un guion clásico. De esta manera, al igual que los presos del típico corredor de la muerte americano agotan uno tras otro todos los recursos legales tratando de evitar la angustiosa sentencia que pesa sobre ellos mientras el tiempo corre en su contra, El Glorioso lleva meses agarrándose a cualquier clavo ardiendo que se encuentra a su alcance en su desesperado intento de asegurarse la supervivencia.
El último ejemplo se ha producido en la jornada de hoy mismo. Y es que este martes 15 de febrero estaba fijada la celebración de la vista de la demanda interpuesta contra el club por un grupo de acreedores como consecuencia del impago del primer plazo del convenio de acreedores. En el peor de los escenarios, de ella podría derivarse una sentencia que condujera a la liquidación inmediata de la sociedad. Sin embargo, con la inevitable dosis de suspense que caracteriza a las películas de este estilo, el consejo de administración que preside Alfredo Ruiz de Gauna ha conseguido encontrar una vía de escape a este aparente callejón sin salida. De esta manera, cerró un acuerdo con el representante legal de los demandantes -David Coromina, Pablo Casar, Garazi Consulting y Peñafiel- para que estos retiraran su denuncia y, tras comprometerse con unas garantías de pago, aceptaran cobrar los aproximadamente 60.000 euros que debían haber percibido ya al final de la presente temporada.
Gracias a esta maniobra, el Deportivo Alavés continúa ganando tiempo a la espera de la resolución definitiva de su futuro. Una situación que, si se tienen en cuenta las reiteradas manifestaciones públicas de los responsables políticos del territorio en las últimas semanas, debería estar más cerca que nunca.
Sin embargo, la dosis de oxígeno conseguida no resulta ni mucho menos suficiente para poder respirar tranquilo durante un periodo prudencial. Más bien al contrario, se trata de una solución de urgencia que únicamente permite estabilizar mínimamente al enfermo a la espera de hallar la curación definitiva en el hospital.
Conversaciones Por lo tanto, si el esperado traspaso de poderes en las oficinas del Paseo de Cervantes no se produce con la celeridad que apuntan las declaraciones de los políticos y no se lleva a cabo la ansiada capitalización de la institución, la amenaza de la sentencia de muerte continuará pendiendo inmutable sobre la nonagenaria figura del Glorioso. Y es que el juicio previsto para hoy martes podría considerarse el menor de los problemas que la escuadra albiazul tiene por delante en su futuro inmediato. Porque, por los mismos motivos que en este caso -es decir, no hacer frente al compromiso de pago del primer plazo fijado en el convenio de acreedores- hay presentadas en el Palacio de Justicia de Vitoria otras dos demandas a la espera de que se les fije la fecha de celebración de la vista.
Se trata, además, de dos denuncias por una cantidad significativamente más importante que la archivada. Por un lado está la que agrupa, entre otras, las reclamaciones de Quique De Lucas, Lluís Carreras, Santi Carpintero, Gaspar Gálvez, Pape Thiaw, Quique Yagüe y Alberto Garmendia. Todos ellos cuentan con la representación legal del abogado vitoriano Pablo Arregui. Por otro, el letrado vizcaíno Iñigo Landa defiende los intereses de Edu Alonso, Mateo, Rubén Navarro, Ángel, Martín Astudillo, Aloisi, Thiago Gentil, Wellington Paulista, Pablo Brandán, Josu Sarriegi, Ogbeche, Miguel Pérez y el Slavia de Praga. Entre todos, suman una deuda cercana a los 800.000 euros que, de no mediar un acuerdo o la llegada de los nuevos inversores, resultaría muy complicado de hacer frente para el club vitoriano y podría conducir a una sentencia de disolución de la sociedad.
Por este motivo, el consejo de administración de Alfredo Ruiz de Gauna mantiene abiertas las conversaciones con los representantes legales de todos estos demandantes para tratar de evitar que este delicado asunto termine siendo juzgado en el Palacio de Justicia. Para ello, se les ofrece un pacto similar al alcanzado con David Coromina y Pablo Casar. Es decir, aplazar el pago de la deuda a la conclusión de la presente temporada a cambio de ofrecer unas garantías firmes de cobro.
Sin embargo, el hecho de que el dinero pendiente en estos casos sea considerablemente mayor provoca que el acuerdo entre las partes no se vislumbre demasiado sencillo. En principio, la postura de los demandantes es mantener su denuncia hasta que consigan recuperar el dinero que el club les debe desde hace ya unos cuantos años. No obstante, el Alavés tratará hasta el último momento de cerrar un pacto que le libre del riesgo de recibir una condena dramática.