Un equipo capaz de competir. En apenas cinco palabras se resume el ideario de un Miguel Ángel Álvarez Tomé forjador de proyectos en Segunda División B caracterizados por su seriedad y su capacidad para superar las adversidades. Para hacer frente a cualquier contingencia negativa. No ha tardado demasiado tiempo el técnico leonés en demostrar sus virtudes como aglutinador de equipos y en un espacio temporal récord ha conseguido conformar un bloque granítico que no baja los brazos cuando la situación, en forma de marcadores adversos, viene mal dada.
Contra el Logroñés, el Deportivo Alavés repitió un guión parecido al que apenas cuatro días antes había protagonizado en Irun. Tanto en el Stadium Gal como en Mendizorroza, el rival se puso por delante en el marcador en una de sus primeras aproximaciones, pero no por ello el conjunto vitoriano cambió su discurso. De nuevo, su poderosa pegada, su capacidad para conseguir goles en las circunstancias más inesperadas, fue su particular as en la manga para llevarse tres nuevos puntos y acumular ya trece en su casillero, lo que le sirve para seguir ejerciendo de sólido líder del Grupo II de la Segunda División B.
Apenas cuatro minutos tardó el cuadro vitoriano en igualar el gol inicial del Logroñés por mediación de un Casares que volvió a demostrar sus virtudes. Un gol a tiempo para no coger el camino de los vestuarios con la cabeza gacha. Un gol de la nada, de una serie de rebotes, como de la nada acabaron llegando los dos tantos decisivos que desequilibraron definitivamente el marcador del Mendizorroza.
Porque, una vez más, no necesitó el Alavés de grandes alharacas para marcar. Un par de acciones aisladas, un par de chispazos en apenas cuatro minutos, dieron con los remates de Jito y, de nuevo, Casares, en las mallas de Rubio. No se vino abajo el equipo de Álvarez Tomé y, de nuevo y por segunda jornada consecutiva, consiguió darle la vuelta a un marcador adverso. Lo hizo, de nuevo, gracias a su excelente pegada, la que le ha permitido marcar seis tantos en dos partidos y la que le sitúa, con diez goles, como el mejor artillero del grupo.