vitoria. El Deportivo Alavés parece dispuesto a concluir este convulso año concentrando en apenas unos días todas las esperanzadoras noticias de las que ha carecido el resto. Si el encuentro con la Diputación Foral de Álava del pasado 16 de diciembre cristalizó en la firma de un nuevo convenio con el que el club albiazul logró saldar la deuda fiscal que arrastraba con Hacienda, ayer la entidad vitoriana consiguió sellar el otro gran acuerdo institucional que aún restaba por finiquitar de forma urgente antes de final de año. Los rostros de satisfacción con los que tanto Alfredo Ruiz de Gauna como su hija Vanessa abandonaron el Ayuntamiento hablaron por sí mismos. La reunión había culminado con éxito para los intereses del equipo alavesista.

La actual cúpula directiva albiazul pisaba el Consistorio alrededor de las 13.30 horas con dos objetivos diáfanos en su portafolios. El primero, que Patxi Lazcoz se comprometiera a pagar de forma inmediata al menos la mitad de los 400.000 euros que el Ejecutivo local adeudaba al club desde que éste se implicara en la remodelación de las instalaciones de Betoño. En principio, la familia Ruiz de Gauna se conformaba con recibir los 200.000 euros prometidos recientemente por el alcalde -otros 200.000 ya fueron abonados al club durante la presidencia de Fernando Ortiz de Zárate como acuerdo extrajudicial para la retirada de la demanda interpuesta en su día por Dmitry Piterman- y seguir negociando en el futuro el pago de la tercera suma similar que restaría -otros 200.000 euros- para el año que viene. Sin embargo, el Ayuntamiento se comprometió ayer a pagar la totalidad de esos 400.000 euros que restaban, la mitad antes de fin de año y la otra mitad en el siguiente ejercicio. De esta forma, la deuda de 600.000 euros que emergió tras la reforma de Betoño quedará definitivamente cerrada.

Aunque en un principio la consejera delegada, Vanessa Ruiz de Gauna, no quiso confirmar el acuerdo total alcanzado en este punto, la concejala de Deportes, Maite Berrocal, -que ayer compartió mesa de reunión con Alfredo Ruiz de Gauna, su hija, el alcalde de Vitoria y el responsable de las cuentas del club, Fernando Domezain- no tuvo ningún problema en hacerlo público.

la cláusula fantasma Acordado ese punto, el gran nexo de desunión que anticipaba una reunión dura y prolongada en el tiempo estaba relacionado con Mendizorroza y el convenio sobre su uso que se desvaneció al descender el equipo a Segunda B. El Ayuntamiento se negaba a aceptar como pagados los 3 millones de euros que el Alavés desembolsó en su día a través de la Liga de Fútbol Profesional cuando colaboró para la reforma del estadio en 1998, año en el que las dos partes sellaron un acuerdo de uso exclusivo de 25 años -hasta 2023- de duración y que tenía la cantidad de 120.000 euros (resultado de dividir los tres millones entre los cinco lustros de vinculación) como suma del canon anual. Aquel convenio recogía expresamente que el club ya había pagado esa cantidad, pero el Ayuntamiento negaba su existencia y solicitaba a la entidad albiazul el pago de la misma. Hasta ayer.

"Ha sido un problema de redacción de convenios. Los borradores que han circulado entre nosotros eran diferentes y hay una cláusula que desapareció", sostuvo Maite Berrocal. Así las cosas, entre palabras de satisfacción por ambas partes y el deseo mutuo de sentarse de nuevo en la misma mesa a la mayor brevedad, Alavés y Ayuntamiento fumaron ayer la pipa de la paz. Y entonces, las arcas del club sonrieron.