hay momentos en la vida en los que una persona piensa que el mundo está en su contra. Esto lo ha tenido que pensar en más de una ocasión Óscar Martínez. El delantero gallego lleva varios años de infortunio con las lesiones que le han ocasionado no tener mucha presencia en los terrenos de juego, y a la postre, no marcar goles que es el objetivo de todo ariete.

El jugador hay que recordar que llegaba de un temporada a medias en el Granada por una lesión en el tobillo. Es más, en el contrato que firmó en su día con el Glorioso, había una cláusula donde el club podía rescindir el mismo si se volvía a reproducir esta vieja lesión.

Para su "fortuna" el tobillo no le ha vuelto a jugar malas pasadas, pero sí sus roturas musculares, que le han apartado del equipo cuando mejor estaba. Ya el año pasado, cuando a las ordenes de Iñaki Ocenda, formaba pareja con el vizcaíno Joseba Arriaga se rompía dos meses y aunque reaparecía en el tramo final, ya había perdido la titularidad.

El verano ha sido muy complicado para él. Ya desde el inicio se le puso una etiqueta de jugador no válido para el Deportivo Alavés, y se le insistió en más de una ocasión en que abandonara la plantilla y buscar un hueco en otra.

Estuvo apartado de partidos amistosos y en alguna ocasión de las probaturas de los onces en los entrenamientos de Tomé. Pero Óscar Martínez nunca perdió la fe y se ganó jornada a jornada la confianza del mister, jugando algunos minutos en los últimos amistosos.

Su forma de ser le ha hecho muy querido en el vestuario y también entre la parroquia albiazul. Y tanto trabajo ha tenido por fin su recompensa, que esperemos por el bien de todos que no se quedé aquí y que los problemas con las lesiones queden ya olvidados.

Ya no solo marcan Jito y Geni, también aparecen escuderos como Esparza, Casares o Calderón y ahora el ariete gallego. Pero lo importante es que Óscar Martínez ha recuperado la sonrisa y eso nos hace sonreír a todos.