LOS buenos aficionados al monte guardan entre sus más preciados tesoros el conocimiento de aquellos pequeños manantiales o fuentes que, independientemente de lo mucho que apriete el calor, son capaces de conservar intacto su caudal y ofrecer al paseante un valioso refresco que, además de alegrarle la marcha en la mayoría de las oportunidades, puede llegar incluso a salvarle la vida en caso de necesidad extrema. Su existencia supone un tesoro y reparte vida allá por donde pasa. Pues bien, algo similar puede decirse -trasladando la situación al mundo del fútbol- del próximo rival del Deportivo Alavés.

Y es que la cantera de Osasuna, de la que el filial que dirige Miguel Ángel Merino es evidentemente su buque insignia, se ha convertido en una fuente inagotable de futbolistas que, al menos en el futuro a medio plazo, tampoco tiene visos de secarse.

Así lo corroboran los datos, que revelan que es una de las que más jugadores suministra a la Primera División y que puede presumir de estar situada entre las mejores de Europa. Según un trabajo publicado hace un año por la revista francesa France Football, realizado por las universidades de Neuchatel y Franche-Comté para la publicación francesa, Osasuna ocupa el noveno lugar en el Viejo Continente en el suministro de jugadores a las máximas categorías del fútbol en cada país. Según estos datos, el conjunto rojillo tenía 21 jugadores surgidos de su cantera en Primera y sólo es superado en esta ingente tarea de suministro por entidades históricas del continente. El primer club en Europa con jugadores en otros equipos de Primera era el Real Madrid, con 44 futbolistas, seguido del Metz (29), Mónaco (26), Olympique de Lyon (24), Barcelona (24), Arsenal (23), Juventus (22) y Roma (22). El club navarro estaba empatado a 21 jugadores con el Auxerre, otro equipo galo con una importante tradición en el trabajo con el fútbol base.

En consecuencia, el perfil del combinado con el que se toparán los discípulos de Miguel Ángel Álvarez Tomé es muy fácil de trazar. Un típico filial. Un equipo nodriza en el que formar jugadores que posteriormente den el salto ya curtidos a la primera plantilla. Así es Osasuna B. El Promesas destila juventud por los cuatro costados. La razón de ser de Tajonar, sin duda una de las mejores factorías del fútbol español de las últimas décadas.

Javi Martínez, Azpilicueta o Monreal son algunas de las últimas perlas formadas en la prolífica cantera de Osasuna. Con anterioridad ya salieron de la escuela rojilla otros notables futbolistas como Manuel Almunia, David López, Pablo Orbaiz, Patxi Puñal, Raúl García o López Vallejo, entre otros muchos.

Eso sí, la apuesta por la cantera y la formación de jugadores tiene sus riesgos. Pese a que en nómina ha tenido jugadores de calidad que luego han surtido plantillas de diferentes equipos en las categorías superiores, esa falta de experiencia también les ha jugado malas pasadas a los integrantes del filial osasunista.

Buena prueba de ello es que en tres de las últimas cuatro temporadas, el conjunto de Tajonar ha eludido el descenso sobre la campana. Hace dos cursos, Osasuna B acabó 13º con 48 puntos, sólo seis más que el decimosexto, que jugó la promoción, mientras que en la campaña 2007-08, con sólo 40 puntos en su haber, se fue hasta esa decimosexta plaza y tuvo que mantener la categoría en la promoción. Un año antes, también flirteó con la pérdida de categoría al acabar 15º con los mismos puntos que el primer equipo que descendió a Tercera.

Esta preocupante trayectoria, sin embargo, pareció comenzar a enmendarse el último curso. Cuando el mes de mayo concluyó la competición liguera, la escuadra navarra ocupaba una más que tranquila octava posición, lo que suponía su mejor clasificación de los últimos diez años, igualando a la de la temporada 2000-2001. Por eso, este año afrontan la que es su 27ª temporada en Segunda B con el propósito de continuar por esta senda e, incluso, mejorar el puesto. Claro que no se puede perder de vista que la verdadera meta -y mucho más importante tanto en lo deportivo como en lo económico- es continuar generando futbolistas que puedan defender a corto plazo la elástica rojilla en el primer equipo o ser vendidos reportando unos pingües beneficios a las arcas del Reyno de Navarra.

Ventas y robos El último ejemplo de esta operación habitual en el club que preside Patxi Izco se ha producido este mismo verano. Tratando de conjugar al máximo los intereses deportivos con los económicos, Osasuna decidió desprenderse de una de las perlas que daban lustre a su primer equipo. De esta manera, el lateral izquierdo César Azpilicueta dejó de pertenecer a la disciplina de José Antonio Camacho con apenas 21 años para enrolarse en las filas del Olympique de Marsella francés. A cambio, el conjunto galo tuvo que depositar seis millones de euros -más otros dos condicionados al rendimiento del jugador y la consecución de los objetivos- en las cuentas rojillas.

Sin duda una buena operación en estos tiempos de crisis que ha permitido a la entidad navarra mantener su economía dentro de los parámetros aceptables. Pero no siempre el resultado de las operaciones ha sido tan satisfactorio para sus intereses. Al igual que les sucede a casi todos los que apuestan por la cantera, Osasuna ha tenido que ver en más ocasiones de las que hubiera deseado cómo jugadores a los que ha formado durante años se marchaban gratis o eran robados por el importe de la cláusula de rescisión cuando no deseaba venderlos. Pese a ello, Tajonar continúa siendo su apuesta segura y su fuente inagotable de talento.