vitoria. En un camino tan largo como el que debe recorrer aquel equipo que quiera celebrar a la conclusión de la temporada el ascenso a la Segunda División, lo sucedido tras la disputa de los dos primeros episodios del campeonato es cierto que debe interpretarse con mucha precaución. Pero no lo es menos que los comienzos acostumbran a marcar una tendencia que raramente varía a lo largo de la competición. Por eso, que el Deportivo Alavés haya conseguido saldar sus dos compromisos iniciales de Liga con un pleno de seis puntos que le ha aupado hasta el liderato provisional del grupo II de la Segunda División B es sin duda una excelente noticia que conviene celebrar convenientemente.
Pero es que esta situación positiva se pone todavía más en valor si se echa un vistazo a los antecedentes cercanos. Porque, en los últimos quince años, El Glorioso únicamente ha sido capaz de firmar un arranque como el actual en dos oportunidades más. Lo que refleja bien a las claras que no se trata de un registro sencillo con el que encontrarse habitualmente. Más bien, todo lo contrario.
Desde la anterior ocasión en la que el Alavés protagonizó una circunstancia idéntica a la actual han transcurrido nada más y nada menos que nueve años. Entonces, el combinado que adiestraba José Manuel Esnal, Mané, militaba en la Liga de las estrellas y apenas unos meses antes -concretamente el 16 de mayo de 2001- había impresionado al planeta futbolístico proclamándose subcampeón de la Copa de la UEFA tras caer, con el maldito gol de oro incluido, 5-4 ante el Liverpool de Gerrard, Owen y compañía.
En el prólogo del campeonato post Dortmund, el plantel albiazul se estrenó en el Heliodoro Rodríguez López de Tenerife con una valiosa victoria a domicilio gracias a los goles de Rubén Navarro y Astudillo. Animado por ese positivo debut, siete días más tarde comparecieron por vez primera ante la afición de Mendizorroza y calcó el resultado. Esta vez, la víctima propiciatoria fue la Real Sociedad y Magno Mocelin y Carlos Llorens, los autores de los tantos que permitieron que los tres puntos en juego se quedaran en el Paseo de Cervantes. Los resultados positivos se prolongaron todavía una semana más aunque en esta oportunidad no pudo ser con otro triunfo y los discípulos de Mané debieron conformarse con un empate sin goles en su desplazamiento a Mallorca. A la cuarta, llegó la primera derrota, como local y frente al Deportivo de La Coruña (2-3).
camino del récord Antes de esta brillante temporada, que concluyó con la segunda clasificación de su historia para una competición europea, y en una categoría inferior, tuvo lugar el otro pleno que el pasado sábado igualó el combinado de Miguel Ángel Álvarez Tomé. Fue concretamente en el ejercicio 1996-97, cuando El Glorioso militaba en Segunda División y Txutxi Aranguren se sentaba en su banquillo. En la jornada inaugural, el Alavés se impuso al Villarreal (2-1) en Mendizorroza con goles de Bastida y Serrano. Siete días más tarde, los mismos protagonistas volvieron a perforar la portería rival -en este caso del filial del Atlético de Madrid- para sumar otros tres puntos (1-2) y mantener el pleno.
Pero no satisfecho con eso, el conjunto vitoriano fue un paso más allá y aprovechó su siguiente comparecencia ante su afición para establecer un récord que todavía continúa vigente. Así, de nuevo Manolo Serrano firmó el único tanto que sirvió para derrotar al Badajoz y rubricar un histórico tres de tres en el inicio del campeonato. El encargado de romper el sueño albiazul fue el Mallorca, que en la cuarta jornada se impuso con claridad (3-1) al plantel de Txutxi Aranguren.
Por lo tanto, el Deportivo Alavés de la presente temporada tiene la oportunidad, aunque milite en una categoría un peldaño inferior, de igualar e incluso superar la marca que supone el tope de mejor comienzo de los últimos quince años. Para ello ya ha dado los dos primeros pasos derrotando al Caudal de Mieres y a Osasuna Promesas. Si es capaz de mantener el mismo rendimiento y efectividad el próximo domingo frente al filial de la Real Sociedad, el objetivo será ya una gozosa realidad.