Vitoria. Los juicios para intentar que Dmitry Piterman devuelva al Deportivo Alavés el dinero que, presuntamente, se llevó de sus arcas siguen cubriendo capítulos en esta particular historia de nunca acabar en la que se ha convertido un proceso que lleva ya casi tres años abierto y que amenaza con estirarse durante al menos un lustro más mientras la situación sigue como en el momento inicial y el club vitoriano no ha recuperado ni un solo euro de los muchos de los que se vio esquilmado en su momento.

Llegaba ayer el turno definitivo, después de varios aplazamientos y de una primera parte de la vista a la que no se presentaron todos los testigos requeridos por la defensa, de la vista por los cobros realizados al club a través de Management Deportivo, empresa gestionada por el propio Piterman, cifrados en poco más de un millón de euros a los que hay que añadir intereses y los costes derivados del proceso.

Javier Tebas, abogado defensor del ucraniano, defendió de nuevo que se trataba de un acuerdo entre el Alavés y la empresa de su representado por la cual la misma prestaba sus servicios al club, ya fuese a través de su gestión económica o desde el punto de vista deportivo en sus labores de director general y manager de la entidad.

Rebate a todo esto la administración concursal que Piterman no debía prestar dichos servicios al club porque dentro del organigrama del mismo ya existían personas dedicadas a dichas labores y que percibían sus salarios por ello. Además, para rizar el rizo, el acuerdo entre Management Deportivo y el Alavés no figura en ningún acta de la junta de accionistas, cuestión necesaria a su juicio al ser "una autocontratación".

Además, los pagos, mayoritariamente, se realizaron a través de una cuenta en el Banco Sabadell que ni siquiera figuraba en los registros de contabilidad del club y de la que, según acusan, salía dinero con tanta velocidad como entraba a juicio de los administradores concursales, que, como en casos anteriores, volvieron a presentar un listado de pruebas convincentes acerca de las actuaciones de Piterman.

"Curiosamente, se cobra girando facturas cuando a uno le da la gana y cuando hay dinero en el club porque los pagos no se corresponden con las mismas fechas de una temporada a otra. Cuando había dinero en la caja, había beneficio para Piterman", aducía Andoni Echevarría en su exposición.

"indefensión" En esta tesitura, tanto el abogado defensor como la administración concursal tenían bastante claro a la conclusión de la cita que el veredicto iba a ser favorable a los intereses del Alavés. Lamentaba Tebas encontrarse en una situación de "indefensión" al no haberse presentado de nuevo varios testigos que apoyasen su postura (Rafa Monfort, Mario Luna, José Nereo Ruiz y Ainara Knörr tampoco acudieron a la citación como tampoco lo hicieron el pasado mes de diciembre a una cita a la que sí se presentaron Chuchi Cos, Kike Pérez y Alfonso Arriola) y también las dificultades para encontrar personas en Vitoria dispuestas a ofrecer una versión acorde a sus intereses, pero a su vez avanzaba la interposición de un recurso, su postura habitual, en cuanto el Palacio de Justicia dicte sentencia en contra de los intereses de su representado.

El caso puede pasar entonces a la Audiencia Provincial, quedando en último lugar la opción de llegar hasta el Tribunal Supremo. Una estrategia para estirar los plazos y seguir dilatando la reintegración de cantidades que salieron de las arcas del club. Eso sí, ya existe una sentencia firme que sigue sin ejecutarse (el pago de cerca de 150.000 euros por la compra de material electrónico y los viajes de la familia de Piterman) por el alto coste que supone para el club anotar dichos embargos.

En cambio, tratándose de una cantidad tan elevada como la manejada en el juicio de Management Deportivo, y ante el inminente relevo en la directiva del club, esta tendencia podría cambiar y el Alavés podría proceder a la ejecución provisional de la sentencia a su favor (se estima que la misma vea la luz a lo largo del próximo mes de febrero) en cuanto Tebas ponga en marcha el recurso.