Navarra apenas cuenta con 600.000 habitantes y, sin embargo, es una de las referencias del fútbol español en trabajo de cantera. Desde hace muchos años ya, el primer equipo de Osasuna se nutre mayoritariamente de futbolistas criados en Tajonar y, por si fuera poco, temporada tras temporada es capaz de firmar algún traspaso por el que obtiene pingües beneficios. Por no hablar de los numerosísimos futbolistas que, tras militar en las categorías inferiores rojillas, pululan ahora en otros conjuntos de Primera, Segunda o Segunda División B.

Esta producción incesante permite a la entidad pamplonesa moverse con cierta tranquilidad en estos tiempos de máxima precariedad económica y mantener sus señas de identidad por encima de los inevitables vaivenes del variable día a día del deporte profesional. El filial, que mañana visita al líder en Mendizorroza, es un buen ejemplo de los notables resultados que se pueden recoger gracias al trabajo bien hecho. Inmerso en una espectacular racha de once jornadas sin conocer la derrota, el combinado que dirige Miguel Merino se ha instalado en la zona noble de la tabla y no renuncia en absoluto a pelear por el ascenso.

Este éxito supone la punta del iceberg del mucho y buen trabajo que se lleva a cabo en la cantera de Osasuna. La factoría de Tajonar produce a pleno rendimiento, y dos de las personas que mejor conocen sus secretos son Jesús Corera y Manolo los Arcos, sus arquitectos. Ambos tienen claras las recetas para que el producto final se corresponda con la inversión realizada.

El primero, director del fútbol base, se incorporó al proyecto osasunista en 2002 de la mano de Patxi Izco. Procedente del mundo de la enseñanza, está convencido de la necesidad de unir ambos ámbitos para lograr los resultados más óptimos. "Seguimos una metodología muy clara con los chavales y tratamos de ofrecer una formación integral. No se trata sólo de fútbol, sino que estamos pendientes de sus estudios, el tiempo libre, la manera de relacionarse con los compañeros... Cuanto mejor sepan desenvolverse en todos los ámbitos, mejor podrán aplicar también sus conocimientos futbolísticos", sostiene.

En términos similares se expresa el director de la escuela de Tajonar. Con casi un cuarto de siglo de experiencia a sus espaldas, Manolo los Arcos conoce como pocos la fórmula Osasuna. "El secreto está en la continuidad, la formación permanente y, sobre todo, la paciencia; porque este trabajo es una carrera de fondo y no se puede querer conseguir los objetivos de inmediato".

Bajo este paraguas que ha dado cobijo en las últimas décadas a jugadores que permanecen en la memoria de todos y que han alcanzado las más altas cotas del balompié -quizás el caso más significativo en los últimos tiempos es el de Javi Martínez, campeón del mundo con España y fichado por el Athletic a cambio de seis millones de euros con apenas 18 años-, se cobijan en la actualidad aproximadamente 200 chavales que aspiran a tomar el relevo.

Evidentemente, sólo una pequeñísima minoría conseguirá cumplir su sueño de defender la elástica del primer equipo rojillo, pero esa punta de la pirámide se convertirá en referencia para los que se queden por detrás. "Estamos muy encima de todos, conocemos a sus familias y tratamos de que cumplan etapas hasta llegar arriba, pero el fútbol es muy complicado y, aparte de las condiciones de cada uno y emplearse al máximo, existe un factor de suerte que influye mucho", apunta Corera.

Junto a la fortuna, una inevitable peculiaridad que conlleva el trabajo con los jóvenes es la propia condición de estas promesas. "Cada chico es un mundo y lleva su proceso de maduración, reacciona de manera distinta a circunstancias externas, maneja la presión y la exigencia de diferente modo y, por tanto, hay que dejarles crecer a su ritmo. No se puede forzar o perder la paciencia porque lo único que puede conllevar es no conseguir los resultados deseados", recuerda Los Arcos.

Una filosofía que parece consolidada en la entidad que preside Patxi Izco y que, con los jóvenes que integran el rival del Deportivo Alavés como buque insignia, parece tener asegurada la continuidad. "La apuesta de Osasuna por la cantera es clara y fuerte aunque evidentemente eso tiene un coste económico importante. Pero cuando un jugador formado en la casa llega al primer equipo siempre da más que uno que viene de fuera. Trabajo, implicación, amor a los colores... Si además destaca y se puede sacar un beneficio económico por su venta como ha sucedido en bastantes casos, la inversión queda más que compensada. Pero en cualquier caso, aunque este último supuesto no se produzca, contar con gente de la casa te da continuidad y una identidad propia", significa Corera.

Claro que, lógicamente, el fútbol no es ni mucho menos una ciencia exacta y la calidad de las camadas tampoco sigue parámetros estándar. Algo que asumen y están dispuestos a sobrellevar. "La materia prima con la que trabajamos no es siempre la misma y es algo a tener en cuenta pero nuestra misión consiste en sacar el máximo rendimiento dentro de las posibilidades de cada uno y poner a disposición de los técnicos ese material para que puedan elegir lo que consideren oportuno", concluye Los Arcos. En definitiva, sabias recetas de los arquitectos de Tajonar que han permitido a Osasuna convertirse en un modelo a seguir en gestión del fútbol base.